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  9/04/2021

La empresa española tira de coraje en 2021

De entrada, el título es sugerente: Gestionar lo impredecible, predecir lo imposible. Evitar la viciosa costumbre de los gerundios es en sí una virtud, a la que el documento añade un subtítulo zumbón: ¡Déjate de predicciones! Con este tono, la consultora Quint Group y HP han pretendido tomar la temperatura de las organizaciones españolas ante un 2021 cargado de incertidumbre. Contra lo que podía esperarse, la actitud generalizada no es pesimista. Espoleada por la pandemia, la alta dirección de las empresas españolas está demostrando temple en su reacción y en su adaptación a las circunstancias. Rodeados de cenizos y oportunistas, no deja de ser alentador.

Claro que tomar la temperatura no agota los instrumentos de diagnóstico. Aun así, medio millar de entrevistas con directivos de los sectores público y privado arrojan como primera conclusión que, cumplido el primer año de la crisis sanitaria y su correlato económico, el temor inicial que ponía el acento en la liquidez por encima de cualquier otra métrica, ha remitido. Los ejecutivos encuestados comienzan a poner en cuestión sus modelos de negocio.

En la realización del estudio han confluido las aportaciones de Quint, conocida de los lectores de este blog por estudios anteriores y HP, además de la colaboración de Larsen Digital Leaders y Digital Biz. La introducción firmada por Javier Morgado, managing partner de Quint Iberia, se remonta a la socorrida “teoría” del cisne negro, acuñada en 2007 pero modificada y ampliada desde entonces, para advertir que la salud de la economía española, tras un desplome sin precedentes, dependerá en buena medida de decisiones que los directivos están tomando ya mismo.

Sólo un 27,9% de la muestra considera que la estrategia de su organización respectiva se mantendrá invariable tras la sacudida. Dicho a la inversa, tres de cada cuatro compañías se la están replanteando como consecuencia de cambios que distan de ser coyunturales. No puede decirse que su actitud sea conservadora: un 30% dicen estar analizando operaciones de fusiones y adquisiciones dentro y fuera de España, cuyo objeto seria la integración vertical u horizontal de su cadena de valor.

La posibilidad de compras no está encima de la mesa para otro 28% de las compañías entrevistadas, lo cierto es que también están evaluando cómo acometer el futuro: casi un 6% contempla la entrada de nuevos accionistas con los que explorar sinergias y mejorar su solvencia. No parece que en este paisaje destaquen los recortes de personal: un 12% ni siquiera menciona la reducción de costes laborales como una opción y sólo el 8,5% espera tener que recurrir a un recorte de plantillas. Esto va por barrios: el 11,8% de las grandes empresas despedirá personal mientras que sólo el 5,4% de las pymes tirará de ese recurso extremo. Por sectores, la tecnología y la logística son los menos dados a prescindir de personal.

La explicación de cómo han llegado a esta posición de relativa tranquilidad se encuentra en la respuesta a la Covid-19. Muy a pesar de que en España el teletrabajo estaba lejos de ser habitual y de que ni siquiera las mayores organizaciones estaban preparadas, puede decirse que el balance ha sido positivo. Es lo menos que puede deducirse de que un 75,9% de la muestra dice haberlo resuelto bien o muy bien, frente a un modesto 4,8% para el que la respuesta a las circunstancias no fue adecuada.

Por cierto, la ejecución del trabajo remoto ha sido más acertada en la gran empresa (85,6%) que en la pequeña (64,8%). Los niveles de satisfacción con las herramientas colaborativas usadas son muy positivos.

El compromiso con el teletrabajo no es ave de paso. Desde la alta dirección y los departamentos de TI se quiere reforzar esta área tecnológica por encima del resto, según la encuesta. El teletrabajo también será clave en las cuentas de las organizaciones, puesto que se trata de la principal medida vinculada al recorte de los costes totales (según un 23,3% de las respuestas) junto con el ahorro en las sedes físicas. Esta tendencia se observa en todas las categorías de empresas y en todos los sectores.

Siguiendo con esta línea, el informe concluye que las agendas de los CEO y CFO se alinean con las de los CIO, una sensible diferencia respecto de lo que solía observarse. Ambos lados de la mesa (es una manera de hablar) coinciden en la urgencia de invertir en herramientas para el trabajo remoto, en el modelo cloud y en ciberseguridad, con porcentajes muy similares, superiores al 50%.

La mayor diferencia entre esas tres responsabilidades se hace notar en la ciberseguridad, capítulo en el que los CIO parecen ser más conscientes de los riesgos y vulnerabilidades: un 15,5% plantea reforzar capacidades, en contraste con el 11% de los CEO/CFO. Las demás áreas se mueven en parámetros muy parecidos, según se aprecia en el gráfico siguiente.

Hay otra coincidencia señalable en el gráfico: los encuestados parecen dar poca importancia al 5G, pese a que muchos analistas insisten en que va a marcar el año con un efecto ´bomba de racimo`por su impacto en el edge computing: sólo el 5,2% de los CEO menciona 5G como una prioridad de inversión y el porcentaje sube dos puntos en el caso de los CIO.

En todo caso, las TI serán protagonistas de este año dominado por una realidad económica incierta. Las compañías a las que pertenecen los entrevistados parecen tener claro que la digitalización y la automatización de procesos, así como la incorporación de herramientas de productividad serán factores clave para mejorar sus cuentas de resultados. Una apuesta que pone muchas esperanzas en los fondos Next Generation de la Union Europea.

Se vuelve a resaltar un problema clásico del sector TI, la insuficiencia de personal cualificado: no es un mal endémico español, sino que lo es de toda Europa, señala el informe. A tenor de las respuestas, las empresas van a reforzar sus capacidades en algunas áreas clave como blockchain (25,4%) y ciberseguridad (23,6%). La tercera de las competencias que demandarán más personal es la gestión del cambio organizativo (21,8%) relegando a otras que venían con buena pinta, como la analítica avanzada (18,1%).

Todo ello, es preciso apuntar, en un contexto laboral en el que el peso de los millennials va cobrando más entidad. Esto, en sí mismo positivo para la sociedad, requiere que las empresas estén preparadas para gestionar un talento más dinámico que las generaciones anteriores.

[informe de David Bollero]


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