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  27/04/2015

El día en que Jeff Bezos ganó 4.600 millones

Durante años, Jeff Bezos, fundador y factotum de Amazon, se las arregló para ocultar las finanzas de su división Web Services, dando pie al rumor de que las escondía para no confesar que perdía dinero, al igual que su emporio online, que crece sin ser rentable. Craso error. Al desglosar por primera vez los resultados, el jueves 23, ha revelado que la división de cloud facturó 1.570 millones de dólares en el primer trimestre, con un margen operativo del 17%. Es el 7,5% de los ingresos totales (22.720 millones) pero gana dinero: 265 millones, y ayuda a minimizar las pérdidas totales. ¿Cómo explicar que la acción de Amazon subiera un 14% en la sesión siguiente? Respuesta: confianza en Bezos.

Desvelado el misterio, un informe calentito de Citi ha calculado que, ya que su crecimiento en 2014 ha sido del 49%, AWS podría cerrar 2015 con ingresos de 6.600 millones de dólares y 2016 con unos 9.000 millones. La rentabilidad no tendría por qué decaer, puesto que ha podido aplicar 48 bajadas de precios en los últimos ocho años, cuando le ha dado la gama y obligando a la competencia a seguirla. Muchos se preguntan si el anuncio del jueves inducirá a sus rivales a informar de cuánto les reportan sus respectivos negocios cloud.

Ha quedado desmentida la idea, que circuló por un tiempo entre los desconfiados, según la cual AWS era poco más que un capricho de Bezos, comparable a sus inversiones personales en la industria espacial o la compra del Washington Post. La hipótesis que estos días se baraja postula que un buen día Amazon decidirá escindir su rama Web Services como empresa separada.

Nada deja suponer tal cosa, porque: 1) el control individual de Bezos es tal que, gracias a la subida de la cotización ha aumentado su fortuna personal en 4.600 millones de dólares, en una sesión, y 2) ningún accionista se atrevería a criticar en voz alta al hombre que ha valorizado sus acciones un 43% en doce meses, con la cotización más alta de su historia. AWS es un afluente esencial para alimentar el caudal de Amazon.

Este sería – dicen algunos comentarios – el verdadero motivo de publicar ahora las cifras de AWS: endulzar el hecho de que Amazon, como grupo, sigue perdiendo dinero, y en algunos de sus negocios online, mucho. Para el segundo trimestre, los ingresos totales oscilarán entre 20.600 y 22.800 millones, y podría cerrar el período con 500 millones de pérdidas. O, quizá, 50 millones de beneficio, según le esté funcionando ahora mismo su nube.

Si alguna otra empresa presentara un cuadro parecido, provocaría las quejas de sus accionistas. Pese a estos números, Bezos no ceja en su voluntad de invertir para crecer. The story is spending, not earning, resumía el viernes un comentarista de Seattle, su ciudad adoptiva. El año pasado, el capex de AWS ascendió a 4.300 millones de dólares, a un ritmo que duplica el de sus ventas. A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de la industria, que atesora cantidades fabulosas, Amazon ha cerrado 2014 con un cash flow de ´sólo` 6.800 millones e invirtió el mismo año 9.500 millones, en parte financiados con emisiones de deuda.

Una característica del personaje Bezos es que nunca comparece al anuncio de resultados, dejando a sus directores financieros la tarea de discutirlos con los analistas; otra es que, vaya uno a saber por qué, los directores financieros le duran poco tiempo. El actual, Brian Olsavsky, dijo el jueves pasado: «tenemos por delante una ola de innovación que nos exige inversiones, y creemos que serán el medio para generar un flujo de caja con elevado retorno». Hasta ahora, funciona: la nube de Amazon es mucho más rentable de lo que pensaban los más optimistas.

Lo fundamental es que ejerce un liderazgo indiscutible, aunque ninguna medición es concluyente acerca del porcentaje de mercado que controla. El negocio cloud tiene distintas dimensiones [IaaS, PaaS, SaaS, y no se agota ahì la tipología] y Amazon domina sólo una de esas facetas, la llamaba nube pública, una razón por la que otras compañías eligen presentarse como campeones de la hibridez.

Los grandes competidores se han escudado hasta ahora en la opacidad de AWS para no desglosar sus propias cifras. No parece que Google tenga intención de transparentar los resultados de su cloud, mientras Microsoft – que publicó los suyos el mismo día que Amazon – sigue enredada en una clasificación que mezcla categorías astrusas, en lugar de decir concretamente cuánto factura Azure (directamente comparable con AWS) y cuánto Office 365 y otro software desplazado a la nube.

Ahora bien, ¿es sostenible a largo plazo el liderazgo de AWS? Mucho dependerá de su habilidad para extenderse hacia las otras variantes del cloud computing. Hace méritos para ello, anunciando con frecuencia nuevas funcionalidades y servicios [516 sólo en 2014] con el fin de atraer nuevas capas de clientes. Audacia no le falta, como la que empleó para arrebatar a IBM un contrato de 600 millones de dólares – un outsourcing redefinido como cloud – con el gobierno de Estados Unidos.

La fortaleza demostrada por AWS está provocando situaciones paradójicas. Por un lado, no cualquiera puede enfrentarse a ella en su terreno e invertir en su misma escala. Por otro, la aparente consolidación de proveedores de servicios cloud no es óbice para que aparezcan otros especialistas que ocupan intersticios. Dentro de un tiempo, dice el analista Stuart Miniman, «el mercado mostrará dos o tres grandes en la cumbre, seguido por un pelotón de clase media acomodada y una multitud de actores secundarios».

En opinión de Miniman, Microsoft será, con seguridad, el segundo contendiente en la nube pública, si Google no acaba de centrar sus ambiciones en este campo, mientras IBM no tiene más opción que sostener alta la puja. Se verán estrategias conjuntas con tal abrir brechas en el muro ´amazónico`. Entretanto, Rackspace trastabilla por falta de recursos [y según este analista será fagocitada]. El diagnóstico no oculta que Amazon tropezará con ciertos problemas: el mercado cloud es menos global de lo que suele pensarse, y el lider tendrá que renunciar a su visión demasiado US-centric y acentuar su despliegue regional, a la vez que sería bueno que corrigiera la rudeza con la que trata a los partners que se acercan a sus flancos.


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