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  16/05/2016

16May

El evento que esta semana dejará un reguero de noticias será la clásica conferencia Google IO, que será la primera desde la conformación del holding Alphabet y, también por primera vez, no se celebrará en San Francisco sino en un anfiteatro de Mountain View, muy cerca del campus de la compañía. Son detalles que podrían tener su importancia, pero de momento la atención está puesta en elucubrar acerca de qué novedades habrá este año. Mario Kotler me ha ayudado in situ a separar el trigo de la paja en los rumores que proliferan acerca del futuro de Android.

En la conferencia de 2014, se presentó Android L, y un año después Android M. Pero, en 2016 se adelantó a marzo el anuncio de Android N en forma de un kit para desarrolladores. Sin embargo, esta última versión del sistema operativo dará un relieve especial al evento a partir del miércoles. Android N será, probablemente, la plataforma «para todo» en la que Google lleva tiempo trabajando, y que debería permitirle invadir el campo de las tradicionales de Microsoft y Apple. Desde hace tiempo se habla de «convergencia entre Android y Chrome» o incluso de «fusión entre Android y Chrome». dos formas de formular una tendencia.

El concepto original de Chrome OS fue pensado para acoger aplicaciones web, pero desde entonces las aplicaciones móviles se han comido el pastel: pueden hacer lo mismo que aquellas, con idéntica (o superior) facilidad para conectar con entornos cloud, y la ventaja de que funcionan ´en modo nativo` en un dispositivo móvil. Para decirlo en el lenguaje de la industria: aportan una mejor experiencia de usuario, comparadas con las aplicaciones web que corren en Chrome OS.

Lo que no se sabe todavía es cómo implementará Google la capacidad multiventana de Android N en las distintas categorías de dispositivos. En el caso de Apple, IoS 9 permite partir la pantalla del iPad, una decisión que – de momento – ha defraudado a muchos usuarios del iPhone. Obviamente, su eficacia está limitada por el tamaño de pantalla, además de requerir un procesador de la última generación, en principio un Snapdragon 820, si bien quedaría la opción de conectar el smartphone a un monitor para que cumpla, de hecho, las mismas funciones que Chrome OS en un desktop. Si se cumplen esas condiciones, la estrategia de Google sería similar a la de Microsoft con Windows 10 Continuum, con la diferencia de que Android es (casi) gratuito para los fabricantes. mientras la licencia del sistema operativo de Microsoft no está subvencionada por el negocio publicitario que mueve Google.

Apple podría, eventualmente, seguir la misma ruta, pero de momento está atada por el dogma anticonvergente, que impide acercar IoS a OSX. Aunque hay quien cree que podría relajarlo parcialmente en su conferencia convocada para el mes que viene. Porque esta sucesión de eventos son, en el fondo, trampas para cazar desarrolladores, y la onda actual es que quien tenga el entorno más versátil, entendiendo por tal que facilita crear aplicaciones para varias plataformas sin exclusividad ni inversión adicional.

Sería aventurado suponer que Android N va a resolver el clásico problema de la fragmentación que ha afectado a las sucesivas variantes del sistema operativo. Los fabricantes – y, por consiguiente los usuarios – siguen su propio ritmo de adopción de cada versión. Android M – o 6.0, también llamado Marshmellow – sólo está funcionando en el 7,5% del ´ecosistema`, mientras que el 35,6% del parque está equipado con L (de Lollipop) lanzado en 2014, y así sucesivamente: hay todavía un 2,2% de móviles Android con la versión Gingerbread de 2010.

Mover Android al desktop requiere que Google incita a los desarrolladores a crear aplicaciones pensadas para ese entorno (incluyendo teclado y ratón), como espejo de las que existen para otros sistemas operativos. La Google Play Store está pidiendo a gritos una invasión de sus rivales. No de IoS, muy controlado por Apple, pero se puede intentar con Windows, OSX y Linux. Este puede ser un buen argumento para los desarrolladores que ya están llegando a Mountain View.

Cada vez es más evidente que Google ha decidido extender su familia de hardware. Hace un par de semanas se anunció el fichaje de Rick Osteloh, que fuera presidente de Motorola Mobility mientras esta fue propiedad de Google y siguió en el puesto después de la venta a Lenovo. El cargo de Osterloh lo convierte en responsable de una nueva división de hardware sobre la que todavía se sabe poco. Lo que sí se sabe es que Google busca un partner industrial para desarrollar sus propios procesadores con la arquitectura ARM, un papel que en principio podría recaer en Qualcomm.

En la conferencia de esta semana habrá novedades sobre el proyecto Tango, al que por ahora sólo se ha sumado un fabricante, Lenovo. Se dice que aparecerá un asistente virtual empaquetado para competir con el Echo, lanzado por Amazon: combinará wifi, un altavoz, un micrófono y el software para configurar un appliance para búsquedas basadas en la voz.

La realidad virtual estará en el menú de Google IO. Contrariada por el progreso de Facebook y por el hecho de que Samsung llegara a un acuerdo para comercializar Oculis Rift, Google necesita replicar con algo más elaborado que su primer producto de VR, Cardboard. Hace varios meses, The Wall Street Journal informaba que Google preparaba una «nueva app de mensajería» que, presumiblemente, desalojará a su actual Hangouts. También aquí acecha la sombra de Facebook y el despertar de Microsoft, que trabaja sobre un concepto similar sobre Skype. Y estas es sólo una primera lista de las novedades que se esperan.


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