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  7/05/2011

José Arias

Vicepresidente de Booz & Co

El hilo conductor de muchos movimientos que se observan en el sector de las telecomunicaciones móviles es el explosivo crecimiento del tráfico de datos que circula a través de sus infraestructuras: mientras los ingresos por servicios de voz declinan inexorablemente, los datos ya ocupan más del 40% de la capacidad de las redes pero generan, como mucho, el 15% del ingreso medio por usuario. Esto significa que los datos cuestionan el modelo de negocio en el que se ha apoyado el crecimiento durante los últimos años. Mientras tanto, las redes de cuarta generación se perfilan como la solución para algunos de esos problemas, pero no para todos ni a cualquier coste.

José Arias

José Arias

Como se puso de manifiesto en febrero durante el Mobile World Congress, las dos variables centrales del sector – el ARPU (ingreso medio por usuario) y el capex (inversión de capital) se mueven en direcciones opuestas. Esto, que en los mercados emergentes se resuelve a base de ganar cuota, en los mercados maduros europeos presiona sobre las cuentas de resultados. Estas fueron las premisas de la entrevista con José Arias, vicepresidente de la consultora Booz & Co. Fue una conversación larga e intensa; de la transcripción ha sido necesario excluir aspectos como, entre otros, la regulación, la perspectiva de LTE y las tendencias de consolidación en el sector.

Internet móvil, que prometía ser la gran oportunidad de negocio para las operadoras, se ha convertido en una fuente de problemas; ¿cómo se explica esta dicotomía?

Hombre, todavía hay muchas más oportunidades que problemas. Hace unos años, por las redes celulares sólo pasaba voz y unos pocos datos, mientras que la telefonía fija distinguía entre redes de datos y redes de voz. Este esquema ya no es válido: han aparecido negocios adicionales, vinculados al acceso de todo el mundo a nuevos servicios, que a su vez facilitan la entrada en escena de nuevos actores. Es ahí donde se originan las fricciones entre estos y las operadoras […] Las telecos se quejan con mucho vigor, como si se les despojara de un negocio naturalmente suyo, pero en realidad ese negocio no era de nadie, no existía. Sin embargo, tienen razón en un punto clave: ellas han hecho posible ese negocio al desplegar sus redes y ayudar a la popularidad de los smartphones.

Esos `otros actores´ ¿se llaman Apple y Google?

Son los más notorios, pero no los únicos, y quizá sea más fácil ponerse de acuerdo con ellos que con otros. Lo que pasa es que en esa nueva parcela hay mucha innovación, pero el negocio que generan no es tan relevante como se piensa: calculamos que la intermediación en nuevos servicios representa un 2% del mercado total.

¿Y a qué viene la polémica, si no es relevante?

Si se considera como EBITDA, la cifra es muy alta, pero como volumen es baja. El capex total de las operadoras duplica los ingresos totales de los intermediarios. La polémica surge porque las operadoras siguen ganando con sus redes, pero no por lo que los usuarios hacen con ellas. Por esta razón, las telecos han entrado en una era de fricción: sus ingresos tradicionales, como la voz o la mensajería se erosionan […].

¿Se refiere a la voz IP?

Si estos servicios alternativos cayeran en manos de intereses ajenos a las telecos, estas correrían un alto riesgo. Porque la voz IP y la mensajería instantánea demandan infraestructura, pero no generan ingresos que cubran el coste de la infraestructura. Dependiendo de cómo gestionen la situación y de quiénes sean sus competidores, las telecos podrán conservar su poder o serán marginados de los negocios ascendentes.

[…] tal vez tienen poca agilidad para lanzar servicios nuevos.

Ocurre con todas las empresas que tienen una herencia tecnológica que proteger. ¿Por qué Microsoft ha perdido la relevancia que tuvo en los sistemas operativos para móviles? Porque o bien rompía con el pasado, o iba más lentamente. No es tan distinto de lo que pasa con los antiguos monopolios de telecomunicaciones.

Y si es así ¿cómo financiarán la inversión en redes?

En principio, a los nuevos intermediarios, la optimización o no del consumo de datos les da igual, no es su prioridad porque no tienen que poner la infraestructura y no están expuestos a saturación. Si meto un camión de 24 ruedas en una ciudad, la colapso, pero si no pago por ello, el problema será del alcalde y no mío. Tampoco se puede decir que sean hostiles a negociar, puesto que la estabilidad es un factor importante para que su negocio siga creciendo. Pero si leemos el patrón de tráfico de los consumidores, vemos que una minoría de usuarios congestiona las redes. Desde el punto de vista de los operadores, esto plantea dos problemas: la erosión de sus márgenes y la necesidad de hacer inversiones adicionales que no van a generar ingresos insuficientes.

Estadísticamente, en el tráfico de las redes móviles europeas, los datos ya ocupan más capacidad que la voz, pero durante los próximos cinco años van a aportar menos ingresos que la voz.

Y nosotros en Booz decimos que eso es, en parte, consecuencia de la forma en que se definieron las tarifas en su momento, con el objetivo de acelerar la expansión del mercado. Mientras en las redes fijas el 5% consumía el 30% de la red, en las móviles – dependiendo de los países – el 5% puede consumir el 80% de la capacidad. Y con el formato actual de las tarifas, ese 5% no paga ni la mínima parte de lo que consume. Muchos de nosotros estamos subsidiando a los que hacen un uso abusivo de las redes.

