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  8/04/2014

8Abr

Si todas las familias esconden algo turbio en un armario, ¿por qué no una comunidad que, bajo la figura jurídica de una fundación, carece de fines de lucro y cuyos miembros se dedican al desarrollo y promoción del software libre? La pregunta, retórica, viene a cuento de la controversia que ha rodeado el nombramiento y casi inmediata renuncia forzada de Brendan Eich como CEO de la Fundación Mozilla.

El fundamento de su elección estaba en los méritos de Eich. Conocido como creador de Javascript, ha sido cofundador de Mozilla y su chief technology officer desde 2005. Fue llamado a ocupar el primer puesto ejecutivo tras la imprevista dimisión de Gary Kovacs y el anuncio de que Jay Sullivan, a la sazón COO, dejará su puesto en lugar de ser promovido a CEO. En los últimos meses, dimitieron dos miembros del consejo, lo que pinta un panorama de discrepancias no se sabe a propósito de qué.

Al conocerse la elección de Eich, una corriente de la comunidad Mozilla sacó a relucir una mancha del pasado: en 2008, aportó 1.000 dólares de su bolsillo a la campaña en favor de revocar la legalidad del matrimonio gay en California. El resultado derogatorio del referendum sería luego declarado inconstitucional por el Tribunal Supremo, pero aquel gesto individual enturbió la reputación de Eich. Este entendió que no tenía por qué dar explicaciones sobre su pensamiento al respecto.

Sin que yo conozca más de las circunstancias, no me atrevo a discernir quién es más intolerante: si Eich con su postura retrógrada (aunque privada), o quienes con espíritu de secta le niegan el derecho a expresarla.

Cuesta creer que esos sean los motivos reales del episodio. Mozilla es una organización híbrida, nacida tras la decisión de AOL de dejar caer Netscape. Su objetivo fundacional, por el que sigue siendo conocida, fue el desarrollo de un navegador independiente, Firefox, que se presentaba como alternativa abierta a Internet Explorer. Durante casi toda su historia ha vivido de los fondos que aporta Google a cambio de derivar tráfico a su buscador.

Este es el «modelo de negocio» de Mozilla, pero desde hace un par de años el trío formado por Kovacs, Sullivan y Eich impulsó una nueva estrategia, El dinero y la tecnología ya no vienen de la web convencional, sino de la web móvil, lo que implica decantarse por HTML5 y otras herramientas afines. A esa tarea se pusieron, a desarrollar el sistema operativo Firefox OS para smartphones. Pero… «trabajar con operadores de medio mundo es una tarea gigantesca, comparada con la gestión de un browser; hemos subido la apuesta», resumió Mitchell Baker, presidenta de la fundación.

En otras palabras, competir con Apple y Google implica montar una trama de compromisos económicos que encierran conflictos. A saber cómo le habrá sentado a Google – no se ha publicado su contribución financiera de 2013 – el tener que seguir subvencionando a Mozilla para que sea un semillero de competidores de Android,

Para el lanzamiento y desarrollo de Firefox OS, Mozilla contó inicialmente con el respaldo de Telefónica, pero los resultados no fueron satisfactorios. En el último Mobile World Congress, Mozilla presentó siete modelos de móviles Firefox OS, secundada por fabricantes periféricos dispuestos en principio a explorar esa vía para vender smartphones de bajo precio en los mercados emergentes. En palabras de Sullivan, de la primera hornada se habrían despachado medio millón de unidades, una cifra ridículamente baja para un mercado en el que se activa un millón de móviles cada día. ¿Tendrá esto algo que ver con el escándalo de estas semanas? Me temo que sí.


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