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  19/06/2013

19Jun

El cambio de puesto de Todd Bradley en HP merece atención porque es, junto con Dave Donatelli, uno de los dos pilares en los que se apoya la acción de Meg Whitman para dar la vuelta a la compañía. Seguirá siendo vicepresidente ejecutivo, ya no a cargo de la división (PPS) Printing and Personal Systems – 60.000 millones de dólares, ahí es nada – sino de una posición de nombre impostado y definición confusa, Strategic Growth Initiatives. El triple contenido de sus funciones no es convincente: reforzar los negocios de HP en China, extender las relaciones con el canal en todo el mundo  e identificar oportunidades de partnership «con empresas que puedan contribuir al crecimiento a largo plazo». Demasiado, ¿no les parece?

Las cualidades de Bradley para cumplir con cualquiera de esas funciones, o con las tres, no hay quien las niegue – entre otras cosas, ha sido algo así como un embajador oficioso de HP en China, donde dicen que tiene más contactos que ningún otro directivo occidental del sector – pero lo cierto es que el movimiento llega en un momento delicado, y da para varias lecturas.

Después de ocho años dirigiendo la poderosa división de sistemas personales de HP, que se fusionó en 2012 con la de sistemas de impresión, todo hace presumir que Bradley estaría a punto de encajar el mal golpe de ver cómo la marca pierde el primer puesto en la tabla mundial de PC en el segundo trimestre, a manos de Lenovo y por la dinámica casi natural entre mercados que crecen y mercados que han dejado de crecer. Si el sorpasso en el ranking se confirmara (sólo se sabrá a finales de julio), no faltaría quien interpretara su nuevo puesto como un castigo y no como lo que se predica, una promoción. Especular sería una fatuidad.

Lo sin duda objetivo es que el negocio de HP en sistemas personales está en una profunda reconversión para salir de este trance: ha renunciado a sacrificar márgenes sólo por defender su cuota de mercado, y para los próximos meses prepara una auténtica ofensiva de nuevos modelos en todas sus gamas. El acuerdo con Google y el lanzamiento de tabletas Android no se pueden ver como gestos marginales, pero tampoco hay que exagerar la distancia con Microsoft: según se dijo días atrás en la conferencia Discover, la compañía espera que el final del soporte a Windows XP, en abril de 2014, será su gran oportunidad de encabezar la renovación de la base instalada de PC en empresas, que en proporción del 28% aún utiliza esa versión del sistema operativo.

Volviendo al asunto del organigrama: el relevo tiene mucho que ver con ese tránsito lleno de baches. Dion Weisler pasa de dirigir PPS en la región Asia Pacífico – por tanto, a las órdenes de Bradley – a tomar el mando del mercado global, reportando directamente a la CEO. «Dion tiene un background perfecto para los retos que tenemos por delante», dice el comunicado ritual atribuído a Meg Whitman. ¿A qué se refiere? Weisler no es un veterano de HP, ya que se incorporó en enero del 2012 procedente de Lenovo y después de haber pasado once años en Acer. Curriculo que sugiere una  personalidad de competidor agresivo, curtido en los mercados más disputados. También en este plano, es demasiado pronto para sacar conclusiones subjetivas.

Después de ocho años dirigiendo la poderosa división de sistemas personales de HP, que se fusionó en 2012 con la de sistemas de impresión, todo hace presumir que Bradley estaría a punto de encajar el mal golpe de ver cómo la marca pierde el primer puesto en la tabla mundial de PC en el segundo trimestre, a manos de Lenovo y por la dinámica casi natural entre mercados que crecen y mercados que han dejado de crecer. Si el sorpasso en el ranking se confirmara (sólo se sabrá a finales de julio), no faltaría quien interpretara su nuevo puesto como un castigo y no como lo que se predica, una promoción. Especular sería una fatuidad.


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