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  2/12/2013

HP escruta cómo serán las empresas en 2020

La experiencia de lo que ocurrió con las predicciones que se hicieron sobre cómo sería el mundo en 2010, no es un precedente que invite a repetir, pero ¿quién se abstendría? Hace falta cierta audacia para, con los datos de la actualidad a la vista, atreverse a enfocar el catalejo en el horizonte, en el año 2020. Un horizonte lo bastante lejano como para pensar en una mejoría, pero no tanto como para dejarse llevar por la ficción. En cualquier caso, todo estado de ánimo es de recibo cuando se trata del futuro. Es lo que habrán pensado los estrategas de HP cuando concibieron una fórmula colaborativa de enfocar el catalejo: ¿cómo serán la sociedad, las TI y las empresas en 2020?

La originalidad del estudio ´20/20 The innovation and revenue engine of the enterprise´, que ha promovido HP, obedece a dos factores: se basa en las conclusiones vertidas abiertamente por expertos externos a través de un sitio web, y se reconoce de entrada como un ejercicio inconcluso, actualizable periódicamente. El método tiene sus inconvenientes: en algunos casos, probablemente demasiados, puede decirse que se trata de una extrapolación – no se le pide mayor rigor estadístico – de nociones y datos ya conocidos, de tendencias en vigor que irán fraguándose, siempre y cuando la realidad se comporte como imaginan los expertos convocados. Como es fácil suponer, la conclusión final es unidireccional, y destaca el papel nuclear de las TI para el desarrollo de la sociedad.

En la presentación del estudio en España, correspondió a Enrique Solbes, vicepresidente y director general del Enterprise Group de HP para España y Portugal, exponer y glosar esas conclusiones. Las articuló en cuatro aspectos relevantes del mundo digital a esta altura de la segunda década del siglo 21: adopción e innovación de cloud computing, utilización de herramientas TI como valor diferencial de negocio, gestión adecuada de una nueva estirpe de profesionales – intensamente digitalizados, los definió – y evolución de los CIO hacia un nuevo rol que llamó «ingenieros de negocio».

Los primeros pronósticos del informe apuntan una serie de profundos cambios demográficos y estructurales, que de aquí a 2020 van a afectar a la sociedad en su conjunto. La población del planeta superará los 7.500 millones de personas, un 10% más que en la actualidad [en números absolutos, la diferencia es más impresionante de lo que sugiere el porcentaje]. Con todo, lo más trascendente no es la cifra, sino el hecho de que convivirán en un entorno interconectado sin precedentes, permeable a todas las capas de edad. No hay ninguna duda de que se producirá un envejecimiento de la población, pero la demanda de conocimiento tecnológico del segmento de entre 50 y 75 años será similar a la de los ´nativos digitales` de hoy en día, que tan mal se entienden con aquel rango de edades.

Al mismo tiempo, se consumará el hacinamiento de la población en megaciudades, lo que obligará a profundizar el concepto, ahora mismo tan de moda, de smart cities. Si alguien piensa que la palabra hacinamiento es un poco fuerte, tenga en cuenta que las grandes urbes serán el asiento del 60% de la población mundial, una evolución que provocará retos sociales y la necesidad de novedosas capacidades de gestión, dependientes de las TI en grado sumo. Por ejemplo, provisionar una banda ancha suficiente y asequible para el consumo masivo de bienes y servicios digitales.

La segunda idea – el estudio debe su título a que expone 20 ideas de cara al 2020 – se refiere a un cambio sociológico. La clase media de las llamadas economías emergentes [varias de ellas habrán ´emergido` para entonces] serán las que redefinan los mercados. La clase media actual, liderada por Estados Unidos, Japón y la mayor parte de Europa, dejará de dominar los mercados de consumo, cediendo el protagonismo a la de países como China, India, Brasil y Rusia, que en conjunto van a suponer el 30% de este segmento socioeconómico en 2020.

Como corolario a lo dicho hasta aquí, las redes sociales crecerán a un ritmo vertiginoso. Si hoy se intercambian más de 97.000 tuits por segundo y si cada minuto se suben 72 horas de vídeo a YouTube, al comenzar el próximo decenio estas cifras crecerán exponencialmente. Tanto, que el estudio renuncia a cuantificar la hipótesis. Con una ventaja: muchas de las limitaciones tecnológicas actuales habrán desaparecido, y será posible utilizarlas de forma más avanzada y con una accesibilidad sin límite a todo tipo de contenidos.

Tras los aspectos demográficos y sociológicos, el estudio se centra en aportar las tendencias de las TI que – según el espíritu grandilocuente que marca la pauta de este género de estudios – van a mejorar las vidas de los ciudadanos, o eso prometen. El repertorio es largo. Las aplicaciones y los programas en general consolidarán aún más su papel de herramientas competitivas. O sea que el software estará en todas partes, se accederá a él desde una multiplicidad de dispositivos y cumplirá con el ´paradigma de las tres C`, a saber: Computing Everywhere (sensores, automóviles, relojes, Internet de las cosas), Consumerization (diseñado en función de las necesidades y las opiniones de los usuarios finales) y Commoditization (entregado como servicio y accesible a todos los públicos), todo lo cual exigirá centrarse en los requisitos funcionales, por encima de los puramente tecnológicos.

Departamentos como marketing y finanzas, dispondrán de presupuestos destinados a tecnología superiores a los estrictamente asignados a los departamentos de TI, lo que obligará a estos a convertirse en integradores de soluciones y brokers de servicio. No por haberlo escuchado mil veces este argumento deja de tener sentido prospectivo.

