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  5/05/2012

Mike Inglis

VP y Director Gral. División Procesadores de ARM Holdings

Por un momento, pareció que las condiciones para la entrevista se estropeaban. El sonido ambiental de la Fira de Barcelona – durante el Mobile World Congress, en febrero – era ensordecedor, por lo que hubo que salir al exterior. Sentados en un bordillo se desarrolló la conversación con Mike Inglis, hombre clave en la estructura de ARM Holdings, que a última hora sustituyó como interlocutor a Warren East, CEO de la compañía británica, con una agenda complicada. El resultado, se verá a continuación, es de mucho interés: pone de relieve la estrategia de una pequeña empresa que ha logrado controlar, mediante un sistema de partnerships, el 90% del mercado de procesadores para móviles.

Mike Inglis

Mike Inglis

Como telón de fondo, la diferencia de trayectorias entre ARM e Intel que están destinadas a chocar. Por un lado, el gigante californiano ha presentado sus procesadores Medfield, que este año se incorporarán a varios smartphones nuevos; por otro, la boutique británica ha logrado meter una cuña en las relaciones de exclusividad que su rival mantenía con Microsoft (la llamada alianza Wintel) y pronto se conocerá el resultado, en forma de un sistema operativo, Windows 8, que tendrá una variante para la arquitectura diseñada por ARM. Había mucho de qué hablar.

El modelo de negocio de ARM es por lo menos peculiar. ¿En qué consiste y cómo funciona?

Es peculiar, pero fácil de explicar [risas]. Lo que hacemos es diseñar propiedad intelectual, que vendemos a la industria de semiconductores en régimen de licencias, y por esta razón los royalties que recibe ARM están vinculados a la escala de esa industria, que a su vez depende de la capacidad de cada fabricante de innovar y diferenciarse en el mercado. El conjunto básico de instrucciones de nuestra arquitectura es común, lo que no quiere decir que todos fabriquen lo mismo. En consecuencia, el valor se distribuye entre muchos, en lugar de quedar entre una o dos grandes corporaciones.

Hasta ahora, el modelo ha funcionado gracias al auge de los móviles […]

Y en los últimos tres años hemos participado activamente en el auge de las tabletas. Esta explosión de los dispositivos móviles en buena medida se explica porque nosotros hemos desagregado la cadena de valor, al facilitar a los fabricantes plataformas que les permiten diferenciarse y competir. Como sabe, los productos de Apple se basan en la arquitectura ARM, que también está en toda la familia Android, y recientemente Microsoft ha anunciado que la adopta para productos que presentará este año.

Eso les permitirá entrar en el mundo de los PC, pero ustedes no se conforman y quieren estar también en los servidores y en los chips para M2M. Son ustedes insaciables…

[risas] Ha hecho un buen resumen. Es cierto que estamos trabajando con HP y algunos fabricantes de chips para entrar en el mercado de servidores, que hasta ahora ha sido un dominio casi absoluto de Intel y AMD. Por ahora, este es un trabajo sobre prototipos, pero creemos que con socios de esa calidad vamos a estar en condiciones de retar a los líderes, y hasta diría que de alterar la estructura de la industria. Ahora mismo, hay opciones diferentes en los procesadores, también en los sistemas operativos y las aplicaciones: hay más fabricantes que cubren esas opciones.

Esas coaliciones les permiten compensar la diferencia de tamaño […]

Personalmente, me siento más excitado que cuando empecé hace 20 años en esta industria. Es fantástico vivir lo que estamos viviendo: somos 2.200 personas y competimos con las 100.000 de Intel. Tiene usted razón al señalar que el mérito no es exclusivo de ARM, sino también de nuestros aliados, empresas como Qualcomm, Texas Instruments, Nvidia, Samsung, ST Micro y muchas otras […] Creo que tenemos 800 partners de muy distinta escala.

Dice la leyenda que al principio, ARM pudo ser una filial de Apple. ¡Qué paradoja!

No fue exactamente así. La compañía nació de la mano de un fabricante de PC llamado Acorn, ya desaparecido, que quería tener sus propios chips y su propio sistema operativo; con ese fin reclutó varios socios entre los que estaban Philips y Apple. Pero como no podían soportar el coste de I+D que aquel plan implicaba, tuvieron la idea genial de segregar una pequeña compañía de 10 personas, que diseñarían chips para terceros. En ese proceso, Apple – que tenía sus propias metas – se retiró del proyecto. Al comienzo, la idea era tener muy pocos clientes, uno por continente como mucho; ahora son centenares los que licencian nuestos diseños.

¿Por qué en esta industria no hay una concentración a la vista, como en otros segmentos?

Es lo que muchos se preguntan. En realidad, la industria de los semiconductores viene de vuelta de una concentración casi absoluta, agobiante. Lo que estamos viendo ahora es que nuevas compañías quieren competir en un mercado expansivo, y vienen a vernos para negociar licencias de nuestra arquitectura; por eso mismo confiamos en la salud de nuestro modelo de negocio.

