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  29/04/2016

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Juguemos a suponer que el desguace y venta de activos de Yahoo acabe tal cual dicen los pronósticos, con Verizon como adjudicatario. Es la salida más probable, con la consecuencia inmediata de dilución de la marca viva más antigua de Internet mediante su fusión con AOL con la finalidad de crear un tercer polo de publicidad online, presuntamente alternativo a Google y Facebook. Antes de llegar a este punto, les propongo otra suposición: que el precio de venta sea – es el mínimo, según los pronósticos – de unos 4.000 millones de dólares. Una nadería, si la comparamos con los 44.000 millones que estuvo a punto de pagar Microsoft en 2008, antes de ser rechazada por un consejo que consideró baja la oferta.

Muchas cosas han pasado desde entonces. La capitalización bursátil actual de Yahoo, 35.000 millones de dólares, es un reflejo del valor de sus participaciones en Alibaba y en Yahoo Japan, que no están entre los activos en venta, al menos en este momento. Sus operaciones genuinas, a decir de muchos analistas, prácticamente no valen nada. De modo que una vez cerrada la venta (a Verizon o a otro candidato) Yahoo seguiría existiendo como empresa tenedora de esas participaciones, que sólo podría enajenar con un elevado coste fiscal.

Hace unos días, los resultados trimestrales han dado la exacta medida de la decadencia de Yahoo. Ingresos: 1.087 millones de dólares [-11,6%]; pérdidas operativas: 167 millones; pérdidas netas 99 millones [21 millones de beneficio a la misma altura de 2015]. Hay que añadir un matiz: la cuarta parte de los ingresos corresponden al canon recibido de Yahoo Japón, cuya propiedad comparte con el grupo Softbank. Claro está que no son cifras presentables para una empresa con 10.000 empleados y una asombrosa carencia de estrategia.

Sería injusto culpar de ello a la actual CEO, Marissa Mayer, porque el desastre comenzó hace por lo menos una década. De lo que sí es personalmente responsable es de haber imaginado soluciones fantásticas, como pagar 1.000 millones (en metálico) por Tumblr, un invento que genera 13 millones de ingresos anuales.

Aun así, dos de cada tres usuarios de Yahoo acceden a sus servicios desde dispositivos móviles. Ahí está la clave del interés de Verizon, primer operador de Estados Unidos y que, como casi cualquier otra teleco del mundo mundial, anda buscando nuevas fuentes de negocio. Con esa intención, en mayo de 2015 compró AOL, la carcasa residual de la operación más disparatada en la alocada historia de Internet, la fusión con Time Warner por valor de 164.000 millones de dólares. .

Tim Armstrong, antiguo directivo de Google y a la sazón CEO de AOL, después se segregarla de Time Warner, concibió la venta a Verizon con base en un planteamiento muy sencillo: si el operador tiene 113 millones de clientes de telefonía móvil, una masa de eventuales consumidores de publicidad, ¿por qué no montar una plataforma propia en vez de dejar que sean Google o Facebook quienes exploten el yacimiento? Una vez que se entra en esa lógica, muy coherente con el discurso de la llamada ´economía de la atención`, el siguiente paso es, casi necesariamente, abrir la boca para otro bocado. Que unas veces es sabroso y otras puede ser indigesto.

Los analistas del sector calculan que el mercado de publicidad digital en Estados Unidos suma unos 69.000 millones de dólares. Google controlaría el 39% de ese caudal y Facebokk aproximadamente el 15%, pero AOL sólo mueve el 1,8% de ese caudal. Lo que significa que la suma de AOL y Yahoo puede representar – sin contar con fugas por el camino – un 5,2% del mercado total.

No todo es cuestión de tamaño. Los dos grupos publicitarios más grandes, WPP y Publicis suelen cuestionar con severidad el duopolio de facto Google-Facebook, por lo que verían con buenos ojos la aparición de una tercera fuerza. Pero, al mismo tiempo, corren todo lo rápido que pueden para construir sus propias plataformas.

Todo lo escrito más arriba parte de suponer que la oferta de Verizon será aprobada por el consejo de Yahoo. No se puede descartar la aparición de otros postores que han pedido ver las cuentas bajo compromiso de confidencialidad. Se trataría de un par de fondos de inversión, cuyo primer paso sería recortar drásticamente la plantilla y revisar el modelo de negocio. Si la taba cayera de su lado, Microsoft se ha ofrecido a participar en alguna forma de consorcio, con el aparente fin de salvaguardar los acuerdos firmados en 2009 [aunque desde entonces Yahoo ha reanudado sus vínculos con Google]. Tampoco se excluye que en el último momento salte a la arena Softbank, que tendría dos bazas por jugar: las dos empresas son socias en Japón y, por otra parte, el grupo nipón es propietario de otro operador estadounidense, Sprint, que podría tener el mismo o parecido motivo que Verizon para querer quedarse con el menguado botín. Lo único que está claro es que Yahoo, tal como es, está condenada. Buen fin de semana.

Norberto


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