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  12/01/2015

CES 2015, ¿qué hay de nuevo, viejo?

Aunque otras crónicas digan lo contrario, el CES 2015 se ha caracterizado por mostrar pocas cosas nuevas: un número creciente de expositores ha aportado un número decreciente de novedades auténticas. De siempre se ha sabido que mucho de lo que se ve en enero en Las Vegas no llegará al mercado, pero nunca había sido tan notoria la redundancia en esta feria. Esto no significa que no hubiera destellos de innovación, sino que en buena parte se han perdido en medio de una cacofonía de marcas cutres que chupan rueda de la proximidad de las grandes. El lado bueno es que podría evitar que el CES sea víctima de la consolidación, como le pasó al Comdex, desaparecido por confiar demasiado en el PC.

Convendría, pues, separar la paja del grano para identificar las tendencias relevantes. Entendiendo por relevantes no las que más tuits fotos y vídeos generan, sino aquellas que pueden marcar la huella del mercado en un año que promete ser de recuperación del consumo en Estados Unidos, principal destino del marketing escenificado en Las Vegas. Tres – y alguna más, si se quiere – han sido las más destacadas: 1) la abundante presencia de marcas de coches, que tratan de subrayar que tienen tanta tecnología como el que más, 2) en lugar de dar otro salto en el vacío, los fabricantes de televisores prefieren normalizar el terreno conquistado y 3) Internet de las Cosas se ha convertido en un eslogan abusivo, predicado para ámbitos que tienen poco o nada que ver. Para no ser restrictivos, a estas tres se podrían añadir la irrupción del branding chino, la restauración del rol del PC y algún que otro destello de lo que se prepara para el Mobile World Congress de Barcelona.

Empezando por la industria del automóvil, su protagonismo se ha acentuado como nunca, ocupando espacios de exposición carísimos. Los grandes fabricantes no quieren que su imagen innovadora se subordine a las de Apple y Google, por lo que han presumido de plataformas propias con las que dotan de ´inteligencia` a sus modelos más o menos inmediatos. Era tradición que Ford tuviera derecho – pagando una cuantiosa suma por ello – a una keynote el primer día del CES; en esta ocasión ha vuelto, para decir que su sistema Sync 3 – antes asociado a Microsoft, ahora a BlackBerry – añade nuevas e impactantes funciones. BMW, Fiat, Toyota, Mercedes y Volkswagen han aprovechado para lucirse en Las Vegas. Un motivo adicional es impedir que la californiana Tesla haga valer contra ellas su reputación.

Sean americanas, europeas o asiáticas, las marcas de coches coinciden en la búsqueda de una experiencia integrada, que no sea un mero vínculo entre el conductor y su smartphone, por lo que incorporan la conectividad directamente en sus vehículos, con recursos como el reconocimiento de voz, el cruce de datos geográficos en tiempo real o las interfaces controladas por gestos. Esto niega los acuerdos que cada uno brinde a Apple CarPlay y Android Auto, pero trata de subrayar sus propias capacidades.

Otra vertiente es el coche autónomo. Mercedes paseó su prototipo FO15, que además de ser un híbrido basado en hidrógeno y batería eléctrica, usa sensores 3D para liberar al conductor. En un alarde de altiva suficiencia, el vehículo puede rotar sus asientos delanteros como si se tratara de un vagón de tren. También Ford ha anunciado que está probando coches autónomos en carretera, mientras que el coche de BMW viajó desde San Francisco sin conductor a bordo. Quien más quien menos, los fabricantes esperan que el intercambio de datos sobre localización, velocidad y destino podrá canalizar el tráfico vial, pero les falta sortear, entre otros obstáculos, la inquietud del usuario por su privacidad.

Por supuesto, los televisores han brillado como lo que son, viejos huéspedes del CES. 4K es una tecnología que se ha puesto al alcance de un abanico amplio de bolsillos, y esto favorecerá las ventas en un año que carecerá del estímulo de grandes eventos deportivos (volverán en 2016). Samsung y Panasonic se han implicado en una alianza anunciada durante la feria para promocionar los contenidos en UHD. Sony, por su parte, promete una mejora de 4K gracias a su procesador X1.

