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  8/09/2009

Mucho ruido en tres dimensiones

Con los años, la feria berlinesa IFA ha ganado en escala y en amplitud de intereses, pero sigue siendo esencialmente un gran escaparate de televisores. La televisión en 3D ha concitado las mayores dosis de interés entre los visitantes de la semana pasada. Unas marcas se han excitado más que otras, con la pretensión de subrayar que estarán en condiciones de llevar sus televisores HD3D al mercado…cuando este despierte. ¿Y cuándo despertará?  Sony, que no se resigna a seguir perdiendo posiciones en el ranking de venta de televisores [ventas de televisores], mostró un prototipo de Bravia 3D HD TV, prometido en enero en el CES de Las Vegas, pero sin comprometerse a una fecha de  lanzamiento.

Lo próximo que hará Sony no será lanzar un televisor en 3D, dijo en Berlín su presidente, Howard Stringer, será incorporar las tres dimensiones en sus consolas  PS3 y en algún modelo de sus portátiles Vaio.  Por su parte, Panasonic [entrevista L.Abadie] se plantea incorporar esta tecnología a sus reproductores y grabadores Blu-ray, así como a  nuevas cámaras y videocámaras. Pero este fabricante protagonizó el mayor golpe de efecto de la feria, al destinar el mejor espacio de su stand a una réplica gigante del monstruo del filme Avatar, cuyo estreno patrocinará la compañía antes de Navidades. Por su parte, Philips proclamó que “la televisión en 3D es el sueño de todo consumidor, si bien las circunstancias no nos dejan saber cuándo habrá una demanda real”.  Es curioso comprobar que el  catálogo histórico de IFA contiene una foto memorable: el primer prototipo de televisión en tres dimensiones fue presentado por Philips en la feria de 1983.

Toshiba ha sido el fabricante más discreto en la materia, quizá porque se reserva la oportunidad para el salón CEATEC, que se celebra en Japón a finales de mes. Aunque su línea de innovación parece ser otra: se espera el anuncio de que usará en un futuro televisor el procesador Cell, que desarrolló junto con Sony (que luego cedió su parte del negocio) y que equipa las consolas PlayStation 3.

Claro está que hay diferencias tecnológicas – no menores, por cierto – entre los proponentes de la TV en 3D; a menos que se acerquen, la ausencia de estandarización será un problema añadido. De entrada, un distingo son las gafas. Sony prefiere los lentes polarizados, como los que se usan en los cines y con los que el público está (relativamente) familiarizado, amén de ser más baratos de fabricar.  Panasonic apuesta por los lentes activos, que requieren sincronizarse con un sensor en el televisor, para enviar a cada ojo imágenes de 1080p: son muy espectaculares, pero también más caros. En cuanto a Philips, dice tener la tecnología que le permitirá prescindir de los lentes, pero la verdad es que su prototipo actual los usa polarizados (de todos modos, para la compañía holandesa, más importante como reclamo que la 3D es su formato panorámico 21:9), La coreana LG Electronics ha evitado decantarse: en su stand exponía los dos procedimientos, una manera de poner de manifiesto que, cuando llegue el momento, estará a la altura.

La verdad incómoda, que sólo se reconoce en voz baja, es que la experiencia de la 3D seguirá por un tiempo restringida a las salas cinematográficas, y que en buena medida su eclosión doméstica dependerá de los estudios de Hollywood. Es cierto que los videojuegos han cambiado la percepción visual de millones de consumidores; “la tecnología existe, pero el mercado hemos de crearlo”, resumió Andrea Ragnett, CEO de la división Consumer Lifestyle de Philips. Los que empujan con más empeño sostienen que no hay que pensar sólo en películas; en Estados Unidos, el canal deportivo ESPN ha iniciado pruebas con retransmisiones de fútbol americano, y si esta experiencia fuera concluyente, podría repetirse el ensayo con el mundial de Sudáfrica el año próximo. Será el momento del próximo paso.

En contraste, en Berlín se habló poco, casi nada, de la tecnología OLED, que en la edición anterior era presentada como la siguiente maravilla de la televisión. En 2009, el único fruto comercial es el televisor XEL-1, de 11 pulgadas, cuyo precio resulta disuasorio: 2.500 dólares. LG ha subido el listón hasta las 15 pulgadas, y espera comenzar su venta en Corea y Japón en diciembre para – tal vez – llegar a las 32 pulgadas un año más tarde. Pero ¡a ese precio!

