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  1/04/2019

Red Hat cambiará el metabolismo de IBM

Sería vano aducir las circunstancias por las que esta será una crónica tardía de la conferencia Think 2019, que IBM convocó en  San Francisco a mediados de febrero. La tardanza no resta  actualidad a un evento en el que las miradas se centraban en el baile nupcial entre IBM y Red Hat, unidas por una boda cuya dote ha costado la friolera de 34.000 millones de dólares. Para consumarlo habrá que esperar al final de las autorizaciones preceptiva. Tras  escuchar la keynote de Virginia Rometty, chairman y CEO de IBM, la audiencia salió convencida de que la  fusión será la joya del  legado que Rometty dejará, probablemente en 2020, a un sucesor que al parecer no ha sido escogido.

Jim Whitehurst y Virginia Rometty

Como muchas otras empresas de T.I. con mucha solera y poco beneficio, IBM lo ha tenido difícil para adecuar su cultura corporativa al nuevo mundo cloud que apenas tiene doce años de antigüedad. Al poco de tomar el mando, en 2012 lanzaba el mensaje de que para seguir siendo relevante, era imperativo que la compañía tuviera una posición de liderazgo en la nube pública.

Con ese razonamiento, a mediados del año siguiente dio el paso de adquirir SoftLayer. Gracias a esta compra pudo sumarse a la corriente de lo que Rometty llama ahora “capítulo uno” del mercado cloud, en el que se han subido a la nube aplicaciones nuevas y/o orientadas a la relación con los clientes. Según ella, este capítulo representa sólo el 20% de las cargas de trabajo globales.

De lo que se desprende que hay mucho negocio fuera de la nube para IBM, pero sobre todo hay una oportunidad de pujar por una alícuota de ese 80% no repartido que, en su estimación, tendría un valor potencial total de un billón de dólares. Tal como es hoy la nube pública (su capítulo uno), IBM no deja de ser un competidor de segunda fila que no puede aspirar al liderazgo.

Pero Rometty se aferra a su convicción de que combinando las armas clásicas de la compañía con las que se apresta a recibir de Red Hat, podría ser líder del “capítulo dos”. Que consistiría en aplicar el modelo operativo del cloud computing a los procesos críticos que por diversas razones resisten la migración.

Si a esta idea se añade el concepto multicloud, el discurso no es nuevo: lo han enunciado otras compañías menos venerables que, tras llevarse un  revolcón, tuvieron que rebajar sus ambiciones. Entre esas compañías e IBM hay, entre otras diferencias, una fundamental, la compra de Red Hat ha cambiado la naturaleza del antes llamado Gigante Azul. No cae en el vacío sino que se apoyará en una preexistente cartera de servicios y en la experiencia acumulada de industrialización de las T.I. en empresas y sectores que durante décadas han articulado la economía mundial. Históricamente, la contribución de los servicios a la cifra de negocios de IBM ha sido muy significativa, pero los beneficios que aportan van cuesta abajo

Si se observa la situación en la que se encuentra IBM desde hace años, su know-how en inteligencia artificial gracias a Watson no ha sido suficiente para sacar a la compañía del atolladero. Los grandes frentes que se abren son el código abierto, los microservicios, los contenedores y en todo ello hay que poner un cuidado exquisito con los desarrolladores (habilidad que nunca ha sido un rasgo reconocible en IBM). Este es el horizonte de la digestión de Red Hat. Una prueba de ello está en IBM Watson Anywhere, que en esencia es un conjunto de servicios en IBM Private Cloud que, a su vez, se ejecuta en la plataforma de contenedores Open Shift de Red Hat.

Rometty está decidida a no afrontar el capítulo dos del mismo modo que lo hizo con el capítulo uno. En la primera de las sesiones de Think 2019, Rometty se hizo acompañar en escena por Jim Whitehurst, CEO de Red Hat. Del diálogo no se podía esperar ninguna revelación de detalles sobre los planes de integración (la transacción no está legalmente cerrada) pero el ´invitado` se lució a gusto, dejando una impresión de frescura y complementariedad. El punto clave es el dominio de Red Hat sobre dos tecnologías nacidas del mundo open source: contenedores y microservicios.

“Ahí es donde se está produciendo un enorme cúmulo de innovación –  explicó Whitehurst – y donde reside la combinación de lo que podemos hacer juntos que ha movido el acuerdo […] Su valor real podrá comprobarse cuando los clientes puedan explotar sus datos y sus procesos en un contexto mucho más abierto”.

