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  7/10/2021

La ciberseguridad, un sector hiperventilado

Parece que al fin ha llegado la pronosticada consolidación del sector de la ciberseguridad. Proteico y superpoblado como es, goza de un crecimiento inusitado, tanto en facturación como en número de competidores. Doble condición que explicaría por qué el movimiento no ha empezado por la fusión de empresas jóvenes sino con la partición de actores clásicos que han optado por separar sus actividades de empresa de las de consumo. Uno de ellos, McAfee, ha dado el paso de fusionar su rama Enterprise con FireEye, bajo el impulso del fondo de inversión STG, cuya estrategia persigue una adquisición de activos para luego combinarlos bajo una sola marca, a favor de la corriente, antes de sacarlos a bolsa.

La secuencia ha sido la siguiente. En marzo, STG (Symphony Technology Group) declaró su intención de adquirir McAfee Enterprise, previamente escindida de su matriz histórica bien conocida, al precio de 4.000 millones de dólares, operación que culminó a finales de julio. Entretanto, en junio, el mismo fondo reveló un acuerdo para adquirir una parte de FireEye por 1.200 millones.

Una diferencia importante entre estas dos transacciones concierne a las marcas. STG no tenía interés en la de McAfee, mientras que el presidente de FireEye, Kevin Mandia, deseaba ceder la suya para cambiarla por Mandiant Inc, variante de su apellido. Por tanto, la empresa resultante será conocida como FireEye.

¿Por qué los fondos de inversión no compran empresas de antivirus y en cambio se abalanzan sobre las de ciberseguridad empresarial? Porque en estas hay una mina esperando ser excavada, entre otras razones por el auge del ransomware y la pretenciosa consigna de moda, Zero Trust.

STG habrá invertido más de 5.000 millones para alumbrar un grupo que nace con más de 40.000 clientes, 5.000 empleados y casi 2.000 millones de dólares de ingresos, según su presidente Bill Chisholm. “La nueva compañía contará con una cartera cuyos productos se ocupan de la protección desde el punto de acceso (endpoint) y la infraestructura hasta las aplicaciones y la nube”, afirma el comunicado del fondo californiano. Un más que probable desenlace sería, una vez culminada su integración, sacar a bolsa la combinación quizás añadiendo otros activos en poder de STG. No es seguro que la nueva FireEye sea congruente con RSA, por la que Chisholm pagó a Dell 2.100 millones hace un año.

Hay un precedente que confirma la tendencia. En 2019, Broadcom pagó un alto precio, 10.700 millones de dólares, por la rama Enterprise y la marca de la histórica Symantec, que pasó a llamarse Norton LifeLock para vender sus soluciones de consumo. Es evidente el apetito financiero por invertir en acciones cotizadas de compañías de seguridad, puesto por el rápido ascenso de CrowdStrike, firma cuya cotización ha ganado un 64% desde su OPV de octubre de 2020.  Otro ejemplo es Zscaler, cuyas acciones han multiplicado once veces su precio desde 2018.

Antes del pistoletazo de salida, ha sido nombrado CEO de FireEye un tal Bryan Palma, de quien se recuerda su paso por Cisco y BlackBerry. La primera tarea será resolver la redundancia de productos y tecnologías entre los dos componentes. En particular, existe una evidente contradicción entre la oferta Cloudvisory (FireEye) y la plataforma Helix (McAfee Enterprise).

En el ajuar de FireEye destaca su plataforma XDR (detección y respuesta) que se solapa con la oferta MVision, de McAfee. Palma, a tenor de sus declaraciones, parece preferir la primera.

No será la única resaca de la boda. En su estado actual, los dos contrayentes suman más de 5.000 empleados, varias veces más que otras empresas de moda en el sector que han salido a bolsa con ímpetu. No sólo CrowdStrike luce múltiplos superiores, también Sentinel One (155x), Zscale (54x) y Okta (44x). Vale la pena consignarlo porque la valoración que les asigna Wall Street conspira contra una consolidación ordenada.

En cuanto al negocio, la parte de FireEye a la que Mandian renuncia lleva varios años sufriendo el legado de su tecnología on-premise. Sus ingresos cayeron a 541 millones de dólares (-3%) en 2020, año que para otros ha sido glorioso. No le fue mejor a McAfee Enterprise, cuyos ingresos cayeron el 1,2% hasta 1.350 millones de dólares, generando pérdidas de 180 millones. Las cosas no han mejorado en los meses transcurridos del corriente año.

En realidad, las dos compañías que se fusionan en 2021 arrastran años de historias. McAfee, fundada por el turbio John McAfee (encontrado muerto en Barcelona en junio a punto de ser extraditado a Estados Unidos) fue adquirida en 2011 por Intel, que la revendería años después con una fuerte minusvalía. La otra, FireEye, creció lentamente desde 2013 y 2013, año en que encontró un CEO apropiado para lanzarla al estrellato, Dave DeWalt. Su salida a bolsa en 2014 fue precedida por la adquisición de la compañía de Mandian, bien relacionado con las agencias de inteligencia estadounidenses. Una vez cumplida la tarea para la que había sido fichado, De Walt dejó su puesto a Kevin Mandia, fundador de la compañía que acababa de adquirir. Por esto se asegura que Mandia ha sido el muñidor de las últimas maniobras.

Pueden parecer batallitas del pasado, pero ambas trayectorias han tenido como factor común la búsqueda de una fórmula financiera idónea para escindirse como condición para reagrupar las piezas capaces de saciar  hambre de oportunidades de los inversores.


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