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  7/06/2018

7Jun

Es temporada de conferencias de desarrolladores, y en los últimos días me he ocupado de Build, la de Microsoft  y sucesivamente de Google I/O. Un par de amigos usuarios de Apple se declaran decepcionados por los (según ellos magros) frutos de la conferencia de desarrolladores WWDC. No estoy de acuerdo: se han equivocado de expectativas. Aparte de una cosecha de emojis – la chorrada del año – WWDC me ha parecido interesante.

Una conferencia de desarrolladores está pensada para unos señores – y pocas señoras, he ahí un problema – que escriben software, sólo indirectamente envía mensajes a los usuarios. No es, o no debería ser, la mejor ocasión para presentar nuevo hardware, aunque a veces se haga.  Mis amigos argumentan que «la familia Mac necesita un revulsivo; lleva demasiado tiempo sin renovarse». En esto tienen razón… a medias. Desde luego, Mac no tiene unas ventas comparables a las de los PC basados en Windows, pero contribuye con 12.000 millones de dólares anuales a las cuentas de Apple, de modo que la plataforma no será abandonada.

Por primera vez, Apple ha descartado públicamente una eventual fusión entre iOS y macOS, de la que tanto se ha hablado. A cambio, prometió APIs que hagan más fácil traducir al entorno Mac las aplicaciones creadas originalmente para iPhone e iPad. Esa especulación era paralela a otra, que pronosticaba el cambio de procesador: de Intel a la arquitectura ARM. No es tan fácil: dejaría al borde de la orfandad a una base de usuarios cuyas aplicaciones profesionales no son táctiles. El mismo error que cometió Microsoft con Windows 8 y que tan caro pagó.

Pero ¿quién ha dicho que Apple no pueda renovar próximamente su línea Mac y presentarla en un evento específico? Hay quien opina que se avecinan cambios drásticos en el papel de los dispositivos, que no se resuelve con la quimera de un sistema operativo universal.  Y quien prevé una consolidación de la línea Mac,… la próxima pista la dará macOS 10.14, del que se mostraron algunos pantallazos. Su apodo será Mojave, un salto paisajístico tras la larga serie montañosa [la última, High Sierra ha dado algún disgusto].

La gran novedad ha sido iOS 12, que acompañará la próxima generación de dispositivos móviles. Craig Federighi, VP de ingeniería de software, insistió en que Apple hará todo lo posible para que el nuevo sistema operativo soporte los dispositivos antiguos; una aclaración insólita puesto que el 81% de los iPhones e iPads activos usan la última versión del sistema operativo. Tal vez fuera una alusión a Android, cuyo porcentaje es del 6%.

Cada vez más cómodo con los zapatos de Steve Jobs, Tim Cook se reservó el papel estelar que le corresponde por su rango. Presumió, para empezar, de que en el anfiteatro estaban representados 77 países donde Apple cuenta con un total 20 millones de desarrolladores. Recordó que el mes próximo la App Store cumplirá diez años, lapso en el que los creadores de apps han recaudado 100.000 millones de dólares. Dejando los detalles a otros directivos, Cook resumió afirmando que Apple está a la vanguardia de las nuevas experiencias de usuario como la realidad aumentada, interfaces holográficos, visión computerizada, la voz como controlador, etcétera.  

Un público entregado rozó el éxtasis cuando Federighi afirmó que la realidad aumentada «permitirá explorar todo tipo de experiencias, cambiará nuestro modo de divertirnos y de trabajar». En asociación con Disney, Apple ha desarrollado un nuevo formato, USDZ (Universal Scene Description) para almacenar objetos en 3D y animaciones que podrán ser modeladas por los desarrolladores de AR. Llevar este formato al mercado requiere un socio, Adobe Systems, que incorporará USDZ a su Creative Cloud. Es un reto espectacular: sería posible, se dijo, insertar modelos 3D interactivos en un documento o en una página web. En el mismo capítulo, se hizo una demo de ARKit 2, segunda generación de software para desarrollar ´experiencias` de realidad aumentada en dispositivos móviles. Atención: habló de realidad aumentada, no de realidad virtual,  y cosechó regocijo y aplausos.

Volviendo al principio, discrepo en otro punto con mis amigos fanbois. Me importa destacar la política de Apple en materia de privacidad. En el momento más agudo de los problemas recientes de Facebook, Tim Cook tuvo palabras muy duras, que Mark Zuckerberg no le perdonará fácilmente. Se extiende un ambiente generalizado de sospecha, y Apple siente la necesidad de mostrar sus propias credenciales éticas.

En la WWDC, Cook ha querido recoger la inquietud social acerca del riesgo de adicción que pueden crear, sobre todo en las nuevas generaciones, los productos y servicios online. Apple promete incorporar en los suyos una serie de salvaguardas. Desde una función No molestar que puede ser activada por el usuario para evitar el síndrome de always on – que tan útil parecía, ¿recuerdan? – hasta un control parental que permite limitar el tiempo de uso de los menores de edad.

Todos los usuarios tendrán a disposición una herramienta – Screen Time – para medir el uso de cada aplicación, fijar límites y regular el tiempo: por ejemplo, un usuario de iPhone sería avisado de que lleva una hora metido en Facebook. El navegador Safari se refuerza con nuevos mecanismos de privacidad. Claro está que puede hacerlo porque Apple no tiene (¿todavía?) un modelo de negocio que haga necesario recoger datos sobre el comportamiento de los usuarios.

No podía faltar la inteligencia artificial, aunque sin tanto protagonismo como en otros eventos para desarrolladores. Create ML es una aplicación diseñada para machine learning sin ser un experto. O así se describe. Quien esté ansioso por saber cuándo presentará Apple su nuevo hardware, mejor hará en relajarse: sí, es fundamentalmente una compañía de hardware pero su prioridad es  seguir reforzando el negocio de servicios.


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