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  2/11/2015

2Nov

¿Qué pensará estos días Leo Apotheker, desde su confortable oficio de consultor de fondos de inversión? Aquella idea suya de 2011, «explorar» la desagregación del negocio de PC, tan torpemente expuesta que hundió su reputación, ha acabado llevándola a la práctica – con enorme habilidad estratégica – su sucesora, Meg Whitman. Puede que esta no pensara muy diferente que Apotheker (ya era consejera y no se opuso) pero lo cierto es que, desde que asumió el puesto de CEO defendió contundentemente los argumentos acerca de las ventajas de la integridad de la compañía.

Por experiencia sabía la señora Whitman que su primera tarea debería ser mantener contentos a los accionistas, y eso fue lo que hizo durante cuatro años: a pesar de la flojera de los resultados, sedujo a Wall Street con frecuentes autocompras de acciones y sucesivos recortes de plantilla. Así fue hasta octubre del año pasado, cuando cambió de discurso y planteó la segregación de HP en dos empresas de aproximadamente el mismo tamaño. El cambio de discurso invirtió ¿temporalmente? la tendencia de la cotización: hasta el viernes pasado, la acción de HP había caído un 17% desde el anuncio, mientras el índice S&P subía un 4%.

Hoy, lunes 2 de noviembre, Meg Whitman hará sonar la campana del New York Stock Exchange para anunciar el nacimiento bursátil de Hewlett-Packard Enterprise (HPE). Legalmente, es la parte escindida de la vieja compañía. A pesar de varias oleadas de despidos, HPE se quedará con el 80% de la plantilla y con una amalgama de oferta que va desde los servidores, equipos de almacenamiento y de red hasta el software y los servicios. La facturación será, presuntamente, de unos 53.000 millones de dólares [el cierre del ejercicio 2015 no se conocerá hasta el día 22].

La continuidad histórica la recoge la otra mitad, HP Inc: se queda con la sigla HPQ con la que cotizará en Wall Street, será titular de la marca histórica y su plantilla será mucho menos numerosa. Hay algunas curiosidades en este reparto patrimonial.

HPE permanecerá en el cuartel general de Hannover Street (Palo Alto), mientras la sede de HP Inc. ocupará el histórico edificio de Page Mill Road donde se preservan las oficinas de los fundadores, que a partir de ahora tendrán acceso separado. En cuanto al célebre garaje de Addison Avenue será propiedad compartida. Más prosaicamente, los empleados de ambas compañías tendrán derecho a usar las instalaciones comunes de fitness, según me informa Mario Kotler.

Dion Weisler, ejecutivo australiano que antes trabajó en Lenovo, será el CEO de HP Inc. Las previsiones que Weisler ha transmitido a los analistas contemplan que al cierre del primer año fiscal los ingresos de HPQ habrán descendido un 2%, pero la capacidad de generación de free cash flow mejorará con la escisión, hasta una ratio de entre el 20 y el 24%. La táctica de Whitman de sedar a los inversores comprando acciones y pagando dividendos – una práctica corriente en la industria para sostener la cotización en tiempos de incertidumbre – se mantendrá en las dos compañías, pero HP Inc. ha sido más explícita en sus promesas. Cathie Lesjak, que como CFO ha acompañado a tres CEOs de HP en ocho años, desempeñará el mismo puesto en HP Inc. Según ha dicho, el plan es transferir e 75% del free cash flow a los accionistas.

Weisler tiene por delante la tarea de demostrar que es posible mantener una posición de liderazgo en el mercados de PC – con las limitaciones bien conocidas – y de impresión. En este segundo capítulo, pondrá el énfasis en las impresoras comerciales y en la nueva tecnología de 3D, que será su gran lanzamiento de 2016.

Desde ayer, pues, la separación se ha consumado. Aunque los asuntos bursátiles no están entre mis pasiones, forma parte de mi trabajo leer a estudiosos de Wall Street que, tras un prolijo análisis de estadísticas, dictaminan que la separación será beneficiosa para los accionistas, tanto si se quedan con valores de una u otra compañía, o de las dos.

Maynard Ulm, analista de Wells Fargo, opina que la separación llega en buen momento, con la compañía matriz infravalorada, y contempla que las nuevas criaturas nacen con múltiplos de 10x (HPQ) y de 12x (HPE), inferiores a su potencial. Lo mismo dice su colega Serri Scribner, de Deutsche Bank: la partición desbloquea más valor potencial en las dos compañías que el que tenían unidas.


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