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  5/10/2017

5Oct

No sé si es buena idea bautizar un consorcio inversor con el nombre de un supercontinente desaparecido hace millones de años. Pangea, que así se llama el artefacto orquestado para adquirir Toshiba Memory, es un prodigio de ingeniería financiera que acoge múltiples componentes pero deja un perdedor único.

El largo novelón de la fábrica de memorias NAND de Yokkaichi (Japón) ha llegado a un punto que, si no es el final, al menos lo parece. No es la primera vez que recapitulamos: para Toshiba, la única forma de salir de la crisis financiera autoinflingida era deshacerse de su joya más valiosa, la fabricación de memorias NAND. Todas las fórmulas propuestas eran insatisfactorias por una u otra razón, incluída la que parecía más lógica, vender esos activos a su copropietaria, Western Digital  (en adelante WD). Esa posibilidad se evaporó pronto y por un momento se vio como posible aceptar la oferta presentada por Foxconn, tras la que se adivinaba la sombra de Apple. Tras la deshonrosa capitulación de Sharp, hubiera sido una segunda afrenta para el capitalismo nipón a manos de los chinos.

Por un cúmulo de razones, una solución puramente no era viable. De manera que Pangea – el tinglado articulado por el fondo americano Bain Capital – tiene aspecto de ser el desenlace ´definitivo`, a menos que prospere un último  recurso de WD contra el acuerdo. La transacción ha sido valorada en unos 2 billones de yenes (18.000 millones de dólares), pero las cuentas no son así de simples.

En torno a Bain Capital se ha reunido una variopinta alianza de socios, con la peculiaridad de que el reparto de la propiedad no equivale en todos los casos al de derechos de voto. Según se ha acordado, Pangea será propietaria del 49,9% de los activos en venta, mientras que Toshiba reinvertirá 3.100 millones de dólares del dinero que le corresponde, para quedarse con el 40,2%. El saldo neto aliviará su pesada deuda, pero a cambio logra mantener su condición de actor del mercado mundial [hasta ahora, compartía con WD la producción de chips que cada una comercializaba por separado].

Hay un ´pequeño detalle` que consignar: al 40,2% de Toshiba se añade el 9,9% que adquiere el grupo Hoya por 2.400 millones de dólares. De esta manera se cumple el requisito de salvaguardar una mayoría accionarial en manos japonesas.

De su lado, Bain Capital apuesta 1.890 millones de euros. La sorpresa está en la entrada de dos competidores secundarios: SK Hynix (3.500 millones) y Seagate (1.250 millones), el primero de los cuales acepta limitar su porcentaje para no merecer objeciones antitrust. Lo más llamativo, sin duda, es que Apple aporta 1.470 millones al consorcio, con el fin explícito de asegurarse el suministro de memorias NAND. Con idéntico propósito se ha apuntado Dell, cuya aportación monetaria se desconoce.

Aparte, dos fondos públicos japoneses han expresado su disposición a contribuir financieramente a Pangea en el futuro. Ambos habían apoyado paralelamente la carta de WD, y esto ha sido todo lo que las autoridades de Tokio han podido hacer para defender la ´soberanía` sobre la fábrica de Yokkaichi.

En fin, todo indica que Toshiba ha ganado la partida, aunque le queda mucho que pelear con sus acreedores. Hasta puede albergar la esperanza de recomprar en el futuro la parte de Hoya o incluso la de Bain – ave de paso por naturaleza – si se dieran las condiciones para una salida a bolsa. O una combinación de las tres opciones que le devuelva el mando sin cortapisas.

A todo esto, ¿quién sale perdiendo? Western Digital, que ha jugado mal sus cartas creyendo que le sería fácil ganar el pulso a un socio en apuros. A menos que consiga un giro en los tribunales, se encuentra en situación delicada: lo máximo a que puede aspirar es a que un arbitraje le asigne el 100% de la llamada Fab 6, en construcción, gracias a que la participación de Toshiba en ella ha expirado.

Es improbable que los futuros propietarios de Toshiba Memory respeten las condiciones en las que WS accedía a las memorias fabricadas. Por si fuera poco, ve impotente cómo Seagate gozarán de un suministro privilegiado [no así SK Hynix], con el que podrá hacerle daño. Queda por ver cómo se reconfigurará el mercado mundial, lo que obligará a volver sobre el tema.


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