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  13/12/2011

BYOD, la sigla más fea del mundo

Sin duda, las empresas tienen entre manos asuntos más importantes, pero ninguno con una sigla tan fea, la más fea del mundo. BYOD (bring your own device) describe el deseo de los empleados por usar su propio móvil, o elegir el que va a asignarle su empleador, con el propósito de disponer en un mismo dispositivo de las aplicaciones personales y las corporativas. De pronto, esta tendencia ha puesto en cuestión una regla por la cual los departamentos de sistemas deciden qué dispositivos pueden usar o no los empleados de la empresa. Y esto en nombre de un nuevo dogma, llamado´consumerización`, del que este asunto sería su manifestación más tangible e inmediata.

Jerôme Lecat, emprendedor francés residente en San Francisco y consumado adalid de la ´consumerización`, lo decía así al autor de este blog: “durante décadas, la innovación ha sido impulsada por las empresas, los gobiernos y los militares. Ya no es así; el consumidor es la nueva fuerza motriz, porque las aplicaciones móviles han engendrado una nueva generación de consumidores/empleados. Habilidosos usuarios de tecnología en su vida privada, cuando llegan a su trabajo suelen encontrar trabas para hacer algo que conocen mucho mejor que sus jefes”.

Si es cierto que a muchos (no a todos) empleados les disgusta llevar en el bolsillo dos móviles, uno personal y otro de empresa, habría dos soluciones posibles: o bien se les autoriza a acceder desde el primero a la red interna de la empresa o bien esta les habilita para hacer usos personales del smartphone que les suministra para trabajar. La disyuntiva no es fácil, pero encierra negocio. De ahí el ruido con la bendita sigla.

Todo el discurso sobre ´consumerización` podría concentrarse en dos puntos básicos: 1) la frecuentación de aplicaciones de consumo han creado una nueva generación de empleados, que trasladan sus expectativas al seno de las empresas para las que trabajan; 2) los dispositivos de consumo han entrado en la empresa, y sería estúpido tratar de detener el movimiento.

Para los fabricantes de smartphones, esta tendencia supone una posibilidad de arrebatar mercado a BlackBerry, cuyo liderazgo en las comunicaciones móviles de las empresas se apoya en que, más allá de las cualidades de sus dispositivos, ofrece a los directores una seguridad que ningún competidor ha conseguido igualar. Para los operadores, BYOD equivale a una oportunidad de recaudar ingresos adicionales y de asegurarse la lealtad de una clientela menos volátil que los consumidores. Vittorio Colao, CEO del grupo Vodafone, lo resumía así en noviembre al comentar los resultados de medio año: “dentro de las empresas, la gente quiere hacer con sus móviles lo que hace normalmente con un PC, pero todavía hay recelos; este fenómeno va en la dirección que nos conviene, porque también podemos ocuparnos de dar seguridad a la información”.

Tercer componente de la ecuación, las empresas, destinatarias de los mensajes anteriores, sopesan pros y contras. Por un lado, si facilitaran al personal el acceso a los datos y aplicaciones internas desde dispositivos móviles, reforzarían la disponibilidad de sus empleados, cada vez más itinerantes. Pero, al hacerlo, estarían asumiendo riesgos potenciales de seguridad y añadiendo complejidad a la gestión de sus sistemas de información.

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Una floración de estudios analizan estas cuestiones sobre la base de encuestas. Una reciente, de alcance europeo, publicada por Ovum revela que la mitad de las empresas consultadas ya permite que sus empleados accedan al correo corporativo a través del navegador de sus móviles particulares, pero el 43% (es decir, el 86% del 50%) les niega el acceso a los datos y otras aplicaciones internas. Sólo el 6% facilita el acceso pleno desde dispositivos móviles a la red corporativa.

Que se hable tanto del asunto, no necesariamente equivale a poner en marcha iniciativas. Otro estudio, patrocinado por Unisys, muestra que no hay una visión común. Por un lado, los trabajadores están convencidos de que otros empleados usan smartphones para trabajar; las empresas dicen que sí, pero sólo el 34%. Hay muchas formas de preguntar sobre el asunto: Gartner, por ejemplo, informa que la gran mayoría de los CIO en Estados Unidos y Europa consideran que menos del 20% de los dispositivos en uso dentro de sus organizaciones serán de propiedad de los empleados. Sería un giro drástico, si se compara con el hallazgo de IDC: en una de cada cinco empresas el 60% de los empleados usa smartphones suministrados por aquellas.

¿En qué afectan estas tendencias al mercado? Todo apunta a que BlackBerry puede perder cuota. Históricamente, ha sido la plataforma preferida por los departamentos de sistemas, pero los empleados también tienen sus preferencias, y parece ser que actualmente se inclinan por iOS y Android. Para hacer frente a esta presión, las empresas deberían prepararse para acoger al menos tres plataformas diferentes. O ponerse en manos de un agente externo, que podría ser un operador.

Una solución que se abre paso es la virtualización del smartphone, gracias a la cual en un mismo dispositivo pueden convivir dos perfiles de usuario: personal y laboral. La empresa VMware ha anunciado Horizon Mobile, que da precisamente esa posibilidad. Telefónica será el primer operador europeo que a partir del 2012 ofrecerá esa solución a sus clientes corporativos, inicialmente sobre dispositivos de Samsung. Una fuente de Telefónica admite que “podemos imaginar que algunos grandes clientes, con capacidades internas fuertes, podrían ocuparse directamente de la gestión de perfiles, pero aun en esos casos pensamos que nuestra propuesta es la más eficiente y la más barata”. Sobre esto último, lo único que se ha dicho es que el servicio será facturado en función del uso.

Por si sirviera como antecedente, en Estados Unidos AT&T ha anunciado en octubre su nuevo servicio Toggle, con una tarifa de 5 dólares por empleado/mes. La tecnología escogida consiste en una herramienta web de administración, mediante la cual el departamento de sistemas puede manejar el acceso a determinados recursos, añadir o cancelar aplicaciones y, obviamente, borrar toda la información en caso necesario. Como es natural, la seguridad es un punto que preocupa, y esta puede ser la razón por la que los modelos cloud acaben imponiéndose.


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