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  20/06/2013

20Jun

Las acciones de Samsung llevan dos semanas bajando en la bolsa de Seúl, porque los analistas han recortado sus previsiones sobre las ventas del Galaxy S4, producto estrella sobre el que pivota este año la firma coreana. Cuando esta informó haber despachado 10 millones de unidades el primer mes, una previsión oficiosa de 100 millones para finales de año parecía creíble, pero el viento no sopla tan fuerte como el entusiasmo, y las últimas estimaciones rebajan la cifra entre un 15 y un 20%. Según la firma de corretaje Woori Securities, cada cinco millones menos de S4 equivaldrían potencialmente 1.000 millones menos de dólares de beneficio operativo. Parece mucho, pero sus colegas de Shinham Investment apuntan a la baja del parámetro en el trimestre abril-junio, y Goldman entre unas opiniones y otras, han deprimido una acción normalmente poco volátil [si se mide desde enero, el valor bursátil de Samsung ha perdido un 12%, casi todo en junio].

Teniendo en cuenta que la división de móviles aporta casi tres cuartas partes de los ingresos de Samsung Electronics, los analistas se han despertado con el temor de haber pecado de optimismo. Es lo que les echa en cara J.K.Shin, jefazo de esta rama de la compañía: que se pasaron de vueltas, y ahora procuran corregir su hoja de cálculo. Aparentemente, Shin mantendría la suya.

Quien ha escrito – lo he leído por ahí – que Samsung está recibiendo la misma medicina que Apple, exagera; entre otras cosas porque nadie había dicho que la coreana fuera la empresa más valiosa del mundo por delante de Exxon y otras de la élite de Wall Street. No por ello a mi colega plumilla le falta fundamento: el problema parece estar en que el segmento de smartphones de alta gama desacelera, sobre todo en Europa, ¡y en Corea, quien lo diría! – y el de gama media se agita, lo que afecta a los dos adversarios en distinta medida.

Para Samsung parece razonable sacar versiones aligeradas del S4 [hoy mismo presentaría una en Londres, donde ha convocado a la prensa, y la semana próxima una Google Edition]. Ha conseguido desbordar en ventas al iPhone, y ahora se volcará en frenar la potencia de Huawei y otros un peldaño más abajo. Es una misión delicada para Shin: si apuesta por el volumen, debilita los márgenes, y si se conforma con tener el modelo más cool del momento, acabará perdiendo cuota. Por tanto, su marketing de los próximos meses será muy agresivo.

En el caso de Apple, la disyuntiva se presenta algo diferente: según sugieren las palabras de Tim Cook, en vez de contaminar el catálogo – tan limitado pero tan rentable – con un modelo ´barato´, estaría dispuesto a modular el próximo iPhone con versiones adaptadas a la la naturaleza de ciertos mercados; además, habrá que ver lo que dé de sí ese ´plan renove` del que se habla.


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