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  23/02/2015

90 años de innovación, que se dice pronto

Tanto se ha malgastado la palabra innovación por mor de la mercadotecnia, que resulta aleccionador visitar la sede de los Bell Labs, un monumento vivo a la historia de la innovación verdadera en los últimos 90 años. Fue en 1925 cuando se abrió este centro de I+D [expresión inexistente entonces] en el que por cierto nunca llegó a trabajar Graham Bell, muerto tres años antes. La secuencia evoca cambios en el  tejido empresarial: del monopolio de las telecomunicaciones a su segregación forzada, y de esta a una recomposición dictada por el mercado. Apartados del extinto sistema Bell, los laboratorios fueron la base de Lucent Technologies, que en 2006 se fusionaría con la francesa Alcatel.

Markus Weldon atiende a la prensa

Markus Weldon atiende a la prensa

De Ma Bell nacieron las Baby Bell… que acaban confluyendo en dos operadores, Verizon y la nueva AT&T. Pero los Bell Labs, como unidad independiente, hoy son parte de la estructura de Alcatel Lucent, producto de otras vicisitudes financieras. El Plan Shift, impulsado por Michel Combes, nada más ser designado CEO de la compañía en febrero de 2013, asigna un papel central en su estrategia a los 700 investigadores que trabajan en el campus de Murray Hill (New Jersey), además de los centros satélites en Europa, China a Israel.

Para poner de manifiesto ese rol de los laboratorios, AlcaLu convocó a periodistas de varios países en Murray Hill, donde fueron huéspedes de Markus Weldon, presidente de los Bell Labs y CTO de la compañía matriz.

A diferencia de otros centros de I+D, que tienden a radicarse en entornos urbanos, los Bell Labs se ubican en un extenso paraje bucólico sin los atractivos que puedan atraer a talentos jóvenes. Pero los intentos desde 2008 de impulsar un desarrollo inmobiliario al uso, no han cuajado El acceso desde la carretera está presidido por un monumento al transistor, inventado en este sitio en 1947 por John Bardeen y William Shockley. A la entrada del vasto edificio de acero y cristal, el recibimiento queda a cargo de una voz sintetizada: «the network is the next big thing«, repite incesante. El primer guía que atiende a los periodistas cree necesario apostillar que «la red actúa como nuestro sexto sentido». Mensaje recibido.

Antes de comenzar la visita, unos apuntes sobre las proezas de los Bell Labs: desde siempre han estado ligados a la resolución de los problemas de la comunicación humana, en esa trayectoria han acumulado una colección de premios Nobel, incluido el de Quimica en 2014 a Eric Betzig.

La primera parada es una exposición cargada de nostalgia, con vitrinas en las que se exhiben artefactos, maquetas y fotos que resumen décadas de inventos. El guía asignado al grupo los explica con diligencia y orgullo. Ahí está el primer teléfono con teclas que, en los 40, fue el primero en sustituir a los de marcación rotatoria, aunque los primeros modelos comerciales no aparecieron hasta 1963 en Estados Unidos. Unos metros más allá, el primer sistema de comunicación inalámbrica que usaron los taxis de Nueva York, una réplica del satélite Telstar-1 o un fragmento del primer cable submarino, tendido en 1956. En los Bell Labs, Ken Thompson y Dennis Ritchie desarrollaron el sistema operativo Unix.

Cambio de anfitrión para dejar atrás esas historias en blanco y negro. Thierry Klein, Head of Green Research dice su credencial, se encarga de pastorear al grupo por los pasillos entre despachos y cubículos ocupados por investigadores. A lo largo del recorrido, sucesivas pantallas reconocen el paso del iPad de Klein para acompañar la caminata con vídeos que, explica, evidencian la capacidad de la red para adaptar dinámicamente sus recursos y anticiparse a las necesidades del usuario. El grupo ha visto mucho mundo, y espera algo más que vídeos.

Una aplicación de uso interno está orientada a facilitar el trabajo en equipo a través del globo: un chat capaz de analizar los mensajes para saber de qué se ha hablado sin necesidad de leerlos, a la vez estimula a comentarlos libremente gracias a una función anónima. En realidad, el trabajo de los Bell Labs sigue girando en torno a las redes: una de las demos ilustra cómo se puede agregar capacidad momentánea a la red mediante software, uno de los caballos de batalla de Alcatel Lucent en estos años de resurrección. De ello hablará luego Markus Weldon, pero la demostración incluye una gráfica: en este momento acaban de añadirse 100 Mbps de capacidad a la red de una telco, que podría cobrar un dólar más por ese pico de capacidad. No es algo trivial.

Otro desarrollo no confidencial persigue superar las limitaciones del cobre, con el fin de alcanzar velocidades equivalentes a la fibra óptica sobre unas infraestructuras que arrastran décadas de antigüedad. La vectorización del cobre, que así se llama esta técnica, permite aumentar la ratio hasta 10 Gbps, un récord para pruebas de laboratorio.

Los grandes clientes de Alcatel Lucent son, obviamente, las operadoras, pero también las empresas que construyen centros de datos y necesitan su propia infraestructura de red. Sobre el asunto se explayó el año pasado Weldon en una entrevista con el autor de este blog. Al respecto, SDN (software-defined networking) es uno de los campos en los que más énfasis se pone en los laboratorios de New Jersey: analizar cómo funciona la demanda de tráfico para redistribuirla del modo más eficiente. Un negocio del que se ocupa Nuage Networks, la rama de Alcatel Lucent que vende un mejor aprovechamiento de las redes, nuevas o existentes.

No hubo manera de que los periodistas obtuvieran respuesta a sus preguntas sobre el presupuesto de los Bell Labs: Weldon se aferra a su visión: el dinero no es lo más importante, porque «la mayoría de las rupturas tecnológicas son obra de una sola persona rodeada por un equipo». Tampoco dijo mucho sobre otro tema candente en Estados Unidos, la legislación sobre patentes. Aunque los Bell Labs no puede quejarse, porque acumulan una rica cartera de propiedad intelectual. Precisamente, pocas semanas después de la visita de prensa, falleció a los 99 años Charles Townes, físico que en 1959 firmó la patente del láser desarrollado en estos laboratorios.

El segundo día de la visita, las sesiones con participación de Michel Combes y Markus Weldon, pondrían el acento en algunas de las tecnologías sobre las que se trabaja actualmente en estos laboratorios y que Alcatel Lucent se encargará de llevar al mercado. Algunas de ellas [small cells, NFV, integración de redes IP y ópticas] serán el epicentro de la presencia de Alcatel Lucent en el próximo Mobile World Congress

[informe de Pablo G. Bejerano]


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