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  5/05/2020

Se desploman las ventas de chips (otra vez)

Durante el primer trimestre y dos semanas del segundo, la industria ha despachado todas sus existencias de semiconductores y componentes necesarios para la fabricación de ordenadores y servidores. La causa ha sido, obviamente, el súbito crecimiento de la demanda provocado por el confinamiento masivo en los principales mercados. Empresas y particulares, operadores de telecomunicaciones y servicios de almacenamiento en la nube han vaciado los inventarios con la finalidad de facilitar el trabajo desde casa y/o reforzar sus infraestructuras. Sin embargo, contra esa apariencia, ha sido un pésimo comienzo para un año que se esperaba sería de recuperación tras el desastroso 2019.

El mercado mundial de semiconductores se contrajo el año pasado el 12%, uno de los peores registros de su historia. En gran parte se debió al desplome del precio de las memorias, que suponen una cuarta parte de la facturación total. En enero, la consultora IC Insights daba a publicidad una estimación optimista, con aumento de casi el 8%, pero no tardaría en retocarlo a la baja, un 3% que se convertiría en una caída del 4%. Todo esto en el plazo de un mes revela que se había infravalorado el alcance de la pandemia. Ahora mismo, el pronóstico apunta un descenso más intenso en la segunda mitad del año, por las secuelas económicas de lo que empezó siendo una crisis sanitaria y ya es una profunda recesión.

Los resultados del primer trimestre y las previsiones para el resto del año expuestas por los principales fabricantes – Intel. Samsung. TSMC, UMC y Hi-Silicon (filial de Huawei) – auguran un segundo semestre crítico para el mercado global de circuitos integrados. Unos saldrán mejor  parados que otros, lógicamente, por lo que podrán capear el temporal, pero observado en su conjunto el sector sufrirá los rigores de la recesión.

Nadie se ha atrevido aún a hacer un análisis pormenorizado del paisaje una vez se haya atenuado el confinamiento, pero la escasez de liquidez y el endeudamiento privado y público van a repercutir, cada uno a su escala, en el gasto en semiconductores. Las ventas de smartphones y coches, dos de los grandes sectores que alimentan la demanda, caerán con toda seguridad, después de estos meses en blanco. Y, una vez pasadas las compras urgentes del primer trimestre, tampoco se puede apostar por una remontada en la venta de ordenadores.

No es que se trate de una industria habituada a la estabilidad. Todo lo contrario: ha sufrido vaivenes anuales, pero siempre dentro de una línea que tiende a un crecimiento agregado del 5% anual. Esto le ha permitido pasar de 150.000 millones de dólares en 1999 a 476.000 millones en 2018, para caer el año pasado a 420.000 millones (el 12% mencionado más arriba). Nada comparable, sin embargo, con la debacle de 2001, cuando pasó de 200.000 a 140.000 millones.

Desde 2015, el sector se ha sentido confortado por crecimientos anuales cercanos a los dos dígitos, sobre todo en 2017 y 2018. De ahí que la caída tan brusca de 2019 cogiera a todos a contrapié, especialmente a los especialistas en memorias, segmento que declinó un 26,4% debido a los excedentes acumulados y a la debilidad de la demanda, que hundieron los precios. El gráfico siguiente, con datos de la consultora Omdia (antes Informa Tech) refleja la evolución de los últimos diez años.

Las esperanzas de normalización en 2020 tenían algún fundamento. La organización WSTS, que recopila las estadísticas de los fabricantes de chips, había previsto un crecimiento del 5,9% en su reunión plenaria de mediados de noviembre: el mercado acabaría el año con 408.988 millones de dólares de facturación total, estimación que ha estado alineada con las cifras posteriores de IC Insights y de Gartner.

La primera, una de las consultoras más acreditadas en el seguimiento de este sector, fue incluso más optimista: en su informe de enero proyectó un crecimiento del 8% en 2020, pero en marzo actualizó sus datos y lo redujo al 3%, lo que significaba facturar 14.200 millones menos. Al mes siguiente volvió a rectificar, a la vista de la magnitud de la pandemia y del bloqueo de los mercados: del 3% positivo pasó bruscamente al 4% negativo. Gartner se muestra más optimista; en su nota informativa del 15 de abril ha evaluado la caída de este año en el 0,9%, lo que sería una magnífica noticia tras el descenso del 12% un año antes: 419.000 millones es su última estimación.

La brutal caída de las ventas mundiales en 2019, no estará de más  recordarlo, afectó de manera dispar a las compañías. Las más perjudicadas han sido nuevamente las que venden memorias. Samsung, que en 2018 ascendió al trono como primer fabricante mundial de semiconductores – desplazando excepcionalmente a Intel de su plaza – vio caer su facturación al año siguiente un 29.2%, debido justamente a las memorias. Por esta misma razón retrocedieron la coreana SK Hynix y la estadounidense Micron, un 38,5% y un 31,9% respectivamente.

De hecho, todas las compañías de semiconductores acabaron el año en rojo, con la notable excepción de Intel (+1,3%) que recuperó su posición de cabeza del ranking. La escasa participación de Intel en el mercado de memorias propició que sus ingresos se estabilizaran, pese a los problemas de fabricación que aún no  ha resuelto.

La lista de Gartner evalúa las ventas de chips por las marcas y no por sus fabricantes. Un criterio que sitúa a Broadcom en quinto lugar y en el sexto a Qualcomm, con caídas respectivas del 5,8% y del 11.5%, cuando en la práctica no fabrican sus chips sino que los hacen fabricar por contratistas especializados. Qualcomm adquiere casi todos sus productos a TSMC y Broadcom se suministra con esta compañía taiwanesa pero también con otras que no aparecen en este ranking ni venden nada bajo marca propia.

Un caso singular es Kioxia, cuya factoría comparten Western Digital y un consorcio liderado por Toshiba. Es uno de los principales fabricantes de memorias flash, pero se venden con las marcas Toshiba, Western Digital y SanDisk, por lo que tampoco Kioxia aparece en la tabla de Gartner. Sin embargo, Apple – que encarga sus procesadores a TSMC – ocupa el décimo puesto, con un crecimiento del 12,1% según Gartner. En la versión de Omdia, el mercado mundial cayó el 11,7%, frente al 12,0% de Gartner, tres décimas que no cambian nada importante.

En los últimos días, varias compañías han hecho públicos los resultados del trimestre, con fuertes alzas en la mayoría de los casos, pero con un fuerte pesimismo sobre lo que les espera pasado junio. Es muy curiosa la situación de Intel, que logró crecer el 23% en el primer trimestre (19.800 millones de dólares), por encima de las expectativas de los analistas. Pero, como ya había advertido, no ofreció previsiones del segundo semestre: sólo estimó que entre abril y junio su facturación bajará hasta 18.500 millones de dólares. Aunque, como es natural, toda previsión es imprevisible, si se acepta el juego de palabras.

[informe de Lluís Alonso]


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