Vino a decir el CEO de Red Hat que esta puede ser el vehículo que IBM estaba precisando para apalancar sus capacidades de software y su experiencia sectorial. La incorporación de RHEL y OpenShift y los ocho millones de desarrolladores que emplean herramientas nativas de cloud,  permitirán ofrecer nuevas soluciones para modernizar sus aplicaciones y transformar su negocio.

Multicloud es un mantra voluntarista que últimamente ha adoptado toda la industria y que, en el caso de IBM, es el inevitable recurso al que agarrarse para salir del callejón en el que está su plataforma cloud. Aproximadamente la mitad de los ingresos de la compañía son generados por actividades dispersas que ha bautizado como ´imperativos estratégicos`. Es imprescindible que crezcan cuanto antes para compensar el declive de la otra mitad. Desde otra óptica, el 60% de los ingresos proceden de la venta de consultoría y servicios profesionales, que en principio podrían dar mucha visibilidad a la oferta cloud. Esta es la razón aparente por la que IBM habla de multicloud en lugar de empeñarse en una batalla seguramente vana por dar alcance a AWS o Microsoft con su nube propia.

OpenShift, plataforma de Red Hat basada en la tecnología de contenedor, será una pieza clave de esa estrategia, puesto que funciona en estos entornos cloud. Arvind Krishna, senior VP de Cloud y Software Cognitivo fue elocuente en su defensa de la ´containerización`: “[…] ¿quieres tener cerca tus datos? Procésalos on-premise. ¿Prefieres que estén en Azure? No hay problema, es como si estuvieran en IBM Cloud”. Unas palabras que, con variantes, pronunció Krishna en noviembre cuando, junto a Pat Gelsinger, CEO de VMware esta anunció que el patrón de su colaboración con AWS se extendería a IBM Cloud.

Puede decirse que Rometty está aplicando a su manera la lección de Microsoft en la ´cloudificación` sus líneas de negocio tradicionales y que llevó a comprar la plataforma GitHub. Intuye Rometty que los clientes de IBM se sentirán cada vez menos constreñidos a comprarle servicios y que, a menos que la compañía espabile, sus competidores se ofrecerán a ayudarles en el desarrollo de  nuevos modelos de negocio, que necesariamente van a abundar en elementos cloud.

Al menos una veintena de negocios de IBM, que van desde el outsourcing hasta la modernización de aplicaciones, podrían ser víctimas de la competencia si no fueran reforzados por la absorción Red Hat. La nueva estrategia implica abrazar decididamente el mercado de la nube híbrida, tal como ha hecho prácticamente todo el sector (e incluso AWS, de quien menos se esperaba).  Entre otros muchos acuerdos que se desplegaron ante los asistentes, destacó el firmado con el grupo Vodafone, ya divulgado con anterioridad.

La hibridez fue un tema recurrente de muchas sesiones temáticas de la conferencia, en un tono muy distinto del que solía escucharse en eventos de IBM en años anteriores. Por momentos, un despistado pudo haber entendido que allí se estaba escenificando una voluntad de hablar tanto (a veces más) de AWS o Azure que de la propia IBM Cloud. No es ingenuidad:  mientras AWS y Microsoft usan el señuelo de las opciones multicloud para que los clientes no se salgan de sus plataformas, IBM ha llegado al fin a aceptar que enfrentarse a esos rivales le exige cambiar de política.

En este terreno, Think 2019 se caracterizó por el lanzamiento de nuevas soluciones transversales para la planificación, migración, integración y gestión de aplicaciones y cargas de trabajo, tanto a través de nubes públicas y privadas como on-premise. Buena parte de la cartera de aplicaciones propias se ha rediseñado para  abrirlas al funcionamiento en entornos no excluyentes. Una muestra de la nueva actitud fue la supresión anunciada del vínculo obligatorio entre IBM Cloud y Watson.

Porque la plataforma cognitiva de IBM fue protagonista de Think 2019. Se anunció que las aplicaciones y cargas sobre Watson estarán disponibles anywhere, sin mayores precisiones. A menos que esto signifique abrir capacidades a entornos multicloud, Watson difícilmente podría desalojar a AWS, Microsoft, Google y decenas de soluciones de inteligencia artificial de las que el mercado podría cantar bingo.


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