Nótese – advirtió Solbes – que los usos masivos del software multiplicarán por 44 la información digital a comienzos de la próxima década, con respecto a 2009: de los 1.8 zetabytes actuales, se pasará a 35 Zb, pero el salto no será sólo cuantitativo. Si actualmente los procesos de Big Data gestionan poco más del 5% de la información disponible, en 2020 se podrá recoger y procesar ingentes cantidades de datos en tiempo real.

Por supuesto, las predicciones recopiladas no se privan de prometer maravillas como estas: asistentes robotizados harán las rondas en los hospitales detectando señales de sensores localizados en cada paciente, e interactuando con sistemas medi-cloud, procesando la información para un reconocimiento exacto de cada paciente, haciendo recomendaciones y generado alertas para el personal sanitario. De forma generalizada – atención al adjetivo – el 30% de los hogares y de las organizaciones dispondrán de robots que aprenderán a tomar sus propias decisiones (sic).

Las infraestructuras de TI y los propios centros de datos serán mucho más inteligentes y eficientes. El networking estará dominado por la fotónica, que permitirá interconexiones de hasta 20 Tbps; las memorias universales reemplazarán a los discos de alto rendimiento y las memorias flash así como los datacenter estarán prácticamente automatizados y preparados para adoptar el modelo cloud computing.

Todos (y todo) estarán conectados. La movilidad será transparente para los usuarios. Cada persona utilizará de media 9 dispositivos, y habrá 58.000 millones de estos conectados a Internet, fenómeno que ha dado en llamarse Internet de las cosas. Aquí el estudio incursiona en terrenos aún más hipotéticos que otros de su género publicados últimamente; por ejemplo, se afirma que las aplicaciones podrán anticipar las necesidades del usuario antes de que este se las plantee a sí mismo.

Cloud computing dejará de ser una tendencia, para convertirse en una realidad tanto por su adopción masiva – que se da por segura – como por su nivel de personalización. Movilidar y nube serán los dos extremos de una misma plataforma, que permitirá innovar y lanzar nuevos servicios. Al mismo tiempo que los dispositivos móviles redefinirán el interfaz del usuario, cloud computing modelará el back-end del universo digital con mucha más flexibilidad y agilidad.

Por supuesto, habrá en 2020 una auténtica obsesión por la seguridad. La interconexión masiva, con más de 2.000 millones de usuarios de Internet, aumentará el número de potenciales y sofisticados procedimientos de ciberdelincuencia. Por fortuna, otra predicción alivia la inquietud que deja la anterior: los sistemas de seguridad serán más adaptativos, más dinámicos y, por fin, capaces de anticiparse a las amenazas sin necesidad de actuar, o de ejecutar acciones oportunas sin necesidad de intervención humana.

La última parte está dedicada a la empresa en distintos apartados funcionales. Habrá un nuevo modelo de entregar internamente los servicios, que se financiarán y gestionarán con métricas de rendimiento diferentes a las actuales. Los CEO deberán ser capaces de añadir más valor con menor número de recursos internos, algo que se lleva preconizando desde hace tiempo, por lo que no habrá que esperar a 2020 para ver las consecuencias.

Por descontado, la imagen de una compañía se verá influenciada por su habilidad para influir en las redes sociales, captar información de estas y capitalizar el conocimiento recogido.En el área de marketing se evolucionará desde el concepto de transacción al de relación, con el foco puesto en los sistemas de gestión de enganche en tiempo real con el cliente, más que en el back office transaccional de costumbre. Una parte importante de los datos a procesar estará vinculada con el comportamiento, necesidades y deseos de los clientes; estos datos ayudarán a diseñar o redefinir en tiempo real los productos de la empresa. Estos sistemas de fidelización jugarán un papel clave en el horizonte del nuevo decenio.

Ya casi llegando al final, se aborda otro de los grandes retos, la gestión del talento. Las empresas se enfrentarán a grupos laborales fluidos (?), a comunidades de profesionales que asumirán proyectos estratégicos pero de corta duración. La clave será disponer de los mejores perfiles que conformen los mejores mosaicos de expertos – dicen los expertos – y por ello el éxito estará en factores tales como asegurar la confidencialidad de los datos; el rol de RRHH evolucionará desde la gestión de personas a la de comunidades.

Los departamentos de RRHH deberán gestionar una fuerza de trabajo más diversa que nunca. En 2020, convivirán cinco generaciones trabajando codo con codo, por lo que desarrollar la inteligencia generacional será un ejercicio apasionante: el empleado será diferente del actual, más difícil de gestionar, más ágil y más móvil. «Estará generalizada la idea de que el mejor empleado no es aquel que dedica más horas a trabajar».

Variará el lugar físico de trabajo, gracias a la intersección de dos grandes tendencias: la necesidad de las empresas de continuar reduciendo costes y consumos, y la de proporcionar a sus empleados el entorno en el que quieren trabajar; es decir, aquel en el que se sienten más innovadores y productivos. Llegado ese momento del hipotético futuro, las oficinas de las empresas se constituirán en salas para reuniones, eventos colaborativos o puntos de venta final, afín a la prospectiva del estudio en sus últimos tramos.

Por fin, la última predicción, que lleva el sugerente epigrafe ´Enterprise 20/20 Essentials´, está dedicada al CIO del futuro. Será más un ingeniero de negocios que un experto en tecnología, un profesional capaz de usar las TI como elemento diferencial para la innovación del negocio. Será, en definitiva, un experto capaz de mantener el equilibrio entre flexibilidad y seguridad de los sistemas, sin poner en riesgo los activos y la reputación de la empresa.


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