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  25/07/2013

25Jul

La oferta presentada por Telefónica, y en principio aceptada por KPN, para adquirir ePlus, filial alemana del operador holandés, presenta ángulos muy diversos para el análisis, necesariamente provisional. En primer lugar, la transacción por un total de 8.100 millones de euros, es compatible con las desinversiones del grupo español – entre ellas la salida a bolsa de su filial alemana – gracias a una delicada ingeniería financiera minimiza el coste para el comprador y maximiza la renta para el comprador, que controlará el 17% de Telefonica Deutschland – que opera con la marca O2 – y con el ingreso en efectivo podrá reanudar el pago de dividendos a sus accionistas. Este ´pequeño detalle` ha sido esencial para obtener la anuencia pasiva de Carlos Slim, dueño del 28% de KPN. ¿Todos contentos?

Para Telefónica, esta es la ocasión de convertirse en primer operador de telefonía móvil en Alemania por número de clientes (38% del total) y el tercero por ingresos. Corrige así parcialmente la tendencia a depender en exceso de América Latina, sobre todo de Brasil, un mercado que ya no crecerá como solía, y a la vez se afianza en la plaza más importante de Europa. Alemania representaría el 17% de los ingresos totales del grupo.

Circulan distintos cálculos sobre las sinergias posibles fruto de la transacción. Incluyen la menor inversión que la empresa fusionada tendrá que hacer para dotarse de una infraestructura LTE acorde con su tamaño, ahorrándose miles de estaciones base. Para ePlus en solitario hubiera sido demasiado onerosa, pero en el nuevo contexto la subasta de espectro para la cuarta generación, en 2014, va a tener un pretendiente menos. A los reguladores, el trabajo se les complica: Alemania ya es el escenario de la oferta de compra de Kabel Deutschland por Vodafone, con lo que ya son dos los casos que empujan hacia una consolidación de las telecos.

A priori, fusionar el tercer y el cuarto operador no parece un riesgo para la competencia, pero como toda operación intracomunitaria tiene que ser aprobada por Bruselas. En el caso austríaco – similar y de mucho menor envergadura – la CE sólo dio su consentimiento in extremis a cambio de concesiones que a punto estuvieron de hacer naufragar el acuerdo. En las periódicas fricciones entre los comisarios Almunia y Kroes, el expediente ePlus podría ser motivo de otro desencuentro.


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