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  17/10/2016

VMware y Amazon: mejor socios que rivales

¿Qué tiene que hacer una empresa de software que factura 6.500 millones de dólares al año a medio millón de clientes de su producto estrella, cuando constata que el crecimiento vegetativo afloja y que su mercado natural se desplaza hacia el cloud computing? Este dilema preocupa desde hace años a VMware, líder del mercado de virtualización, pero las respuestas han sido insuficientes. Y ¿qué ha de hacer otra empresa [Amazon Web Services] cuando ve que su liderazgo en la cloud pública choca con la voluntad de valiosos clientes potenciales, empeñados en mantener sus procesos en los datacenter propios o en cloud privadas? Cada una por sus razones, las dos empresas han decidido aliarse.

Andy Jassy y Pat Gelsinger

Andy Jassy y Pat Gelsinger

Este será un tema central de VMworld Europe, evento que por cuarto año consecutivo abre este martes sus puertas en Barcelona. La descripción sucinta de la alianza sería esta: AWS será la principal oferta de cloud pública de VMware y a su vez VMware actuará como partner principal de AWS en la nube híbrida. Se comercializará como VMware Cloud on AWS, y dará a los clientes la oportunidad de integrar sus datacenter con la nube de Amazon a través de interfaces que les son familiares.

Por alguna razón, el acuerdo no fue anunciado en la edición americana de VMworld, en agosto, quizá reservándolo para Barcelona. La noticia trascendió prematuramente, y los CEOs de ambas compañías, Pat Gelsinger y Andy Jassy, optaron por comparecer en rueda de prensa en San Francisco para hacerla oficial.

Para VMware, implica convertirse en revendedor masivo de la nube de AWS, integrando los servicios de esta en su consola de control. No se trata sólo de proteger las posiciones adquiridas sino de ´monetizar` los flujos de cargas de trabajo que migren hacia la nube pública. Esos ingresos añadidos propiciarán, previsiblemente, márgenes más altos y mejorarán la rentabilidad y el cash flow de la compañía. Si así fuera, habrá sido un golpe maestro de Gelsinger.

Para AWS, significa incorporarse al juego de cloud híbrida – que hasta ahora rechazaba – y pasar a conectar directamente sus servicios con las infraestructuras privadas. En cuanto a los clientes, para ellos supone que podrán comprar servicios de AWS apoyándose en lo que han invertido en productos de VMware. El acuerdo no será visible en el mercado hasta mediados de 2017 – por lo que no contribuirá a las respectivas cuentas de resultados hasta el año fiscal 2018, como mínimo – pero ha bastado su anuncio para crear expectativas: se le considera la mejor salida para el impasse en que se encontraba la estrategia cloud de VMware y así compensar la desaceleración de sus ingresos por la venta de licencias.

La premisa del acuerdo es la convicción mutua de que el auge del cloud computing no acabará con las infraestructuras de los datacenter privados. No todas las compañías están dispuestas a migrar sus cargas de trabajo a la nube, ni todas las cargas son susceptibles de alojarse remotamente. Los CIOs tienden a apreciar las virtudes del modo cloud de entrega de servicios de computación y almacenamiento, pero prefieren – y preferirán – retener una parte sustancial de sus procesos en casa, en sus propios servidores y bajo su responsabilidad directa.

En el fondo – y no tan en el fondo – muchos de ellos temen caer cautivoss de los gigantes de la cloud pública [Amazon, Microsoft, Google e IBM lideran el mercado, sin casi dejar espacio a otros], que los condenarían a ser poco más que gestores de métricas. Tardíamente, se ha comprendido que el discurso de la facilidad para mover sus cargas de una a otra nube, o de vuelta a casa, que propagan los evangelistas del modelo cloud, es muy relativo: cada plataforma se diferencia del resto, y sus servicios no son directamente compatibles, y – salvo para algunas aplicaciones – no es fácil salirse una vez dentro. Es un argumento precioso para los competidores tradicionales de TI, que juegan la carta de la cloud privada para, llegado el caso, propugnar la lógica de la hibridez. Porque, a fin de cuentas, ¿qué es la hibridez sino una forma de nombrar la combinación (en grados diversos) de externalización y retención de procesos en la propia casa?

Ahí está la clave. Los gigantes de ´la nube` han llegado a un punto en el que necesitan dotarse de una oferta que responda a esa resistencia, muy manifiesta en las grandes corporaciones. Por ejemplo, AWS ha crecido espectacularmente entre las startups y ciertos departamentos de las empresas, pero suscita recelos entre muchos CIOs corporativos.