Si eso está tan claro ¿por qué no modifican las tarifas?

Ni está tan claro, ni es sencillo. En teoría, se podrían diferenciar los precios por volumen o por nivel de servicio, y los operadores ya han empezado a hacer ajustes graduales. Pero en la práctica, si no los explican bien, sería contraproducente: cuando un operador anunciara “voy a empezar a cobrar en función del consumo”, levantaría resistencia. Como los usuarios no somos conscientes de lo que consumimos, muchos pensarían que es un truco para cobrar más. En realidad, la mayoría pagaríamos mucho menos, y recibiríamos mejor servicio.

¿Cómo van a salir las telecos del entuerto?

No lo sé, pero cargan con una herencia del pasado, y no son del todo inocentes. Cuando se diseñaron las tarifas para las redes móviles, siguieron las variables de capacidad y velocidad que eran propias de las redes fijas, pero no se entendió que los costes marginales en las redes móviles son incrementales, y en las fijas prácticamente planos.

¿No se metieron solitos en otro lío, con la subvención de los terminales?

No se subvencionan en todos los países europeos, pero donde se hace – como en España – han acostumbrado a la gente a pensar que los móviles no valen nada. Nadie sabe cuál es el coste para el operador; por un smartphone que nos dan casi gratis, paga entre 300 y 800 euros al fabricante. Que, lógicamente, espera recuperar gracias a nuestro consumo futuro. Ahora, con la explosión de datos que traen las tabletas, más les vale gestionar bien el asunto, si no quieren correr el riesgo de convertirse en puros transportistas.

Tenemos este gráfico de Booz & Co ¿qué describe?

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Con esta figura hemos tratado de representar una cadena de valor simplificada, en la que intervienen tres players. En un extremo, el usuario quiere tener acceso a todos los servicios y a los terminales con la mayor calidad exigible. El operador invierte en las infraestructuras para que los servicios lleguen hasta el usuario, y además subvenciona los terminales para dinamizar la demanda. Y esto ocurre porque esos operadores, o unos, con función de intermediarios, generan contenidos y aplicaciones que van a llegar a los usuarios, que demandan más calidad y por tanto se necesita más capacidad de red.

[…] y eso exige inversiones.

Inversiones de los operadores, sea en modernización de la red existente o en redes nuevas, y en nuevas tecnologías para gestionar ese volumen creciente y la demanda adicional de velocidad. La pregunta implícita en el gráfico es ¿quién paga la fiesta? Las empresas que proveen contenidos, si las vemos como un conjunto, tienen muy poco volumen de ingresos, y se aprovechan de una infraestructura que no serían capaces de pagar. Como se ve en el gráfico, la inversión anual en capex de los operadores es el doble del volumen de negocio generado por esas empresas. Y entonces, estas empujan con el argumento de que es un derecho que tenemos todos. En principio, todos estaríamos dispuestos a pagar algo más por el servicio que recibimos, si este tuviera más calidad, pero no en el nivel que marca la demanda incremental por estos servicios.

Este fue un punto que en Barcelona han subrayado Telefónica y Vodafone, y en otros ámbitos Orange; queda la impresión de que dará más que hablar […]

Sin duda, pero me voy a concentrar en la situación de Google, que me parece ilustra la cuestión. Es una empresa de un poderío impresionante, pero sus ingresos anuales son inferiores, no ya al coste incremental de la red, sino a la inversión que los operadores hacen año tras año. Por lo tanto, empezar de cero y desplegar redes es una pura ficción. El problema que ahora se hace visible es que hay unas empresas que se han montado sobre un modelo de negocio que soportan otros. Y estos otros sólo lo harán si sus márgenes lo permiten. Es cierto que hasta ahora, vía reducción de costes o incremento de precios, se han permitido sostener esa demanda incremental. La pregunta es ¿por cuánto tiempo? Y como los usuarios no estarán dispuestos a sostenerla, porque no son todos los usuarios sino una minoría, el problema es encontrar un punto satisfactorio entre opciones demasiado categóricas: diferenciar el precio que pagan los usuarios, o cobrar a los proveedores de contenido a cambio de garantizarles un cierto nivel de calidad.

¿Y qué dirían Google y otros proveedores de contenidos y aplicaciones? Periódicamente las dos partes se muestran los dientes y luego viene una fase de apaciguamiento, al menos aparente […]

Hasta hace dos años, la situación de Google era muy distinta a la de ahora, Su negocio era puramente de aplicaciones; ahora, al tener un sistema operativo que parece destinado a perdurar, sus ingresos empiezan a venir de distintas fuentes. Ahora, cuando Google habla con los operadores, no habla sólo de aplicaciones, sino también de su sistema operativo, en el interés de que los terminales sean financiados en mayor o menor medida. Android es una plataforma excepcional, funciona muy bien y es abierta, pero ha sido diseñado para la optimización de las aplicaciones, no para la optimización de la red. En este segundo aspecto, le pasa lo mismo que al de Apple, que no es de los más eficientes. En fin, creo que la posición de Google ha variado, o va a variar significativamente.


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