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  2/02/2018

Samsung tiene con qué presumir de «ecosistema»

No es sólo el mercado de los smartphones el que está revisando los reclamos que muestra a los consumidores. La necesidad de nuevos mensajes es compartida por la electrónica de consumo, según quedó de manifiesto en el reciente CES. Sirva de ejemplo Samsung, que este año ha llevado menos productos y se ha prodigado en la prédica de lo que llama “inteligencia de las cosas”. Es un síntoma de que la compañía coreana tiene voluntad de trascender la identificación de su marca con móviles y televisores. Necesita crear un ´ecosistema`, tal como han hecho Apple y Google: cultivar el software y los servicios sería la fórmula para afianzarse en el mercado estadounidense, que a eso se va a Las Vegas.

No es la primera vez que ocurre, pero el intento de Samsung en el CES 2018 ha sido la expansión de su asistente “inteligente” Bixby a otros dispositivos, como televisores y frigoríficos. El segundo pilar de la estrategia se llama SmartThings Cloud, una nube única para coordinar todos sus productos. La compañía espera que para 2020 su catálogo al completo tendrá conexión a Internet (no le falta tanto: actualmente la proporción es del 90%).

La integración de Bixby en la línea de televisores de 2018 permitirá a los usuarios buscar series y películas, pedir información meteorológica, reproducir una canción en Spotify e incluso ordenar ciertas funciones de domótica como encender o apagar las luces. Tras los balbuceos iniciales, Samsung da los primeros pasos en la batalla de los asistentes personales, para no dejar que Alexa Echo y Google Home colonicen su clientela hogareña. En el CES, el catálogo se ha engrosado con un televisor modular que puede alcanzar rasgos insólitos como 85 pulgadas en 8K, una pizarra digital y un muestrario que incluye un convertible, altavoces, una lavadora y una actualización de su familia de frigoríficos.

Ante el estiramiento de los ciclos de renovación, muy evidente en los televisores y ahora en los smartphones, Samsung pretende incentivar la demanda mediante software y, sobre todo, integrar los productos dentro de un ´ecosistema` convincente que retenga a los consumidores. Tanto los nuevos frigoríficos como los televisores de la nueva hornada van a tener acceso a Bixby y a la nube de SmartThings.

Es un movimiento delicado. Nadie discute el liderazgo de Samsung en hardware, pero su historial en software luce bastante menos. Su sistema operativo Tizen, que nació para ser una alternativa a Android, ha quedado relegado a los televisores y smartwaches de la marca, tras comprobarse que era inviable lanzarlo en los smartphones. Muchos de los servicios que ha desarrollado, como la aplicación WatchOn para hacer streaming del móvil al televisor, apenas han despertado interés. Bixby ha recibido no pocas críticas por su escasez de funciones y, lo que es quizá más grave, en la plataforma SmartThings se descubrieron brechas de seguridad. Como contrapartida está el éxito de Samsung Pay, ampliamente aceptado en los países donde se ha lanzado, y la fortaleza de su sistema de seguridad Knox.

Por el momento, la nube SmartThings, resultado de una adquisición de 2014 [a entonces se remonta el origen de esta estrategia] destinada a funcionar en todos los dispositivos de  Samsung que tengan conexión a Internet. También podrá hacerlo con productos de otras marcas, entre ellos Alexa Echo, las luces Philiips Hue o la suite de Harman (otra adquisición asimilada) para el coche conectado. El objetivo es, sencillamente, que los dispositivos ´hablen` entre ellos. En este contexto, el televisor será el centro de control de otros aparatos domésticos, como el termostato o las cámaras de seguridad. Aplicaciones propias como SmartView – para hacer streaming de móvil a TV – o SmartConnect – de control domótico – se integrarán en SmartThings a partir de su relanzamiento en primavera.

El otro ingrediente de la receta es Bixby, en teoría orientado a que los usuarios obtengan “más valor” de sus dispositivos. Los productos de la compañía tienen fama de contar con un abanico de funcionalidades a las que, contradictoriamente, no es fácil acceder. El asistente personal podría acercarlas al usuario. Al menos, esto se proclama.

La expansión de Bixby se da en el contexto de un mercado plagado de opciones que no sólo han llegado antes sino que tienen progenitores de alcurnia: Apple, Amazon, Google y Microsoft. De los cuatro, sólo Amazon y Google tienen propuestas específicas para el hogar, donde Samsung tratará de apoyarse en sus televisores, en espera de lanzar su altavoz con Bixby. Más le vale entrar cuanto antes: Gartner predice que en 2019 los asistentes digitales serán la forma preferida para interactuar con los dispositivos en la emergente era del hogar ´inteligente`.

Para estar a la altura, Samsung anunció en octubre del año pasado la segunda versión de Bixby, que mejora su reconocimiento del lenguaje natural y de las personas, llegando a predecir sus intereses. La actualización integra la tecnología de Viv, una startup fundada por los creadores de Siri que Samsung adquirió en 2016, que tiene entre sus puntos fuertes la capacidad de interacción con aplicaciones de terceros. Sin embargo, la ventaja de Bixby no está suficientemente clara para los usuarios, que en cambio identifican Assistant con sus búsquedas en Google y a Alexa con múltiples habilidades además de comprar en Amazon.

Ha explicado Samsung que el asistente servirá para controlar el teléfono con una nueva interfaz. En un frigorífico, recomendará recetas en base a los alimentos que tiene en su interior; en un televisor, cargará de modo automático las series preferidas por el usuario. No está demostrado que esta visión del Internet de las Cosas tendrá la acogida que Samsung espera y necesita. Y la competencia está muy activa: Google Assistant se va a integrar con los nuevos televisores de LG, que también funcionará con Alexa aunque con limitaciones. Sony cuenta con Assistant en los suyos y Alexa estará presente en los de la marca china HiSense.

Es significativo que la entidad organizadora del CES estime que las ventas de dispositivos domésticos dotados de ´inteligencia` crecerán un 41% en unidades (40,8 millones) y un 34% en valor (4.500 millones de dólares). A su lado, los smartphones y televisores se conforman con un 2%. El liderazgo de Samsung en estas dos líneas de producto es sólido, pero tal vez la marca necesite pertrecharse con algo más para la batalla que viene.

Por otra parte, los problemas de gobernanza que han afligido a Samsung en los últimos tiempos no han hecho mella en su negocio. Esta semana, la compañía ha dado a conocer el resultado del cuarto trimestre de 2017, que cierra un año con beneficio de 50.400 millones de dólares de beneficio. El mayor mérito corresponde a la división de semiconductores, que finalmente ha desplazado del liderazgo mundial a Intel. En cambio, la división de móviles ha tenido un descenso en el número de unidades despachadas, señal de que el ciclo de mercado de su modelo Galaxy S8 se está acabando, por lo que pasa a ser fundamental el anuncio del S9, esperado el 25 de este mes en el Mobile World Congress.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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