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  15/09/2009

Suenan tambores lejanos en Intel

Sólo un día antes de presentarse la profunda reestructuración en la cúspide de Intel, Pat Gelsinger anunció su marcha de la compañía. La noticia puede leerse de un modo más benigno: sólo un día después del anuncio de Gelsinger, la compañía dio a conocer un nuevo organigrama en el que aquél no tenía el puesto que creía merecer. En cualquier caso, Gelsinger, que ha hecho toda su carrera de tres décadas en Intel, ha aceptado una oferta de EMC, especialista en sistemas de almacenamiento, para ser presidente y director de operaciones de la división de productos de infraestructura. A sus 45 años de edad, puede que tenga la oportunidad de suceder a Joe Tucci (61), presidente ejecutivo de EMC.

Pat Gelsinger y Sean Maloney

Bajo la batuta de Gelsinger, el Digital Enterprise Group ha contribuido con más de la mitad de los ingresos de Intel, algo que tal vez le hizo concebir esperanzas de ser el heredero in pectore de Paul Otellini. Si bien ha participado en la concepción de los productos más celebres, particularmente la arquitectura 486 a la edad de 25, desde entonces ha estado asociado al giro que ha dado la compañía ha intentado dar hacia los dispositivos móviles; pero su mayor frustración ha sido no poder resolver el retraso de Intel en los chips gráficos.

Su salida marca el fin de una era. Con la reorganización decidida por Otellini, el grupo que dirigía Gelsinger se diluye en seis que dependerán de una superestructura denominada Intel Architectures Group (IAG), compuesto por seis unidades que suben de rango. A cargo, estarán dos vicepresidentes: el británico Sean Maloney (53)  y el israelí David Perlmutter (55).  La mención de las edades de cada uno está relacionada con el rumor de que uno de ellos será un día llamado a suceder a Otellini, y todos miran hacia  Maloney, con sólidos antecedentes como gestor, mientras que a Perlmutter sólo parece interesarle, según dicen, la tecnología.

Esto no deja de ser un futurible, porque Otellini (59) tiene siete años por delante antes del retiro que prescriben los estatutos de Intel. El actual presidente ejecutivo, según el comunicado, dedicará más tiempo a la definición estratégica, de lo que se ha interpretado que será él quien conduzca en los próximos años la extensión del papel de Intel más allá de los microprocesadores para PC, a los que debe su fama. La estrategia consistirá en que los chips de la compañía entren en nuevos segmentos de mercado, desde los móviles a la televisión, los coches y todo otro dispositivo electrónico.

Como capítulo separado de la reestructuración, también abandona Intel su abogado general, Bruce Sewell, harto de soportar la carga de los procedimientos promovidos por AMD en distintos países y cuya peor derrota ha sido la multa impuesta este año por la Comisión Europea. Sewell, especialista en litigios antitrust, tendrá no menor carga en su nuevo empleador, Apple.

Sólo un día antes de presentarse la profunda reestructuración en la cúspide de Intel, Pat Gelsinger anunció su marcha de la compañía. La noticia puede leerse de un modo más benigno: sólo un día después del anuncio de Gelsinger, la compañía dio a conocer un nuevo organigrama en el que aquél no tenía el puesto que creía merecer. En cualquier caso, Gelsinger, que ha hecho toda su carrera de tres décadas en Intel, ha aceptado una oferta de EMC, especialista en sistemas de almacenamiento, para ser presidente y director de operaciones de la división de productos de infraestructura. A sus 45 años de edad, puede que tenga la oportunidad de suceder a Joe Tucci (61), presidente ejecutivo de EMC.
Bajo la batuta de Gelsinger, el Digital Enterprise Group ha contribuido con más de la mitad de los ingresos de Intel, algo que tal vez le hizo concebir esperanzas de ser el heredero in pectore de Paul Otellini. Si bien ha participado en la concepción de los productos más celebres, particularmente la arquitectura 486 a la edad de 25, desde entonces ha estado asociado al giro que ha dado la compañía ha intentado dar hacia los dispositivos móviles; pero su mayor frustración ha sido no poder resolver el retraso de Intel en los chips gráficos.
Su salida marca el fin de una era. Con la reorganización decidida por Otellini, el grupo que dirigía Gelsinger se diluye en seis que dependerán de una superestructura denominada Intel Architectures Group (IAG), compuesto por seis unidades que suben de rango. A cargo, estarán dos vicepresidentes: el británico Sean Maloney (53)  y el israelí David Perlmutter (55).  La mención de las edades de cada uno está relacionada con el rumor de que uno de ellos será un día llamado a suceder a Otellini, y todos miran hacia  Maloney, con sólidos antecedentes como gestor, mientras que a Perlmutter sólo parece interesarle, según dicen, la tecnología.
Esto no deja de ser un futurible, porque Otellini (59) tiene siete años por delante antes del retiro que prescriben los estatutos de Intel. El actual presidente ejecutivo, según el comunicado, dedicará más tiempo a la definición estratégica, de lo que se ha interpretado que será él quien conduzca en los próximos años la extensión del papel de Intel más allá de los microprocesadores para PC, a los que debe su fama. La estrategia consistirá en que los chips de la compañía entren en nuevos segmentos de mercado, desde los móviles a la televisión, los coches y todo otro dispositivo electrónico.
Como capítulo separado de la reestructuración, también abandona Intel su abogado general, Bruce Sewell, harto de soportar la carga de los procedimientos promovidos por AMD en distintos países y cuya peor derrota ha sido la multa impuesta este año por la Comisión Europea. Sewell, especialista en litigios antitrust, tendrá no menor carga en su nuevo empleador, Appple.


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