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  25/04/2014

Coche conectado, entusiasmo asegurado (y 2)

Un estudio respaldado por la GSMA y divulgado en febrero, estima que el coche conectado tendrá un mercado global de 39.000 millones de dólares en 2018. No es la única cifra que se baraja: la consultora iGR calcula que el ritmo de crecimiento del número de coches conectados en Estados Unidos será del 142% entre 2012 y 2017. En fin, ante escenario tan prometedor, el papel de las operadoras se antoja determinante: ahora es cuando pueden poner los medio para no quedar relegadas a un rol subordinado (relativamente) con el que se han conformado en los smartphones. Puede que tengan que verse nuevamente con Apple y Google, pero creen que esta vez la relación de fuerzas será distinta.

Se supone que el peso de la conectividad de los nuevos automóviles recaerá en tarjetas SIM estandarizadas, pero al principio la intermediación puede pasar por el smartphone, configurando un modelo híbrido. Opel, por ejemplo, comercializará pronto en Europa vehículos que se conectarán a un móvil mediante Bluetooth. La ambición de las operadoras apunta a algo más que ser los gestores de la SIM: dado su estatus de compañías de servicio, hay otras tareas que podrían asumir, y que los fabricantes de coches estarían dispuestos a externalizar. Un ejemplo es el acuerdo por el cual O2, subsidiaria de Telefónica, prestará servicio a los usuarios del modelo S de Tesla en Alemania y Reino Unido (y Movistar en España, cuando toque). Se conocen pocos detalles del acuerdo, pero las primeras informaciones mencionan que el coche, estrella del stand de Telefónica en el MWC, «se venderá con cuatro años de datos gratis».

Vista así, la irrupción del coche conectado sería una floreciente expresión del negocio machine-to-machine (M2M) de la multinacional española. Una puerta de entrada podrían ser los fabricantes pequeños, que buscan definir sus sistemas de coche conectado y tendrán que externalizar funciones. Las operadores cuentan con call centers, un servicio del que la industria de automoción anda escasa.

Esta actividad conllevará la recogida de datos que podrían desbordar a los fabricantes, pero sería una buena plataforma para prestarles servicios analíticos. Es sintomático que BMW anunciara un acuerdo con SAP por el que esta le suministrará software para ayudar a los conductores a buscar aparcamientos disponibles, así como promociones que puedan encontrar en su camino. Se cuela aquí la punzante cuestión de la privacidad y la seguridad de los datos.

De lo que no cabe duda es de la necesidad de redes ubicuas. La conexión debería ser 4G, para abarcar todo un itinerario y no tramos de cobertura dispar. Junto a las operadores, los fabricantes de infraestructuras están atentos: Qualcomm ha sido pionera con su chip Gobi 9×30, que incorpora LTE. Eloy Fustero, director de desarrollo de negocio de la compañía para España y Portugal, hace hincapié en la garantía de que un dispositivo funcione para todo un país, o a escala europea. Los coches, al igual que los móviles, se conectarán con estaciones base, y dentro de cada red las frecuencias pueden variar dependiendo de la operadora.

Fustero explicó a este blog que «cada vez que Qualcomm saca uno de sus chips al mercado, los valida con los proveedores de infraestructura y las principales operadoras en la mayoría de los países». Después los venden al fabricante de telefonos, que los integra en sus modelos de terminales. «La ecuación será diferente con la industria de automoción, que querrá decir algo a propósito del despliegue de redes, por lo que se refiere al estándar que en unos años sucederá a 4G.

La primera marca en integrar LTE en alguno de sus modelos ha sido Audi, con tecnología de Qualcomm. La filial de Volkswagen subraya que el 80% de su innovación está relacionada con la electrónica y las comunicaciones. En Estados Unidos, ha llegado a un acuerdo con AT&T para que esta preste conectividad a los vehículos de la marca; es la misma operadora escogida por General Motors en la actualización de su mítico modelo Corvette. Fuera de Estados Unidos quedan muchas cosas por definir. Vodafone ha pactado con BMW ofrecerle cobertura en sus redes. En la perspectiva de supresión de las tarifas de roaming europeas, esto empieza a ser interesante.

Una de las propuestas de Toyota, primer fabricante de automóviles del mundo, implica conocer más informaciones sobre el conductor de sus coches. Aun en fase experimental, el sistema FV2 Future Mobility Concept reconoce el estado de ánimo del conductor, interpreta sus biorritmos y sus hábitos preparándolo para sacar mejor partido de la tecnología. Por su parte, Ford ha lanzado en Europa AppLink, que permite obtener datos sobre cada vehículo, con tecnología V2V para evitar choques, que puede estar disponible este mismo año.

No se trata sólo de coches utilitarios o turismos. La Unión Europea ha destinado fondos para lograr que, gracias a V2V, los grupos circulen en grupo: el papel de esta tecnología será alertar a los camioneros solitarios sobre la ubicación de un convoy de compañeros. En el proyecto europeo participan Renault y Orange.

El estudio de Accenture sobre el coche conectado, revela que los conductores se declaran mayoritariamente a favor del uso de la comunicación car-to-car, y tienen una postura positiva acerca del eCall. En 2015, en Europa será obligatorio que los automóviles tengan uno de estos sistemas de aviso automático a los servicios de emergencia en caso de accidente.

El salto tecnológico que implican estos movimientos es aprovechable desde muchas perspectivas, pero sólo se materializará a través de alianzas entre fabricantes y operadoras, para equilibrar el ciclo de vida de los automóviles y definir estándares. Un factor decisivo será el pago de la conexión: los consumidores no están acostumbrados a pagar cada mes por un servicio a su coche, como sí lo están con el teléfono, por lo que las operadoras tendrán que inventar sistemas de tarifa plana rentables y flexibles. Por su parte, los fabricantes tendrán un vínculo con los clientes finales que hasta ahora no tenían, y va de suyo que los vendedores van a tener que aprender muchas cosas nuevas para ofrecerlas al público.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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