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  17/11/2014

Eduardo Navarro de Carvalho

Director General Comercial Digital del Grupo Telefónica

Algún ensayista político sostiene que el mundo y los estados estarían mejor gobernados por los alcaldes de sus grandes ciudades. Puede decirse que es una boutade, y lo es, pero su fundamento es que la mayoría de la población del planeta vive en grandes urbes, y a sus munícipes se les presume idoneidad, proximidad y consciencia de los servicios que requieren los ciudadanos. A este hecho, y a la disponibilidad de tecnologías digitales, se debe la proliferación de iniciativas etiquetadas como smart cities, surgidas en países de muy diferente estructura económica y social. Es el trasfondo del congreso Smart City Expo, que estos días se celebra en Barcelona y la premisa de la entrevista siguiente.

Eduardo Navarro

Eduardo Navarro

El número y diversidad de los asistentes al congreso dan fe de que Barcelona se ha convertido en un referente internacional en esta materia durante los últimos años. Acudirán alcaldes y cargos municipales de decenas de países, además de tecnólogos y proveedores de sistemas y dispositivos para una gestión urbana que aspira a ser «inteligente». Entre esos ponentes, a continuación se recoge el punto de vista de Eduardo Navarro de Carvalho, miembro del comité ejecutivo del Grupo Telefónica y primer responsable de sus negocios digitales en España, Europa y América Latina.

El concepto de smart city se presenta como un condensado de tecnologías en el que cada empresa promueve su propia acepción (IBM, Cisco, Ericsson, Siemens, etc) y esto es una fuente de fragmentación y, eventualmente, escepticismo. ¿Cuál es la acepción que promueve Telefónica?

La fragmentación existe y es un problema; no se puede abordar por un lado el alumbrado, por otro el tráfico y por otro la gestión de residuos, la seguridad… Bueno, se puede, y se hace, pero así no salen los números. Si observamos a nuestro alrededor, la vida de los individuos, la nuestra, ha cambiado tanto en los diez últimos años que sorprende lo poco que han cambiado las ciudades en ese tiempo. La revolución digital ha transformado al ciudadano, pero apenas influye en el funcionamiento de las ciudades.

Es evidente que no puede haber smart city sin red de comunicaciones, por lo que los operadores serían socios indispensables de cualquier proyecto. ¿Es el papel que se reserva Telefónica? ¿Hasta dónde se involucra? ¿Está dispuesta a asumir el liderazgo?

Nuestra percepción es que el liderazgo, la iniciativa de organizar la vida digital en las ciudades, tiene que ser de las autoridades. Entendemos que no hay ciudad inteligente sin ciudadanos inteligentes. Como operador, a Telefónica le gustaría jugar un papel activo en los proyectos de smart cities, y de hecho así es, pero no pretendemos estar solos ni liderar.

Por tanto, se entiende que buscan aliados. ¿De qué tipo y para qué?

Es un hecho que los operadores tenemos una relación natural y directa con los usuarios. Cada cliente nuestro o de otro operador lleva consigo casi permanentemente un sensor, que es el móvil, y esto nos da una capilaridad tremenda, que nadie más que los operadores tiene. Las utilities, como las eléctricas, por ejemplo, tienen una relación continua con los usuarios, pero les falta ese factor de la movilidad.

¿Qué requisitos deberían cumplir esas alianzas?

El gran requisito es que la plataforma de una smart city tiene que montarse sobre estándares abiertos. Si una plataforma funciona sólo en Barcelona, tiene un valor; si además funciona en São Paulo, Londres, Lima o Buenos Aires, etc. tendrá un valor muy superior…

¿Abiertas quiere decir interoperables?

Exactamente. Que puedan funcional igual con una u otra compañía, que una pueda retirarse sin dañar el proyecto, que otra pueda incorporarse sin complicaciones. Somos conscientes de que un consorcio de estas características no puede ser inflexible. Puedo decir que Telefónica está en conversaciones con muchas compañías en distintos países, con las que podría articular alianzas o consorcios siempre y cuando tengamos la misma visión.

Pero el problema sigue siendo quién define esas plataformas […]

Uno de los problemas de los smartphones es que si el usuario quiere cambiar de sistema operativo o de marca, es muy probable que tenga que sacrificar compatibilidad. Hay que evitar que esto pase en el desarrollo de las ciudades inteligentes: ningún alcalde debería estar amarrado a un servicio que sólo puede prestar una compañía ni tampoco a una tecnología sin alternativas. El modelo de plataformas abiertas ha sido definido por la Comisión Europea, y Telefónica lo ha adoptado para los proyectos en los que participa.