Las pantallas curvas acapararan la atención de muchos visitantes, y la tecnología OLED, que se supone tomará el testigo en uno o dos años, lucía entre las novedades de LG y Samsung, ahora con pantallas más grandes y precios que empiezan a no ser premium. Otra perspectiva de la que se ha hablado mucho son los puntos cuánticos, que usa LED y nanocristales para aumentar el brillo de los colores; aunque todavía es pronto, el liderazgo se lo disputaría, cómo no, las dos marcas coreanas.

Pero la batalla más interesante para la televisión puede librarse en torno al software. Samsung, lider del mercado mundial, ha modificado su sistema operativo Tizen para que sea el estandarte de su Smart TV Hub, con nuevo menú, aplicaciones y compatibilidad con PlayStation Now. LG, que le sigue en el ranking, pone en primer plano la plataforma WebOS – originalmente de Palm y durante un tiempo de HP – con el argumento de que es el soporte más eficaz para streaming en 4K. Evidentemente, ambas compañías coreanas tratan de evitar que Google se lleve el gato al agua. En horas bajas, Sony – lo mismo que Sharp – ha optado por integrar la plataforma Android TV, mientras que Panasonic promete incorporar Firefox OS en sus televisores.

No se puede ignorar otro interlocutor ajeno a la industria, los proveedores de contenidos en streaming, como Netflix, quieren influir en cómo serán los televisores: la compañía ha puesto en marcha una suerte de certificación, Recommended TV, que en teoría ayudará a los consumidores a elegir el televisor más apto para una experiencia superior en la TV online (la suya, claro).

La tercera tendencia que ha brillado en Las Vegas ha sido Internet de las Cosas. O, más concretamente, la smart home, en otros tiempos llamada domótica, porque a estas alturas, IoT es un cajón de sastre muy revuelto. Es significativo que el procesador Broadwell, de quinta generación presentado por Intel – cuyo proceso de 14 nanometros hubiera sido una gran noticia en otras circunstancias – cediera protagonismo a los anuncios de chips para IoT, entre ellos un módulo que promete infundir ´inteligencia` a una prenda de vestir. Decididamente, Intel habrá dejado pasar el tren de los smartphones, pero no quiere perderse el de IoT.

Ha quedado de relieve, eso sí, que a IoT le falta tiempo de cocción: siguen pendientes graves asuntos como la seguridad y una estandarización de protocolos. Lo que no impide que se articulen alianzas, como la de Nest (propiedad de Apple) con LG, Philips y Unikey. Han sido numerosos los proveedores cuyos productos pueden abrir y cerrar puertas con Bluetooth, nada del otro mundo a estas alturas.

Panasonic presentó sus soluciones para monitorizar el hogar, mientras que Samsung y LG etiquetan como ´inteligentes` sus electrodomésticos de gama blanca. ¿Robots? Pues una multitud, en su papel de asistentes domésticos con capacidad para controlar los dispositivos de la casa y alertar de cualquier anomalía.

Qualcomm. otro clásico del CES ha mostrado este año sus avances en chips diseñados para coches conectados, dispositivos orientados a la salud (resulta llamativo que firmara acuerdos con la farmacéutica Novartis). Se habló mucho de wearables y smartwatches, pero con menos entusiasmo que en 2014; un estudio de Accenture conocido durante la feria apunta que el 83% de los consumidores dice tener problemas al usar esos dispositivos y otros que, en definitiva, entren bajo el común denominador de Internet de las Cosas.

En una miscelánea final, hay que dejar constancia de que las pantallas curvas han llegado a los PC all-in-one y monitores, donde puede que tengan más utilidad y precios más asequibles. Otra fiebre del 2015 han sido los drones, de los que se han contabilizado más de 100 modelos destinados a los consumidores. Otra manía contemporánea.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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