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  14/03/2017

Google Cloud no se resigna al tercer puesto

Diane Greene lleva 16 meses al frente del negocio de Google Cloud, al que llegó como salvadora. Ha consolidado la oferta, reorganizado la fuerza de ventas, fichado ejecutivos duchos en tratar con las empresas – cualidad que escasea en las filas internas – pero no ha conseguido firmar grandes contratos con clientes corporativos. Extraoficialmente, los ingresos de Google Cloud se han duplicado en 2016, pero su cuota del mercado de infraestructura como servicio (IaaS) es de sólo el 7,8%, comparado con el 33,8% de Amazon Web Services (AWS) y el 16,3% de Azure (Microsoft), según un informe de Canalys que sentencia: «a Google le queda mucho por hacer antes de que su nube sea competitiva». 

Diane Greene

No deja de ser una paradoja porque, como ha dicho Greene, «Google ha sido una compañía cloud desde el primer día: nuestros centros de datos, nuestras redes, toda nuestra infraestructura se ha creado con esa perspectiva, para la que hemos inventado numerosas herramientas». Bien dicho, pero no es la percepción dominante, que quizá se deba a que la cultura de Google está impregnada de la convicción de que se debe a los consumidores, que nutren los ingresos publicitarios de la compañía.

Una 10.000 personas acudieron la semana pasada a San Francisco, donde se celebraba el evento Google Cloud Next para desarrolladores y partners. Como se esperaba, Diane Greene arrancó aplausos al anunciar varios clientes de relieve: eBay, Colgate-Palmolive, el banco HSBC, el operador Verizon, que se suman a CocaCola y Disney, entre otras. Se hizo mucho hincapié en que Verizon migrará 150.000 empleados a G Suite.

El año pasado, Gartner saludaba la incorporación de Greene con   severidad:  «[Google] se encuentra en un estadio rudimentaria en cuanto a su manera de abordar su trato con las  empresas». Ante la audiencia congregada en el Moscone Center, Greene quiso contradecir la noción de que el tercer puesto en el ranking es merecido: «la nube no es un espacio donde subir datos excedentes ni es solamente una solución para startups que prefieran no montar infraestructura propia; la nube es mucho más que eso, es una tecnología transformadora para las empresas con tradición».

Urs Hözle, vicepresidente de infraestructura técnica de Google, tomó la palabra para recordar que en los últimos años se han invertido 30.000 millones de dólares para dotarse de una capacidad de servicio que los competidores no tienen. Es la primera vez que se menciona esa cifra; a cambio, se desconoce a cuanto ascienden los ingresos que genera tan voluminosa inversión.

Está en marcha una expansión del número de datacenters, dijo Hözle: este año se añadirán tres nuevos, en California, Canadá y Holanda, con los que las ´regiones de disponibilidad` se elevarán a 17 hasta totalizar 50 ´zonas de disponibilidad` [con diferente terminología, AWS tiene 16 regiones y Azure 34, en ambos casos en expansión]. El detalle no es secundario, no sólo por la cercanía entre la infraestructura y los clientes, sino como garantía de cumplimiento de la regulación – allá donde existe – que obliga a la residencia territorial de los datos, por razones de seguridad y privacidad.

También de costes habló Hözle. Según él, «otros» proveedores de infraestructura cloud obligan a sus clientes a contratar configuraciones fijas, por lo que estos acaban pagando por capacidad que  no usan. Fue el prólogo al anuncio de que Google Cloud Platform aplicará descuentos de hasta el 57% a los clientes que firmen contratos trianuales, dándoles la flexibilidad de modificar el número de cores, el volumen de memoria y el tamaño de las máquinas virtuales que utilizan. «Sólo Google Cloud Platform es una nube verdaderamente elástica», remató.

Una de las primeras medidas de Greene tras su incorporación fue combinar las dos líneas anteriores de servicio en la nube. Google Cloud Platform (GCP) y G Suite (antes Google Apps for Work). Una decisión oportuna, ya que AWS prepara el lanzamiento de su alternativa de herramientas de productividad para competir con G Suite (y con Office 365, de Microsoft). La estrategia de Greene apunta a penetrar el mercado de aplicaciones empresariales clásicas, empezando por recursos humanos y CRM.