¿Cuáles son los servicios prioritarios para que una ciudad puede definirse como inteligente?

Depende. En Sao Paulo seguramente sería la seguridad, en Berlín el medio ambiente […] pero en todas las ciudades hay problemas que son comunes: la gestión del tráfico y del aparcamiento, la sostenibilidad del consumo de energía y de agua, lo relativo al pago de impuestos, la relación online del ciudadano con las municipalidades. Esos son los ejes.

¿Cuál es el estado de los proyectos en los que participa Telefónica?

Empezamos hace cuatro años en Santander, y tenemos desplegados 15.000 sensores; la ciudad fue escogida por la Comisión Europea para un piloto que ya está prestando servicios visibles a cualquier ciudadano. La visibilidad es importante: el aparcamiento es una prioridad, está demostrado que una alta proporción del tráfico urbano, en Santander como en todas partes, es de coches que buscan dónde aparcar. […]

Cuatro años… parece que avanza lentamente.

Estos proyectos son de maduración lenta. En Santander se trataba de un piloto, así que lo primero fue aprender a hacer las cosas. Hemos empezado en Valencia, usando una plataforma compatible con el patrón europeo Fiware. El proyecto de Logroño es más reciente y de menor escala, naturalmente; en Málaga y Sevilla hay experiencias parciales. En Brasil, tenemos en marcha una experiencia en São Paulo, centrada sobre todo en la seguridad, y una pequeña ciudad vecina, Aguas de São Pedro, nos sirve como laboratorio urbano 100% digital.

Volviendo al principio, ¿es corregible la fragmentación?

Es indispensable corregirla. No creo que sea tanto una cuestión tecnológica como de modelo de negocio, porque la fragmentación empieza por las responsabilidades en la propia administración municipal. Las ciudades más comprometidas son aquellas que han designado un responsable de alto nivel a cargo de la digitalización. Barcelona, en concreto, ha nombrado un vicealcalde a cargo de este área. Y es una de las razones por la que su modelo goza de reconociniento internacional.

¿Las oportunidades para Telefónica son mayores en Europa o en América Latina?

En América Latina puede ser incluso más fácil de implementar un proyecto de smart city, porque al tener que invertir en infraestructura se pueden quemar etapas […] Se puede dar el salto a la digitalización sin pasar por otros estadios. Pero estamos avanzando mucho en Europa, no sólo en España. Ya sabrá que en Reino Unido, O2 lidera un consorcio al que se ha adjudicado un gran proyecto de contadores inteligentes conectados, que abarca dos de las tres secciones en las que se ha dividido el territorio. Es un proyecto de smart grid, en realidad, pero una de las razones estratégicas por las que hemos entrado en él es porque configura una palanca importante para dar otros pasos. Desde el punto de vista de su dimensión, es el proyecto más grande que tenemos.

¿Valen las redes existentes o hay que desplegar nuevas?

La red existente vale, sobre todo si está al día como la nuestra. Pero está pensada para dispositivos que requieren un cierto ancho de banda para soportar aplicaciones intensivas. En una smart city, la mayoría de las aplicaciones no hacen otra cosa que mandar una señal una o dos veces al día; así que lo importante no es el ancho de banda sino la batería que alimenta los sensores: cargarla cada día, como la de un móvil, sería imposible. Hace falta recargarlas con luz solar. Son redes de menor potencia y bajo consumo de energía, con una inversión razonable.

¿Cómo encajan estas iniciativas en la organización de Telefónica? Es un nuevo modelo de negocio, diferente del tradicional como operador […]

Todo lo que he dicho se inserta en el contexto de transformación que innovación que está viviendo Telefónica. Hemos sido el primer operador de telecomunicaciones que ha creado un área específica para explotar servicios del mundo digital, más allá de la conectividad. Tan importante es desarrollar la plataforma como dar vida a un ecosistema en el que las piezas e iniciativas vayan confluyendo: una plataforma sin aplicaciones no tiene sentido. Por eso estamos involucrando a las incubadoras como las academias Wayra, en España y en América Latina, para que smarti cities sea un área de sus intereses. Y por la misma razón, nuestro centro de innovación en Barcelona ha escogido 26 proyectos relacionados con esta área.

[publicada en La Vanguardia el 16 de noviembre]


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