¿No es mucho riesgo diversificarse a la sombra de un gigante como Intel?

Por supuesto que hay riesgos. Es una estrategia a cinco o diez años, en la que podemos ganar y podemos perder. Pero mire cómo son las cosas: Intel tiene que entrar en los móviles porque no puede renunciar a crecer en ese negocio. Por nuestro lado, necesitamos entrar en mercados que son nuevos para nosotros, y transformar los servidores tal como lo hemos hecho con los móviles. Los gestores de centros de datos están pidiendo potencia y eficiencia, y pensamos que tenemos la tecnología adecuada y que nuestro modelo de negocio es válido para satisfacer esa demanda. Claro está que Intel ha reaccionado invirtiendo masivamente, es su papel; pero dentro de nuestra limitación de tamaño, podemos apoyarnos en varios partners, de manera que el asunto de la dimensión se plantea de otra manera. Créame, será apasionante participar de esta nueva dinámica de mercado.

Perdone que insista, pero la diferencia es abrumadora

Como he dicho, somos una empresa pequeña, aunque altamente valorada, la número 44 en Reino Unido, con un múltiple muy satisfactorio, que no es nada frecuente cuando facturas 500 millones de libras. Nuestro modelo de negocio es un poco como el del software: una vez producido el primer master o entregado el primer programa – en nuestro caso, el primer procesador – el coste marginal decrece. La continuidad del crecimiento depende de lo que hacemos en I+D. El corazón de nuestra actividad está en Europa, en Cambridge, con un equipo de diseño en Francia; tenemos ingenieros en India, en Estados Unidos y en China, en total cinco o seis centros, y pequeños grupos trabajando en proyectos individuales alrededor del mundo. Un 70 u 80% de la compañía somos ingenieros. Como sabe, no tenemos fabricación, y eso aligera nuestros costes.

¿Cuál es el objetivo?

Desde luego, no queremos cuadruplicar nuestra plantilla. Nuestro objetivo es seguir ejecutando el plan que nos hemos trazado, de entrar en otras áreas de mercado. Ya tenemos un negocio emergente en procesadores gráficos, Esta industria tiene ciclos largos, de manera que puedes tomar una decisión hoy y el cambio en el mercado sólo lo verás en cuatro años. Hay que ser muy paciente.

¿Dónde está el punto débil, si se puede saber?

[risas] Estamos en una muy buena posición, pero no vamos a perder nuestro sentido de la humildad. Sería muy fácil sobreexcitarse, pero no queremos caer en eso. Leemos muchos artículos en la prensa acerca del hecho de que Microsoft haya decidido trabajar con ARM… está muy bien, pero lo que nos interesa es que esta industria genere alternativas. En la parte de foundry tenemos relaciones con TSMC en Taiwan, Samsung en Corea, IBM en Estados Unidos, así nos aseguramos diversas opciones. Yo no diría que es un punto débil, pero la escala es importante: despachar un millón de chips no es suficiente cuando el ingreso es de 15 a 20 centavos por cada móvil; para que nuestro negocio sea robusto, necesitamos miles de millones de unidades, y el año pasado fueron 7.900 millones. Es muy posible que usted mismo tenga 30 procesadores ARM en los dispositivos que usa cada día.

Habla usted de opciones, pero la industria gira en torno a dos opciones, la arquitectura x896 y la arquitectura ARM. ¿Por qué no aparecen otras?

Hay mucha gente talentosa trabajando en alternativas; no descarte que algunos lo consigan. Nosotros mismos tratamos de innovar fuera de nuestro terreno tradicional, como en los chips gráficos o en los embebibos para el “Internet de las cosas”. El mercado es tan amplio que crece en varias direcciones, y cualquiera puede encontrar un nicho. Mire lo que ocurre con el ´factor forma`: Apple cambió muchas cosas con el iPad, y Samsung pretende cambiarlas con su Galaxy Note, un dispositivo en el que, francamente, yo no hubiera pensado, pero probablemente para usted como periodista podría ser muy útil. En fin, me estoy alejando…

No tanto. Interpreto que el éxito de la innovación no está predeterminado. ¿Es lo que quería decir?

La innovación empieza por la ingeniería, pero tiene que ser coherente con un modelo de negocio, y luego está la gente que decide sobre lor productos […] En cualquier producto, con el tiempo, el precio desciende, y entonces adquiere nuevos rasgos que permiten mantener los márgenes. En la historia de ARM, el precio medio se mantiene estable porque, en los últimos 10 ó 15 años, nominalmente ha bajado pero con las nuevas funciones hemos sostenido la curva. Pero hay que estar atentos, porque en doce meses todo puede cambiar.


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