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  8/04/2013

Todo rojo contra todo azul

No es un secreto que la guerra contra IBM es una seña de identidad original de Oracle. Por esto no sorprende que Larry Ellison aprovechara la presentación de tres nuevos procesadores Sparc y seis sistemas basados en ellos, para lanzar su enésimo ataque verbal contra el adversario. Hace cuatro décadas, cuando Ellison creó Oracle, el objetivo era instalar sus bases de datos en los ordenadores de IBM, dominantes en las empresas; con el tiempo no sólo lo consiguió, sino que las llevó a ser mayoritarias en el mercado. Hasta que en 2010, con la compra de Sun – cortejada y abandonada por IBM – Oracle se convirtió en competidor también en el hardware, abriendo otra fase en la vieja guerra.

Los nuevos procesadores y sistemas Sparc presentados la semana pasada son la punta de lanza de una ofensiva de Oracle para recuperar un terreno que Sun ha perdido durante años frente a IBM en el mercado de servidores Unix. Las especificaciones anunciadas indican que el Sparc T5 es un 30% más rápido que el T4 de hace sólo dos años. Y según dijo Ellison, superan en rendimiento a los sistemas Power de IBM, a menor precio, usando menos energía y ocupando menos espacio, además de permitir una mayor versatilidad de software. «Cuando compramos Sun – presumió – muchos afirmaron que los procesadores Sparc estaban rezagados; tres años después, no sólo los hemos alcanzado sino que hemos ganado la carrera a la competencia».

John Fowler, vicepresidente de sistemas de Oracle – a la que llegó procedente de Sun – subrayó a su vez que «ningún otro ordenador del mercado es tan rápido ejecutando una base de datos». La mención es interesante porque, según Fowler, la conjunción de ingenierìa de hardware y software ha llegado al punto de desarrollar en común una familia de servidores optimizada no sólo para las bases de datos y middleware de Oracle, sino también para sus aplicaciones corporativas. Esta es la idea matriz de la estrategia de engineered systems, con la que la compañía explica por qué decidió pagar 7.600 millones de dólares por Sun, justamente cuando toda la industria del hardware empezaba a vivir lo que sería una persistente caída del mercado, que aún sigue.

Resulta por lo menos curioso que la presentación de los nuevos sistemas Sparc tuviera lugar una semana después del anuncio de resultados trimestrales de Oracle que – entre otras decepciones, como la caída de nuevas licencias – han mostrado un descenso del 23% en los ingresos por ventas de hardware [de 860 a 671 millones de dólares]. Que se acumula a los retrocesos de los dos años anteriores.

No es un problema exclusivo de Oracle. Los analistas coinciden en que los fabricantes de servidores soportan dos tendencias que se combinan: la consolidación de los centros de datos y la ´commoditización` de la tecnología. Ningún segmento se ve tan afectado como el de los servidores Unix [RISC/Itanium/Power]. Según datos de IDC, en el cuarto trimestre los ingresos de esta categoría cayeron por sexta vez consecutiva, un 24,1%, hasta 2.600 millones de dólares; pese a todo, los servidores Unix representan el 17,6% del mercado total de servidores, deja márgenes más cómodos que los x86 – el 68% del total – por lo que nadie da el brazo a torcer.

Durante la presentación en la sede de Oracle en Redwood Shores, Larry Ellison subrayó dos o tres veces que el rendimiento de sus chips cada año seguirá duplicándose, como ha hecho al pasar del T3 al T4 y de este al T5. ¿Qué más se puede esperar? Que más funciones de software se integren en el silicio – las bases de datos y los aceleradores de Java – con el fin de los núcleos de cada procesador para que desempeñen otras tareas y multipliquen su eficiencia.

Por otro lado, fue menos explícito acerca de otra novedad que ocupaba un espacio notorio en el escenario: el sistema Sparc M5, cuyos 132 cores y 32 terabytes de memoria lo sitúan de hecho en la categoría de mainframes, y aparentemente está destinado a cubrir necesidades de su clientela en los sectores financiero y de telecomunicaciones. Tal vez la discreción obedezca al deseo de no mentar a Fujitsu, que conserva ciertos derechos sobre la tecnología Sparc original en cuyo desarrollo colaboró con la antigua Sun Microsystems.

Oracle se incorporó al negocio de los servidores con la compra de Sun, que en el pasado fuera líder del segmento Unix aunque años antes había sido desplazado por IBM. Véase el reparto del mercado: en 2012, IBM se llevó el 56% [9.100 millones de dólares], seguida de Oracle con el 19,2% y HP con el 18,6%; más atrás quedan Fujitsu y Bull. En paralelo, Oracle se ha ido retirando del segmento x86, que no coincide con su interés estratégico, pero mantiene alta su apuesta por Unix con sus procesadores Sparc y su sistema operativo Solaris

En el envés de los argumentos en torno a la relación precio/performance, se observa una comprensible obsesión para Oracle: recuperar parte de la cuota de mercado que IBM le ha arrebatado en las gamas media y alta de los servidores Unix. Sucesivas generaciones de sistemas Power han ocupado el lugar que tuvieron las máquinas Sparc de Sun; es lógico suponer que el hardware ha arrastrado gasto en software, en desmedro de Oracle. A esto apuntaban Ellison y Fowler cuando subrayaron las ventajas de los nuevos Sparc sobre los Power: Oracle quiere penetrar en las cuentas de IBM que fueron clientes de Sun, y la optimización del hardware con su propio software es, según ellos, un aliciente.

En la presentación de los nuevos Sparc, sólo se nombró a un competidor, IBM, ninguneando a HP, cuyos servidores Itanium han sufrido un descenso de más del 30% tanto en unidades como en ingresos, exacerbado por un largo litigio en los tribunales. Este silencio es explicable: a tenor de las cifras conocidas, el beneficiario del sabotaje de Oracle contra HP/Itanium no ha sido otro que IBM.

La reacción de IBM ante las afirmaciones de Ellison y Fowler ha sido la que la frase castiza diría «no dar cuartos al pregonero». Frente al argumento del rendimiento, sus portavoces se han limitado a despreciarlos porque – dicen – no se basan en ningún benchmark independiente y auditados; de todos modos, Colin Parris, director general de la línea Power, sostiene que «los usuarios tienen prioridades más en qué pensar que la velocidad bruta de los chips».

[informe adicional de Mario Kotler, San Francisco]


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