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  19/04/2017

19Abr

El futuro de Toshiba se presenta oscuro, casi negro. Sólo un excelente  guionista de cine de catástrofes hubiera podido imaginar una cadena tal de errores y  desastres. Sin remontarse al escándalo de manipulación contable, se argumenta que el  hundimiento tiene origen en la crisis de su filial Westinghouse [o, por qué no, con la decisión de comprarla en 2005], incapaz de honrar los contratos de construcción de dos centrales nucleares. Si la corporación tuviera que asumir una provisión que cubra la totalidad de las pérdidas y las deudas de Westinghouse, triplicaría el valor consolidado de los activos.

La supervivencia del conglomerado es incierta. En una declaración formal, Toshiba  expresa «dudas sustanciales» acerca de su capacidad de seguir operando. La mayor urgencia es evitar su expulsión de la bolsa de Tokio tras haber tenido que presentar sus cuentas del tercer trimestre fiscal sin la firma preceptiva del auditor. La rama nipona de PwC ha declarado su «incapacidad para formarse una opinión sobre la corrección del estado financiero de la compañía».

Entretanto, siguen las frenéticas negociaciones para la venta – se suponía que parcial, ahora se dice que total – de su negocio de memorias, con la que sacrificaría su primera fuente de beneficio operativo a cambio de salvar el resto de actividades [menos Westinghouse, bajo la protección de la ley de quiebras estadounidense].

Como es lógico, hay más confusión que información. Se ha comentado la existencia de diez interesados, pero sólo cuatro han sido identificados: Western Digital, SK Hynix, Foxconn y Broadcom en consorcio con el fondo Silver Lake. En principio, ningún candidato japonés, lo que sólo inquieta al gobierno: los accionistas quieren vender cuanto antes al mejor postor. En la trastienda, los bancos quieren que Toshiba reciba suficiente dinero para pagar sus deudas, y evitar una quiebra que impediría liquidar sus activos a su mejor valor.

Extraoficialmente, la oferta más alta habría sido la de Foxconn [con el respaldo implícito o explícito de Apple, que quisiera evitar el riesgo de depender de Samsung también para las memorias]. Foxconn – taiwanesa, pero con fuertes vínculos en China – se apoderó el año pasado de Sharp, por lo que el gobierno de Shinzo Abe sufriría otra derrota, impotente para impedir que tecnologías clave escapen de la economía japonesa para caer en manos chinas.

Western Digital, associada a Toshiba en la fabricación de memorias NAND, habría presentado una oferta inferior, pero hará todo lo que esté a su alcance para evitar que un competidor se adjudique la parte de la fábrica que no controla. Si se diera el caso, su posición en 3D NAND sería débil y perdería la posibilidad de hacer frente a Samsung y Micron. Estos días, WD ha hecho saber que impugnará por violación de su contrato con Toshiba la venta de esta a cualquiera que no sea ella misma.

Puede que nadie esté más desesperado que la coreana SK Hynix: sabe que no ha llegado a tiempo para desarrollar la tecnología 3D NAND, y comprar los activos de Toshiba le permitiría ser competitiva de la noche a la mañana. Pero, ay, su oferta económica habría sido la más baja de las cuatro conocidas, por lo que tiene pocas posibilidades. Broadcom, por su parte, no compite en el floreciente mercado NAND [tampoco Foxconn, pero su ambición no tiene límites]. Así las cosas, tendré que volver pronto sobre el asunto: en cuanto haya noticias.


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