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  11/02/2015

Cisco, una empresa ´definida por software`

Durante décadas, networking ha sido sinónimo de hardware: routers y switches con una capa de software de control. Lo fundamental era el hardware, en el que radicaba – y aún radica – el negocio principal de Cisco y de sus perseguidores. Ahí estaba – y está todavía – el beneficio. Pero el mercado ha dado un giro, o varios, y Cisco no quiere ver amenazado su liderazgo. Por tanto, ha renovado el mensaje y pone de relieve su condición de quinto vendedor de software y tercero de software como servicio. En un esfuerzo de concisión, a esto podría reducirse la crónica de Cisco Live, conferencia europea celebrada en Milán a finales de enero. Software, cloud y seguridad fueron tres ejes del evento.

La concisión está bien para un tuit, pero mata los detalles. Primero, ¿Por qué Milán? Porque la capital lombarda será este año la sede de la World Expo 2015, lo que ha de suponer alguna ventaja logística para eventos de calentamiento. Vale como anécdota, pero no es suficiente. Con esta conferencia, Cisco ha querido subrayar su reconversión: que se la reconozca no sólo como especialista de networking sino como asociada a los rasgos del datacenter moderno, en el que el hardware pierde peso y aporta menos valor relativo, mientras sube la contribución del software (y, por extensión, de ´la nube`).

Como casi toda la industria, el negocio de Cisco se enfrenta a un paisaje en el que los llamados ´nuevos paradigmas` irrumpen con siglas como SDN (software-defined networking) o NFV (network-functions virtualization), en un mercado en el que la movilidad es expansiva, en el que es de buen tono hablar de big data y tener algo que decir acerca de Internet de las Cosas, que Cisco llama, y no le falta razón, «de todas las cosas». En todas esas facetas, la capacidad de un proveedor se mide por su oferta de software y servicios, no por sus credenciales bien conocidas en el hardware.

Para lograr ese reconocimiento, John Chambers ha hecho una jugada de estrategia: cambiar la política de licencias de Cisco ONE (Open Network Environment) pasando de una multitud de aplicaciones de infraestructura «a la carta» – facturables individualmente – a agruparlas en tres suites disponibles bajo licencia perpetua por suscripción. Si correspondiera a sus necesidades, los clientes podrán seguir con la fórmula actual, pero desde ahora Cisco ONE se compone de tres capas que conjugan toda la oferta anterior. Otra novedad de Cisco Live refuerza la apuesta por la seguridad, al integrar en Cloud-Managed IT la tecnología de detección de intrusiones y prevención digerida al comprar SourceFire en 2013.

Otra de las adquisiciones de Chambers en los últimos años, Meraki, tuvo mucha notoriedad en este evento europeo. En noviembre de 2012, pudo parecer que 1.200 millones de dólares era un precio excesivo por una startup que venía a llenar la ausencia de soluciones wifi en el catálogo de Cisco. Una vez metabolizada, la plataforma de Meraki puede usarse para gestionar desde la nube la infraestructura de red de organizaciones con sucursales y oficinas remotas, incluyendo dispositivos, usuarios y aplicaciones. Según se anunció, Meraki Cloud se ha expandido fuera de Estados Unidos y ya cuenta con ocho datacenter en todo el mundo, de los que no se tenía noticia. Visiblemente, Cisco quiere crear un factor diferencial con respecto a rivales más jóvenes como Aruba, Ruckus y otros que socavan su cuota de mercado.

Por otro lado, rodeada por una proficua oferta existente de IaaS, PaaS y SaaS, Cisco tiene necesidad de redefinir en consonancia su papel en el mercado de TI. Sus equipos de networking y sus servidores UCS son la base de muchos sistemas de cloud privada, pero la prudencia aconseja no seguir los pasos de los grandes proveedores de cloud públicas. AWS, Google, IBM/SoftLayer y Microsoft ya han ocupado ese espacio; otros, como HP o VMware propugnan fórmulas híbridas apoyándose en la relación con partners proveedores de servicios cloud locales. Como ellas, Cisco quiere seguir siendo importante sin tener que invertir miles de millones en infraestructura propia para prestar servicios que otros ya prestan a costes decrecientes.

Intercloud es la respuesta de Cisco a ese dilema existencial. En su nivel más básico, la hibridez de Intercloud consiste en facilitar la migración de cargas entre distintas nubes públicas y entre estas y las redes privadas de sus clientes. Para consumar la jugada, ratificó en Milán que confía en contar con un millar de partners en 2018, pero no explicó como piensa llegar a cifra tan alta partiendo de unas pocas decenas (importantes pero pocos) reclutados en 2014. Porque, a decir verdad, sus competidores cortejan a los mismos partners con armas parecidas.

La estrategia impulsada por Chambers a medida que se acerca la hora del relevo es tan ambiciosa como audaz, e implica riesgos: al separar el software del hardware del que ha vivido tan ricamente durante años, Cisco sabe que sus precios son más altos que los de una pléyade de competidores que, con intención de debilitarla, se aferran al concepto emergente de ´todo-definido-por-software` (SDE es su sigla en inglés). Seguramente no tiene otra opción que sumarse a esta corriente de «softwarecentrismo», gracioso neologismo inventado por un analista de IDC que estuvo en Cisco Live.


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