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  26/11/2012

El estado de las nubes, según Cisco

Por segundo año consecutivo, Cisco ha publicado su informe Global Cloud Index. Una de sus conclusiones es que el 76% del ancho de banda disponible es devorado por la transmisión dentro de los datacenter, otro 7% es ocupado por las aplicaciones y bases de datos alojadas en diferentes datacenter. Finalmente, el 17% de la capacidad se destina a servicios entre estos y los usuarios. La proporción se mantendrá hasta 2016, pero el tráfico crecerá al 31% anual, entre otras cosas porque la virtualización del almacenamiento incrementará el tráfico «interno». Por lo tanto, se equivocan los exégetas de la nube que dan por condenado el papel de los centros de datos tradicionales.

Es un universo cuya métrica es el zetabyte: en 2011 (último año del que hay datos reales) el tráfico global sumó 1,8 ZB, y en 2016 llegará a 6,6 ZB. Promemoria: 6,6ZB equivalen a 92 billones de horas de música streaming, 16 billones de horas de conferencias web y 7 billones de horas de vídeo online en alta definición en streaming. En un primer resumen, el tráfico global de datos se multiplicará por cuatro y el tráfico cloud, componente de crecimiento más rápido, se multiplicará por seis.

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El exhaustivo informe elaborado por Cisco analiza la actividad de grandes centros de datos y redes de acceso a Internet a escala mundial, con el interés de proyectar las tendencias desde 2011 (últimos datos recopilados) hasta 2016, un período de cinco años. Es bien sabido que Cisco tiene desde hace tiempo las miras puestas en el cloud computing, combinando su familia de servidores UCS con su oferta tradicional de networking, en la que disfruta del liderazgo mundial.

La metodología del informe podría merecer reparos, pero no existen alternativas más sólidas, y sus cifras resultan plausibles a la luz de las tendencias descritas por las consultoras Gartner e IDC. El equipo de trabajo monitoriza continuamente el tráfico de 10 grandes centros de datos, entre los que hay tanto nubes públicas como instalaciones privadas. Estadísticamente, la muestra no es despreciable: representa 40 terabytes mensuales de tráfico (es obvio que Cisco no identifica su titularidad ni ubicación. Luego, ese tráfico de datos es extrapolado al total de millones de centros de datos en todo el mundo y, para afinar los resultados, se recopila información de 45 millones de pruebas de velocidad en 150 países, con el propósito final de estimar cómo se comportan las redes de banda ancha fijas y móviles y su capacidad de soportar cargas de trabajo complejas en la nube.

Estos datos traen buenas noticias para la industria en general – y para Cisco, claro – porque el crecimiento de estos mercados abre oportunidades para todos. Pero la información que tal vez más interese es la que revela que en 2011 el 61% del tráfico pasaba exclusivamente por los centros de datos, y el 38% por modalidades de cloud computing. Para 2016, las cifras se invertirán (36%/64%): 2014 será el primer año en que las cargas en la nube pasen a ser mayoritarias.

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Esos 4,2 ZB adicionales en cinco año necesitarán nuevas instalaciones. Un elemento interesante que el informe pone de manifiesto es que la red se convierte aceleradamente en el repositorio – apunta Doug Merritt, VP de Corporate Marketing de Cisco – confirman las dos macrotendencias: fuerte crecimiento en el uso de los centros de datos y del tráfico en la nube, movidos por el deseo de acceder a contenidos personales o empresariales en cualquier ubicación y desde cualquier dispositivo».

Si se aúnan ambos fenómenos, las macrotendencias pueden merecer otros nombres: más virtualización y más interconexión de nubes. Cisco participa del negocio de almacenamiento a través de su alianza con EMC y del de virtualización mediante sus acuerdos con VMware, pero las noticias recientes permiten suponer que no renuncia a decidir en algún momento que le conviene entrar en esos dominios para tener una oferta propia completa [lo mismo podrían hacer sus socios]. El informe tiene, como poco, la virtud de identificar la dimensión del mercado.

El desglose de los datos por segmentos aporta una comparación sugestiva. El tráfico cloud generado por los consumidores pasará de 559 exabytes en 2011 a 3,6 zetabytes en 2016 [46% de incremento medio anual] mientras que el generado por empresas, claramente minoritario, subirá de 124 EB el año pasado a 596 EB cinco años después [+37% de media anual].

Como no todo puede ser euforia, también hay en el informe unos datos decepcionantes, aunque previsibles. La gran mayoría de los países no cuentan con ancho de banda suficiente en sus redes fijas de acceso a Internet – y tampoco las móviles – para las necesidades de carga de trabajo que demandan las aplicaciones cloud avanzadas.

El corolario del estudio sería el siguiente: «Cualitativamente, el impacto del cloud computing en el tráfico del datacenter es claro, y es importante reconocer que la mayor parte del tráfico de Internet ha terminado en un datacenter desde 2008. Los centros de datos continuarán dominando el tráfico de Internet durante el futuro predecible, pero la naturaleza de ese tráfico está experimentando una transformación, resultado de las aplicaciones y servicios cloud«.

¿Hará falta un llamamiento más claro a la inversión en infraestructuras para soportar el futuro de la nube? Que Cisco lo haga en su propio interés no quita el hecho de que hay decenas de empresas, competidoras o no, que compartirán ese punto de vista.


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