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  3/03/2010

Google en el banquillo (y 2)

En el nuevo reparto de la Comisión Europea, Joaquín Almunia ha heredado una cartera, la de Competencia, cargada de asuntos peliagudos. Su antecesora Neelie Kroes le dio lustre persiguiendo y sancionando a Microsoft; nada más estrenar su mandato, a Almunia le han puesto otro objetivo en el punto de mira: nada menos que Google. La noticia ha dado la vuelta al mundo, y las preguntas que flotan en el ambiente son: ¿es Google un monopolio? O ¿puede alguien detener a Google? Algo así como el 40% de las visitas a cualquier página web se originan en un buscador, y el 67% de las búsquedas se hacen en Google. Una sencilla regla de tres basta para nutrir la suspicacia.

Tres compañías europeas que explotan sendos buscadores verticales, han denunciado a Google por presunta manipulación del ranking de resultados que tendría el propósito de rebajar su exposición ante los anunciantes. Una de ellas, Ciao.de  es propiedad de Microsoft, lo que ha sembrado sospechas. Sólo un ingenuo podría no ver que ambos adversarios se ponen zancadillas cada vez que pueden, pero esta rivalidad no cambia la esencia del asunto de que se trata.

Un ente llamado ICOMP (Initiative for a Competitive Online Marketplace), del que forman parte agencias y anunciantes ha publicado un informe en el que afirma que el buscador de Google “funciona de tal manera que blinda sus resultados contra toda verificación externa”, lo que entre otras consecuencias haría “prácticamente imposible” que una campaña en Google sea interoperable con la publicidad en otros buscadores; por otra parte, critica la “opacidad” de sus precios.

Google se defiende de estas acusaciones con el argumento de la neutralidad de los algoritmos en los que se basa su ranking de Internet, que ya no es aquella fórmula de sus orígenes universitarios. Amit Singhal, del grupo de ingeniería del buscador, explicaba la semana pasada en su blog oficial que al menos un 20% de los cientos de millones de búsquedas que su robot procesa diariamente son completamente nuevas, y que estos dos factores – volumen y variedad – imposibilitan cualquier manipulación humana. “Nuestros algoritmos usan cientos de señales diferentes para clasificar cada búsqueda. Son indicadores de relevancia, e incluyen desde cosas tan simples como el número de palabras en una página web hasta otras tan complejas como índices de autoridad de los sitios enlazados a esa página”. Con cierta frecuencia, dice, los ingenieros introducen ligeros cambios en los indicadores con el propósito de mejorar la calidad de los resultados. En todo caso, un procedimiento robotizado no es perfecto – admite Singhal – pero ninguna intervención humana sería mejor, puesto que dependería de gustos y preferencias, una subjetividad de la que carecen los algoritmos.

Julia Holtz, del equipo jurídico de Google, ha adoptado un tono desafiante: “no tenemos listas negras ni listas blancas”. Así las cosas, otra de las tres empresas denunciantes, la británica Foundem ha hecho públicos dos mail internos de Google, en los que aparece la palabra whitelisting en un diálogo que sugiere la posibilidad de mejorar voluntariamente el ranking de una web. Foundem – que, como la alemana Ciao, compite con Froogle, comparador de precios de Google – sostiene en su alegato que su propia web ha sido víctima de bajadas de ranking no explicables, con el consiguiente perjuicio económico al encarecerse inopinadamente sus inserciones de palabras clave para atraer usuarios.

Previsiblemente, Google ve en Microsoft el origen de sus problemas con Bruselas. A lo que Dave Heiner, abogado general adjunto de Microsoft, arremetía el viernes desde su blog corporativo : “a medida que el poder de Google aumentaba, un número creciente de empresas – grandes y pequeñas – se han quejado de las discutibles prácticas de Google. Algunas de estas reflejan la agresividad de Google, otras son fruto del secreto con el que maneja sus operaciones. Es normal que algunas de esas empresas nos pidieran consejo, por nuestra experiencia en el tema”. Aquí el abogado gira hacia un tono personal: Heiner recuerda que cuando empezó a ocuparse de asuntos de competencia, Eric Schmidt presidía Novell, compañía que, al igual que Sun – otro empleador de Schmidt – era una fuente constante de litigios contra Microsoft. Como colofón, Heiner exhorta a todos los que se sientan agredidos por Google a acudir ante las autoridades de la competencia. Vamos, que Almunia tendrá mucho trabajo por delante.


 

Juristas muy atareados

Las controversias son un ingrediente de las relaciones entre Google y las autoridades europeas, siempre enturbiadas por una incomprensión recíproca. Ha habido numerosas durante los últimos dos años, y es probable que haya más en los próximos meses:

streetview*Marzo de 2008: la Comisión Europea aprueba a regañadientes la adquisición de DoubleClick, que ya contaba con el visto bueno de Estados Unidos, dejando la sensación de que lo hacía sólo por evitar crearse más problemas con Bush.

*Septiembre de 2008: Bruselas obtiene que los datos de los logs del motor de búsqueda en Europa se conserven durante sólo nueve meses, la mitad que en Estados Unidos.

*Noviembre de 2008: el pacto publicitario entre Google y Yahoo – concebido para contrarrestar la oferta de Microsoft por la segunda – fue abandonado ante la evidencia de que no pasaría el filtro de los reguladores europeos, incluso en el caso de tener la luz verde del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

*Febrero de 2009: Google intenta ser admitida como parte en el contencioso por abuso de posición dominante abierto contra Microsoft en Bruselas, y mueve su lobby para que se fuerce a esta a aceptar la neutralidad en materia de navegadores de Internet en los PC que traen Explorer instalado por defecto.

*Agosto de 2009: la policía italiana allana las oficinas de Google en Milán, en busca de pruebas de una supuesta conspiración relacionada con las quejas de la prensa contra el servicio de noticias Google News.

*Septiembre de 2009: el gobierno alemán se dirige a las autoridades estadounidenses pidiendo que bloqueen un acuerdo firmado con autores y editores relativo al copyright sobre los libros destinados al nuevo servicio Google Books.

*Noviembre de 2009: la agencia de protección de datos suiza propone prohibir que Google capte imágenes en su país para el servicio Street View.

*Febrero de 2010: la Comisión Europea requiere a Google que introduzca dos cambios en Street View: advertir previamente a los habitantes de que sus cámaras están recorriendo una zona, y borrar las imágenes pasados seis meses.

*Febrero de 2010: la DG de la Competencia abre a Google un expediente previo para investigar las denuncias de presunto abuso de posición dominante en el mercado de los buscadores.


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