Con los años, la feria berlinesa IFA ha ganado en escala y en amplitud de intereses, pero sigue siendo esencialmente un gran escaparate de televisores. La televisión en 3D ha concitado las mayores dosis de interés entre los visitantes de la semana pasada. Unas marcas se han excitado más que otras, con la pretensión de subrayar que estarán en condiciones de llevar sus televisores HD3D al mercado…cuando este despierte. ¿Y cuándo despertará?  Sony, que no se resigna a seguir perdiendo posiciones en el ranking de venta de televisores [estadísticas Mdo. Televisores], mostró un prototipo de Bravia 3D HD TV, prometido en enero en el CES de Las Vegas, pero sin comprometerse a una fecha de  lanzamiento.
Lo próximo que hará Sony no será lanzar un televisor en 3D, dijo en Berlín su presidente, Howard Stringer, será incorporar las tres dimensiones en sus consolas  PS3 y en algún modelo de sus portátiles Vaio.  Por su parte, Panasonic [entrevista L.Abadie] se plantea incorporar esta tecnología a sus reproductores y grabadores Blu-ray, así como a  nuevas cámaras y videocámaras. Pero este fabricante protagonizó el mayor golpe de efecto de la feria, al destinar el mejor espacio de su stand a una réplica gigante del monstruo del filme Avatar, cuyo estreno patrocinará la compañía antes de Navidades. Por su parte, Philips proclamó que “la televisión en 3D es el sueño de todo consumidor, si bien las circunstancias no nos dejan saber cuándo habrá una demanda real”.  Es curioso comprobar que el  catálogo histórico de IFA contiene una foto memorable: el primer prototipo de televisión en tres dimensiones fue presentado por Philips en la feria de 1983.
Toshiba ha sido el fabricante más discreto en la materia, quizá porque se reserva la oportunidad para el salón CEATEC, que se celebra en Japón a finales de mes. Aunque su línea de innovación parece ser otra: se espera el anuncio de que usará en un futuro televisor el procesador Cell, que desarrolló junto con Sony (que luego cedió su parte del negocio) y que equipa las consolas PlayStation 3.
Claro está que hay diferencias tecnológicas – no menores, por cierto – entre los proponentes de la TV en 3D; a menos que se acerquen, la ausencia de estandarización será un problema añadido. De entrada, un distingo son las gafas. Sony prefiere los lentes polarizados, como los que se usan en los cines y con los que el público está (relativamente) familiarizado, amén de ser más baratos de fabricar.  Panasonic apuesta por los lentes activos, que requieren sincronizarse con un sensor en el televisor, para enviar a cada ojo imágenes de 1080p: son muy espectaculares, pero también más caros. En cuanto a Philips, dice tener la tecnología que le permitirá prescindir de los lentes, pero la verdad es que su prototipo actual los usa polarizados (de todos modos, para la compañía holandesa, más importante como reclamo que la 3D es su formato panorámico 21:9), La coreana LG Electronics ha evitado decantarse: en su stand exponía los dos procedimientos, una manera de poner de manifiesto que, cuando llegue el momento, estará a la altura.
La verdad incómoda, que sólo se reconoce en voz baja, es que la experiencia de la 3D seguirá por un tiempo restringida a las salas cinematográficas, y que en buena medida su eclosión doméstica dependerá de los estudios de Hollywood. Es cierto que los videojuegos han cambiado la percepción visual de millones de consumidores; “la tecnología existe, pero el mercado hemos de crearlo”, resumió Andrea Ragnett, CEO de la división Consumer Lifestyle de Philips. Los que empujan con más empeño sostienen que no hay que pensar sólo en películas; en Estados Unidos, el canal deportivo ESPN ha iniciado pruebas con retransmisiones de fútbol americano, y si esta experiencia fuera concluyente, podría repetirse el ensayo con el mundial de Sudáfrica el año próximo. Será el momento del próximo paso.
En contraste, en Berlín se habló poco, casi nada, de la tecnología OLED, que en la edición anterior era presentada como la siguiente maravilla de la televisión. En 2009, el único fruto comercial es el televisor XEL-1, de 11 pulgadas, cuyo precio resulta disuasorio: 2.500 dólares. LG ha subido el listón hasta las 15 pulgadas, y espera comenzar su venta en Corea y Japón en diciembre para – tal vez – llegar a las 32 pulgadas un año más tarde. Pero ¡a ese precio!


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