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  29/05/2014

29May

La informática francesa pasa por una fiebre de fusiones. Ansiosa por ocupar un asiento de primera clase en el mercado europeo de cloud computing y big data, la compañía de servicios francesa Atos ha presentado una oferta de compra por su compatriota Bull, a la que asigna un valor de 620 millones de euros. Esta es su segunda iniciativa de los últimos tiempos: Steria, otra SSII [así llaman en Francia a las compañías de servicios TI] ha rechazado una oferta de Atos, prefiriendo fusionarse con Sopra, una boda «más equilibrada».

El muñidor de estos movimientos es Thierry Breton, CEO de Atos y consumado especialista en reflotar empresas problemáticas: ocupó el mismo cargo en Bull de 1994 a 1997, y presidió sucesivamente Thomson y France Télécom antes de convertirse en ministro de Finanzas bajo la presidencia de Jacques Chirac. A su regreso a la esfera privada, fue escogido para presidir Atos, financieramente sana pero con urgencia de reducir el peso que en su negocio tiene el outsourcing. La combinación con Bull escalaría la facturación conjunta hasta casi 10.000 millones de euros, y potencialmente abriría las puertas de tres áreas en rápido ascenso: cloud, big data y seguridad. Según Breton, el objetivo es llegar a ser el primer proveedor europeo en estos segmentos.

La oferta tiene buenas posibilidades de ser aceptada. Atos se ha asegurado el apoyo del 24% en manos de inversores vinculados al actual CEO de Bull, Philippe Vannier, y confía en el consentimiento de Orange (8%) y de una sociedad instrumental del gobierno francés (5%). Con estos porcentajes, tendría fácil convencer al resto de los accionistas, a los que ofrece pagar nueve veces el ebitda de 2013.

La idea de Breton no se limita a transformar Atos, sino que busca restaurar la potencia que en otros tiempos tuvo Francia en un mercado que entretanto ha dado varias vueltas sobre sí mismo. «Tener masa crítica es esencial para nuestra vocación de liderazgo en un mercado abocado a fuerte crecimiento», presumió en declaraciones que publica el diario económico Les Echos. Sebastian Lamour, analista de IDC en Francia, lo explica más llanamente: «todos aquellos que pesan en el mercado de cloud, como IBM, Amazon y Google, cuentan con infraestructuras propias en Europa, activos esenciales para diferenciarse en un mercado para el que no están adaptadas las capacidades convencionales de Atos».

Más allá de las frases de intenciones, la experiencia de Bull en los sistemas de alta performance puede ser importante para competir en Big Data y así evitar la fuga de clientes en la banca y el retail (un gran cliente de Atos es Carrefour]. La compañía fusionada crearía una división especializada, dirigida por Vannier, que también se ocuparía del negocio de seguridad.

En principio, la marca Bull seguiría viva, y se promete que no habrá despidos entre los 18.000 empleados que las dos partes suman en Francia. Se estima en unos 80 millones de euros las sinergias de costes, sobre todo fuera del país. Tras completar la digestión de la rama informática de Siemens, adquirida en 2010, Breton cree ha llegado el momento de iniciar otra fase de crecimiento.

Para quienes, como yo mismo, hemos conocido Bull treinta años atrás, esta operación activa la memoria. La original Compagnie des Machines Bull fue el primer competidor de IBM en Europa, pero periódicamente hubo de ser rescatada con la entrada de socios industriales (General Electric y Honeywell en distintas fases) y del estado francés. El presidente de Gaulle quiso apoyarse en ella para lanzar el Plan Calcul, respuesta a la hegemonía de EEUU, y tardíamente intentó una alianza europea fallida con Siemens y Philips. Nacionalizada en 1982 por Mitterrand al borde de la quiebra, volvió a ser privatizada en 1994, con Thierry Breton en la presidencia. Curiosa voltereta del destino.


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