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  10/01/2011

Wintel ha muerto, viva Wintel

Desde julio es sabido que Microsoft tiene un acuerdo de licencia sobre los procesadores diseñados por la británica ARM, pero ha sido preciso esperar al CES de Las Vegas para confirmar su consecuencia lógica: Windows tendrá una versión específica para esos diseños, poniendo así fin a su  fidelidad de 32 años a la arquitectura x86, que comparten Intel y AMD. El anuncio representa lo que retóricamente se llama una huida hacia adelante: Steve Ballmer se ha librado por la vía de los hechos de explicar por qué no hay un tablet Windows que sea capaz de competir de igual a igual con el iPad, un objetivo que hace un par de meses proclamaba como “la primera de nuestras urgencias”.

Steve Ballmer

Steve Ballmer

Las connotaciones del anuncio son múltiples. Ha muerto el acrónimo Wintel (un invento de los enemigos de ambos), que en la práctica sólo era vinculante para Windows, puesto que los procesadores de Intel funcionan con Linux y Mac. Verbalmente, los portavoces de Intel en el CES han tratado de minimizar el divorcio, con el recurso de reconocer los méritos de ARM y la eficiencia energética de sus chips, para subrayar que son aptos para dispositivos de los que no se espera un rendimiento comparable al de una plataforma PC. “Para hacer ciertas cosas, se necesita incrementar el número de transistores, y esto requiere más voltaje; es curioso que alguien piense que esta ley de la física puede desaparecer a voluntad”.

En realidad, Ballmer no ha dicho que Microsoft vaya a abandonar la arquitectura x86, sino que “el ecosistema Windows evolucionará para abarcar todo tipo de dispositivos y factores de forma”. Con este fin, seguirá contando con Intel y AMD como estrechos aliados. Ballmer no escatimó elogios para los nuevos SoC de Intel, Sandybrifge, y los APU integrados Fusion, de AMD. Lo que no entra en los planes de Microsoft es seguir sosteniendo que Windows 7 es adecuado para funcionar en un tablet; renuncia, aparentemente,, a forzar las prestaciones de Windows Phone 7 (concebido desde su origen sobre ARM) más allá de su cometido. Esas opciones no darían respuesta satisfactoria a la aparición de múltiples categorías intermedias, ni a la tendencia al flujo de datos compartidos entre distintas familias de dispositivos.

No sería justo reducir el problema a la necesidad de aligerar un sistema operativo voluminoso, ni al razonable objetivo de consumir menos batería. Porque la principal objeción que merece Windows es la carencia de un interfaz competitivo, y en este aspecto trabajan a marcha forzada los especialistas de Microsoft. Ciertamente, quedan otros puntos por aclarar, entre ellos la fecha de aparición del futuro sistema operativo; se ha sugerido que podría estar disponible en algún momento de 2012, pero esto es suficiente para afirmar que durante el resto de este año, y probablemente algo más, el iPad sólo tendrá que enfrentarse a un rival de su talla, Android. ¿Cuántos millones de tablets se venderán sin que Microsoft participe del negocio? Hasta su nombre queda en el aire: Microsoft evita llamarlo Windows 8, por temor a dañar la buena trayectoria de ventas de Windows 7.

La adopción de la arquitectura ARM significa que nuevos fabricantes de procesadores aparecen como candidatos a cooperar con Microsoft y las marcas que adhieran a su sistema operativo. Tal como están hoy las cosas, esos candidatos son Qualcomm, Texas Instruments y Nvidia, pero es razonable pensar que Freescale y Samsung entrarían en juego. A Intel le crecen los adversarios, pero nadie podrá echarle en cara el dominio que, por su propia historia, seguirá ejerciendo sobre el entorno Windows.    

Poco puede decirse en este momento sobre el impacto que la decisión tendrá sobre el mercado del software. Históricamente, la alianza Wintel se ha sostenido por la abundancia de programas escritos para Windows y sólo para Windows. La propia Microsoft ha dado una señal al prometer que recompilará Office para que funcione sobre procesadores ARM. Si el futuro Windows estará destinado principalmente a los dispositivos de nuevo cuño, ¿qué pasará con el software de terceros existente para el Windows de toda la vida? Previsiblemente, Microsoft tendrá que ocuparse de un puente entre ambas orillas.


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