Si se decantara por esta vía, se verían afectadas sus relaciones con Salesforce, y algo tendrá que ver en ello el reciente movimiento de esta, que ha forjado con IBM un acuerdo que bien pudo haber sido con Google. Una de las pegas que suelen formular los analistas es que la oferta de Google sobresale en ciertos usos (big data, analytics, contenedores, machine learning), pero es insuficiente cuando hay que atraer cargas de trabajo convencionales.

Para cambiar el paso, necesita compañeros de viaje;  no basta con adquirir aquí y allá startups innovadoras. Un caso notable de asociación es Intel, que lleva años optimizando sus chips para Google y tiene especial interés en que GCP sea su referencia ante otros hyperscalers,sobre todo desde que asoman opciones distintas a los procesadores x86. De momento, lo cierto es que Google será el primer proveedor cloud que implante en sus servidores el procesador Xeon Skylake, incluso antes que OEM clásicos como HPE y Dell.

Otro socio de importancia para Google será SAP. La multinacional alemana anunció en Next que SAP HANA, su base de datos en memoria, y su motor analítico, tendrán una nueva versión para GCP, un paso vital para Google porque la aproxima a muchas grandes empresas y a otros partners. Además, las dos compañías enfatizaron su colaboración en machine learning, de la que no había vuelto a saberse nada desde mayo.

De hecho, el mercado se orienta hacia el concepto de multicloud, que se traducirá en que un mismo cliente se comprometa para distintos casos de uso con múltiples proveedores. En teoría, se debilita la cautividad de los clientes, y los proveedores se ven en la tesitura de proponer diferenciales. GCP debería beneficiarse de dos factores diferenciales: seguridad y machine learning.

Obviamente, la seguridad es una preocupación central de las empresas cada vez que piensan en mover cargas y datos a la nube. Google presenta innovaciones tanto en hardware como en sus APIs. En el primero, ha presentado un microcontrolador de diseño propio, Titan, que integra en sus servidores cloud para crear ´una raíz de confianza` entre ellos y la periferia. En cuanto al software, el principal anuncio ha sido una API Data Leak Prevention (DLP) como extensión de las DLP existentes para Gmail y Drive. Esta traslación daría a los administradores de TI la capacidad de  manejar de modo consistente los datos en diferentes plataformas: aplicaciones en la infraestructura cloud, mensajes almacenados en Gmail y ficheros alojados en Drive.

Un aspecto no menor ha sido poner de manifiesto el interés de atraer a la nube de Google clientes y desarrolladores bajo Windows. Parece lógico. Y para ello se ha creado un programa específico de partners cuyo propósito es ayudar a las empresas a migrar sus entornos Windows desde sus centros de datos a GCP.

Machile learning es una pieza clave en la estrategia cloud de Google. Se jacta de superioridad sobre sus competidores, y quiere convencer a las empresas de que no les está hablando de futuribles sino de algo que pueden empezar a disfrutar ya mismo para automatizar sus procesos. A tal fin, tendrán a disposición APIs regidas por los modelos creados por Google [Cloud ML]. Una novedad es la apertura en Mountain View – «y pronto en otras partes» – de un Advanced Solucions Lab, al que las empresas podrán enviar sus datos y sus ingenieros para trabajar codo con codo con los expertos de Google en machine learning y desarrollar los modelos que a ellas les interesen.

Entre otras novedades desveladas en San Francisco, corresponde destacar otra de claro contenido competitivo. Se llama Google Meet y es una nueva versión de la existente  – y con pobre arraigo entre usuarios – Hangouts, que se comercializará como servicio de videoconferencia en la nube. Este anuncio, también, tiene carácter defensivo, ante la manifiesta intención de AWS de lanzar Chime, respuesta de Amazon a Skype for Business (Microsoft) y WebEx (Cisco).

[informe de Mario Kotler, desde San Francisco]


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