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  12/12/2016

Jonathan Ballon

Vicepresidente y Director General del IoT Group. Intel Corp.

Circulan desde hace años tantas proyecciones acerca del futuro que espera a IoT, que uno no sabe ya con cuál quedarse. En general, los medios prefieren las más altas o, por así decir, las más optimistas, para sus titulares. En la práctica, hay poquísimas cifras reales que permitan conocer la dimensión presente del mercado. Este fue el punto de partida de la charla con Jonathan Ballon que tuvo lugar el mes pasado en Barcelona durante la celebración del IoT Solutions World Congress. El puesto de Ballon en la estructura de Intel refleja la voluntad de que ningún otro mercado potencial se le escape. Según ciertos analistas, IoT ya contribuye con el 4% de los ingresos totales de la compañía.

Jonathan Ballon

Jonathan Ballon

Aparte de la ponencia de Ballon en el evento, casi idéntica a la que pronunció el año pasado, Intel presentó su plataforma Apollo Lake, que integra un procesador de la familia Atom diseñado específicamente para aplicaciones IoT. Una novedad mostrada en Barcelona es el chip E3900, diseñado para equipar flotas de cámaras de videovigilancia, misión crítica muy sensible a la duración y las condiciones de trabajo, que incorpora una capacidad de procesar in situ las imágenes para analizarlas en tiempo real. A continuación, se transcribe el diálogo con Ballon.

¿Qué cifra le parece más creíbles sobre el tamaño del mercado IoT en 2020? Sólo faltan tres años, y las hipótesis son muy variadas…

No entramos en ese juego. Preferimos escuchar las previsiones ajenas. Cuando leemos las del World Economic Forum, de McKinsey, Cisco, Ericsson o IDC, vemos que no necesariamente hablan de lo mismo: unos miden el número de dispositivos, otros el tráfico que van a generar, o los ingresos y su impacto económico […] los números son ingentes en todos los casos, de eso no hay duda. No tenemos cifras alternativas para contrastarlos, pero nos consta que el mercado IoT está creciendo aproximadamente un 20% anual. Que yo recuerde, la última cifra publicada por IDC estimaba un valor total del mercado en 1,5 billones de dólares en 2020. El problema, me temo, es qué definición de IoT sirve de base para los estudios que se publican.

Pues parece que la cifra más alta y más citada, los 50.000 millones de ´cosas`, se está desinflando.

Creo que ahora se habla de 35.000 millones o incluso de 24.000 millones. Poco importa: son muchísimas ´cosas`, con más razón si se asume que todas tendrían conectividad y una cierta capacidad de computación para justificar casos de uso interesantes. En Intel creemos que IoT puede ser muchas cosas distintas, porque es fundamentalmente un mercado de verticales. Si, por ejemplo, hablamos de coches autónomos, en realidad estamos hablando de transporte, de infraestructuras urbanas, de reducir las emisiones de carbono, pero eso lo veremos realmente en la próxima década, lo que no impide que nos vayamos preparando desde ya.

Mientras se preparan, ¿qué está paasando ahora en el mercado?

Por ejemplo, en los dispositivos médicos, ya sean para uso del paciente, el profesional o un hospital, estamos asistiendo a una revolución directamente asociada a IoT, porque lo que todos tienen en común es que están conectados, recogen datos y los envían para su análisis. Crean una oportunidad de elevar la productividad en los tratamientos médicos, al disponer de información en tiempo real. Sabemos que está ocurriendo porque es uno de nuestros negocios de más rápido crecimiento.

En general, se suele asociar IoT con la productividad industrial. Incluso han acuñado otra sigla, IIoT […]

El funcionamiento de prácticamente todos los sectores industriales ha cambiado mucho, gracias a las soluciones APM (Asset Performance Management) que evalúan el rendimiento de las máquinas en planta, pueden detectar las anomalías y practicar un análisis predictivo para programar el mantenimiento y evitar paradas innecesarias. Creo que usted ya conoce el acuerdo de colaboración entre Intel y General Electric […]

Precisamente esta mañana he entrevistado a Mark Hutchinson, el CEO de GE Europa […] Perdone que insista, pero el conocimiento de la realidad debería ser suficiente para que Intel comparta datos sobre el tamaño del mercado.

Y los compartimos… somos una de las pocas compañías que publican datos reales sobre el negocio de IoT: cuánto silicio y cuánto sofware hacemos para IoT. Esto nos da una expectativa razonable del crecimiento futuro. No creo que importe mucho anticipar cuántos miles de millones de dispositivos habrá conectados dentro de tres años. Lo que sí importa es que crearán exabytes de datos que tendrán que ser procesados, que IoT multiplicará por 22 el tráfico de Internet, y que todo eso exigirá contar con redes que lo soporten, y por su magnitud una reestructuración de las frecuencias, además de un esfuerzo de estandarización. Esto es lo que me parece relevante para definir nuestra estrategia de IoT.

Ahora que lo pienso… debería haber empezado por preguntarle acerca de la organización que dentro de Intel se ocupa de este negocio. Y por su papel en esa organización.

