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  23/12/2013

23Dic

Acabo de recibir este mensaje de un antiguo lector: «que 2014 nos traiga lo que hemos echado en falta en 2013». Me sumo al deseo, sabiendo como sé que echa en falta su puesto de trabajo, perdido en 2013. Buena suerte, amigo.

«2014 no puede ser peor que 2013, y por tanto tengo que tomar en serio el aviso de que los indicadores van a mejorar», se sinceró el otro día un alto directivo del sector tras un brindis con la prensa. «Pero el destrozo está hecho – añadió – y tenemos que reconstruir entre todos lo que han roto». Uno de sus competidores me diría más o menos lo mismo un rato después, de lo que puedo deducir que flota en el ambiente un pronóstico «moderadamente optimista». Esa noche, un cronista bien relacionado me contó lo que le habían dicho en su visita a un think tank: han corregido al alza su mínima previsión del 2014, y tal vez volverán a corregirla (al alza) antes de mediar el año, si para entonces el gobierno no afloja – por razones electorales, se supone – en la reforma laboral. A pesar de ser un currante como yo (y de la misma generación), el colega dijo compartir la advertencia de su interlocutor. Personalmente no la comparto, pero tomo nota y así la transmito.

De modo que, por vías distintas, los mensajes navideños que me llegan dan fe de lo que se quiere decir con los indicadores abstractos. Yo sigo dándole vueltas a aquella frase, «el destrozo ya está hecho». Pensando en ella he escrito la crónica de hoy, la última del año, en la que se me ha ocurrido relacionar los indicadores económicos con la conocida paradoja del gato de Schrödinger. Esta es, como se sabe, un juego teórico con el que el austríaco trataba de refutar ciertas hipótesis de la física cuántica: no sabremos si las noticias son buenas, si el gato está vivo o muerto, hasta que cambien las circunstancias. Sólo entonces el observador podrá verificar el estado del gato.

No quisiera, por favor, que se me tome por pesimista: yo también soy «moderadamente optimista», pero no conformista. Este es mi último newsletter de 2013. Antes de poner el enlace al pie, quiero agradecer una vez más la paciencia de los lectores, la calidad y discreción de sus comentarios, que son la materia prima de la que se alimentan mis ganas de dialogar y aprender de ellos cada día. Les deseo que no echen nada en falta, que tengan lo mejor en sus empleos, lo mejor para sus empresas y sobre todo lo mejor para ellos y sus familias. Brindo por ello, y pretendo estar de vuelta el martes 7 de enero a la hora de costumbre.


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