Inicialmente, la mayoría del sector TI no supo reaccionar ante el fenómeno, convencido de que su modelo de negocio era imbatible. Ahora mismo, ya no hay compañía importante en esta industria que no procure estar en la carrera, y de ahí nacen las propuestas «multicloud», que presumen de dar al cliente libertad de migración sin perder consistencia con las prácticas que se aplican en los centros de datos.

La existencia de una plataforma única capaz de regir tanto ´la nube` pública como la infraestructura privada es un deseo expresado muchas veces, y que VMware predica ahora con una arquitectura común. Microsoft – principal rival tanto de AWS como de VMWare – se aproxima a esa meta, con su propuesta oferta Azure Stack, para entregar la misma experiencia que los clientes conocen on-premise extendiéndola a la nube o, dicho a la inversa, ofrecer una experiencia cloud en el datacenter: fácil administración, agilidad, escalabilidad, provisión instantánea y menor coste.

El acuerdo entre VMware y AWS viene a ser un eco del que la primera firmó con IBM en febrero y que, esencialmente, permite que vSphere esté disponible en los servicios de cloud pública prestados por SoftLayer, a la vez que VMware se asegura calzarse los zapatos de IBM en los centros de datos. Queda al margen Google, cuya relación con VMware es buena pero se encuentro en plena reconversión de su estrategia cloud. La perspectiva de que AWS afiance su distancia, podría aconsejar algún movimiento por parte de Diane Greene, ahora responsable de Google Cloud [y, lo que son las cosas, fundadora y CEO de VMware hasta 2004].

No siempre han sido cordiales las relaciones entre los nuevos socios. En 2013, ante un auditorio de partners, Gelsinger pronunció una frase que estos días le echan en cara los columnistas: «si una carga de trabajo se va a Amazon, la perdemos, y la perdemos para siempre». Su entonces número dos, Carl Eschenbach, aprovechó la ocasión para dedicar a AWS esta lindeza: «me cuesta creer que los que estamos aquí no podamos, colectivamente, vencer a una compañía que se dedica a vender libros».

Por el lado de AWS, es memorable su rechazo a cualquier viso de hibridez: a su debido tiempo, todas las cargas acabarán en la cloud pública porque, según su CTO, Werner Vogels, «lo que llaman nube privada es en realidad una falsa nube»

Las dos partes han cambiado de opinión. Según la frase más repetida de estos días, el acuerdo combina «lo mejor de ambos mundos». Todo el software de VMware – incluyendo vSphere, VSAN y NSX – estará disponible para correr en AWS el año que viene.

En lo que respecta a Gelsinger, el acuerdo equivale a reconocer que su estrategia de arrimarse a la cloud pública a través de vCloud Air no alcanzó la relevancia esperada. VMware ha logrado, no obstante, reclutar como partners a proveedores secundarios de servicios cloud (Century, OVH, NTT, Rackspace), y con ello ha logrado que miles de pequeñas nubes corran vSphere. El segundo (Microsoft) le está vedado en razón de la rivalidad entre sus hipervisores – que se acentuará con Windows Server 2016 – pero nada impide a Gelsiner llegar a un apaño con Google Cloud.

Según dijo el CEO de VMware la semana pasada, y se puede apostar que lo repetirá en Barcelona: «si nuestros clientes no se enfrentan a opciones drásticas, van a sumarse más rápidamente a la nube, y el mercado cloud experimentará una aceleración. No creo que la primera razón para ellos sea el coste, sino la facilidad de uso y administración de sus cargas». Jassy, sentado a su lado en un hotel de San Francisco – lo cuenta Mario Kotler, colaborador de este blog – prefirió referirse al clásico efecto red: «cuantos más usuarios se sientan atraídos por esta oferta conjunta, más feedback obtendremos para servirlos mejor».

No será esta la única noticia que depara el VMworld de Barcelona. Como recuelo de la edición de agosto en Las Vegas, se presentará una arquitectura Cross-Cloud que VMware describe en estos términos: «para las organizaciones de TI, manejar y asegurar aplicaciones a través de múltiples cloud plantea problemas de gestión del acceso y la identidad, la seguridad de datos y la visibilidad de las cargas de trabajo […] pero facilita los modelos de despliegue, on premise o no, con independencia de cuál sea la nube o el hipervisor».


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