Dentro del IoT Group, mi responsabilidad es el portfolio de mercados, como salud, smart cities, vídeo, sector público, agricultura, aeroespacial, etc. Son sectores que están viviendo una disrupción. Son verticales, pero también asumo responsabilidades horizontales: una es China y otra es la ingeniería de clientes.

¿Qué implica esta última?

Que cuando un cliente necesita ayuda para construir un producto con nuestra tecnología, ponemos a su disposición un equipo de ingenieros en fin. También me ocupo de los partners.

Se supone que el valor de IoT estará en los servicios más que en los dispositivos. ¿Está de acuerdo? ¿Dónde reside el valor económico del mercado IoT?

La experiencia nos dice que históricamente en las T.I. ha habido un desplazamiento de valor hacia los servicios, especialmente cuando ha sido necesario implementar cierta personalización. Primero hacia los servicios gestionados y ahora hacia un modelo de consumo basado en la nube. El caso de IoT es peculiar: observamos que hay organizaciones de servicios profesionales interesadas desde la primera hora en desarrollar una oferta propia construyendo plataformas de software para gestionar activos de IoT en la nube. Creemos que el verdadero valor está en los datos y en el modo de monetizarlos. Por supuesto, antes tiene que haber una infraestructura de hardware y software que lo haga posible, pero insisto en que el valor incremental estará en los datos.

Tarde o temprano, toda cadena de valor tiende a ´comoditizarse` y, por consiguiente, IoT podría devenir en un campo de batalla por soluciones low cost […]

Eso se llama ley de Moore, amigo mío: cada 18 meses mejora la ratio precio/rendimiento. Se ha cumplido durante 30 años y seguirá cumpliéndose por algún tiempo. Pero circula una falacia, según la cual los dispositivos sólo sirven como fuentes tontas de datos y lo único que hay que exigirles es que sean capaces de enviar los datos a la nube, que es donde debería crear el valor a través de la analítica y la seguridad.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo el ejemplo el automóvil: la cantidad de computación que alberga un coche no es menor que la de muchos datacenter. De hecho, hay docenas de piezas de silicio en un vehículo que soportan funciones como la imagen, la seguridad, el entretenimiento, etc. y forman parte del valor intrínseco del vehículo, con independencia del volumen de datos que manejen. Me dirá que es un ejemplo extremo, pero piense en lo que pasa con las cámaras de vídeo digitales. Si en una ciudad se despliega una flota de cámaras por razones de seguridad, gestión de tráfico o de aparcamiento, no tiene sentido enviar esos datos a una nube para analizarlos remotamente, cuando ese análisis se puede hacer en tiempo real en la propia cámara. Las cosas no son blancas o negras: conozco los argumentos económicos en favor de una infraestructura cloud, pero no están en contraposición con las ventajas de una arquitectura integrada en el dispositivo, o que ciertos procesos pueden ocurrir en una arquitectura fog computing. Veremos cada vez más análisis en tiempo real, procesamiento de datos en las propias máquinas, que requerirán una clase superior de CPU, y esta tendrá que integrar mucha seguridad […]

Lo que implica que el mercado de IoT se configure en torno a una cantidad de relaciones entre diferentes tipos de partners. ¿Cuál es la estrategia de Intel en este campo?

Menciona un asunto muy relevante para nosotros. Hace dos años pusimos en marcha una estrategia de ecosistema, conscientes de que ninguna compañía puede hacerlo todo por sí sola. Se necesitan compañeros de viaje aguas arriba y aguas abajo, para construir una solución preintegrada. Históricamente, la carga de escoger e integrar la tecnología ha recaído en el cliente […] En el caso de IoT, es necesariamente diferente: los clientes desean de entrada una solución preintegrada, robusta, escalable y segura, que puedan implementar fácilmente, y buscan un modelo de consumo diferente

¿A qué se refiere?

A que los clientes no están por la labor de afrontar un capex adicional con cada actualización, por esto prefieren que la solución se entregue como servicio. Si es así, podrán transmitir internamente el mensaje de valor de la solución que escojan, enfocándolo a los objetivos del negocio. Para eso se necesita que la solución incluya hardware, software, middleware, aplicaciones, seguridad y plataformas analíticas. Y, normalmente, también un proveedor de cloud. Cada eslabón tiene un rol en la cadena de valor.

¿Cuál es el vínculo entre IoT y la parte IT de la ecuación?

Mi manera de verlo es que O.T. (Operational Technology) y T.I. deben actuar en común. Es interesante comprobar que las industrias que han pasado por una disrupción, en el sentido positivo, y tienen más oportunidades de ganar productividad, son aquellas que históricamente han sido más perezosas con las TI. Petróleo y Gas, Energía y Agua, Salud, Transporte, Aviación […] Por supuesto, usan un ERP o un SCM, pero no se puede decir que sean usuarias intensivas de TI en su core business. Es algo que está cambiando, y tenga en cuenta que esas industrias pesan casi en un 50% del PIB, por lo que una ganancia de productividad del 1% tiene un impacto enorme a escala global.


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