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  16/11/2018

Tres de cada cuatro proyectos IoT fracasan

Toda feria temática sigue protocolos rituales condicionados por el marketing de aquello que se expone. Bien está, desde luego, que cumplan con su papel. Aunque siempre es de agradecer que afloren ideas originales y pensamiento crítico. Esta fue una de las virtudes de la edición 2018 del IoT Solutions World Congress, que como en años anteriores ha organizado Fira de Barcelona. Entre las ponencias resaltó una afirmación: tres de cada cuatro proyectos fracasan y el 60% no pasan de la fase conceptual. De lo que se desprende una recomendación de pragmatismo. La base de todo es que el gasto en dispositivos y software de este segmento de mercado crece al 13,6% anual entre 2017 y 2022.

Según el informe de IDC que contiene esa estimación, en cuatro años la cifra equivaldrá a 1,2 billones de dólares. A la cabeza del gasto se encuentra el sector industrial, con 189.000 millones de dólares este año. De manera que Internet de las Cosas no es en modo alguno un cliché. No sólo aumenta la inversión de las empresas sino que la oferta de servicios crece exponencialmente. No es culpa de la tecnología si no se cumplen los objetivos propuestos.

La ponencia de Jeff Merritt, responsable de IoT, Robotics y Smart Cities del World Economic Forum (WEF) lo apuntaba desde su título: Let´be honest – Confronting our failures. Cuando un proyecto fracasa, advirtió, lo normal es que se deba a desaciertos en el diseño y la integración para encajarlo en el día a día de las empresas. Porque IoT no puede prosperar como un universo separado del existente. Por si fuera poco, muchos proyectos son víctimas de problemas relacionados con la seguridad, interoperabilidad y sostenibilidad.

El estudio de referencia – con la contribución de la consultora germana IoT-Analytics – también subraya aspectos positivos: el 84% de los proyectos actuales son acordes con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Pero los beneficios que aportan a la sociedad podrían maximizarse sin comprometer su viabilidad económica. Por ejemplo, aplicando modelos de implantación que respondan a los parámetros de negocio, requerimientos técnicos y con un análisis de coste-beneficio más rigurosos. Es la conclusión de 200 casos validados por expertos.

En estos momentos, las compañías tecnológicas destinan en promedio del 38% de su inversión a programas de inteligencia artificial y machine learning, el 31% a proyectos específicos de IoT y el 10% a explorar el fenómeno de blockchain. Llama la atención que el 55% de la inversión esté a cargo de empresas pequeñas y medianas con presupuestos inferiores al millón de dólares, dato extraído de un estudio de SADA Systems en 2018.

El incombustible Jonathan Ballon, VP responsable de IoT en Intel y alma mater del congreso, aprovechó la oportunidad para hablar de OpenVINO, una herramienta de desarrollo para optimizar redes neuronales e inferencia visual, que estará disponible este mismo trimestre. Movidius, filial de Intel, adelantó la segunda generación de Myriad X, acelerador para visión artificial encapsulado en un cuadrado de 8 mm. de lado; es la base de una pequeña barrita (Neural Computer Stick) que inicialmente está destinado a la creación de prototipos.

Huawei, otro de los patrocinadores clásicos del congreso, hizo hincapié en la comercialización a escala global de productos, soluciones y servicios IoT que permitan a terceros promover despliegues a gran escala. Según se dijo, NB-IoT suma  50 millones de conexiones y más de 2.000 partners en China, el sudeste asiático, Oriente Medio y Europa.

Microsoft y Google, dos de las compañías con presencia más destacada en el componente ferial, se alinearon con el planteamiento de Merritt. Sam George, enviado de Microsoft, aseguró que los desarrollos IoT deberán simplificarse para maximizar su seguridad. Según su recapitulación, las  soluciones iniciales se centraban en conectar conjuntos de dispositivos y monitorizarlos o predecir necesidades de mantenimiento. Desde entonces ha emergido una aproximación más natural, dijo. En la nueva tendencia, lo primero es hacer un modelo del entorno físico y sólo después se conectan los dispositivos. Por consiguiente, se necesita un ´bucle de realimentación digital` (sic) que conecte a los clientes más comprometidos con las operaciones optimizadas, activos transformados y, finalmente, a los empleados muy motivados.

Como es natural, estos análisis tienden a barrer para casa. La plataforma Azure – en esto George se explayó a gusto – “proporciona las herramientas necesarias para desarrollar soluciones IoT seguras con apoyo de terceros”. Azure Sphere es una solución de extremo a extremo para conectar microcontroladores de forma segura, pero el ponente trajo tres buenas nuevas: Azure Digital Twins (siguiente generación IoT para entornos múltiples), Azure IoT Central (una solución SaaS completamente gestionada) y Azure IoT Edge (kit para desarrollos de visión inteligencia artificial).

Por su parte, Indranil Chakraborty, product manager de  Google Cloud, presentó la confluencia de Cloud IoT Edge con Edge TPU, dada a conocer este año.  Si la plataforma Cloud IoT permite una solución de inteligencia artificial integrada en la nube, con Edge TPU se consigue disponer de IA de alta calidad en el ´edge`. Esta tautología de  Chakraborty vale para demostrar la viabilidad de una infraestructura de IA end-to-end.

Pese a las ventajas que pueden aportar estas grandes plataformas que enlazan servicios y dispositivos situados en la nube y en su borde, las aplicaciones industriales (IIoT) afrontan retos mayúsculos. El problema más agudo es la falta de estándares. Para tratar de paliarlo, se anunció la creación de un Resource Hub, apadrinado por el Industrial Internet Consortium (IIC), donde se irán publicando distintos procedimientos para múltiples entornos que, a su vez, sentarán las bases para los futuros estándares.

La premisa del IIC es que ninguna compañía tendrá éxito por sí sola en el campo del IoT Industrial, sino que deberán colaborar para que sus productos sean interoperables y abiertos. El número de participante en el consorcio crece, pero si algo revela es que IoT está todavía lejos de lograr los beneficios proclamados en las cuatro ediciones anteriores del congreso. En esta ha habido una mayor dosis de realismo.

[informe de Lluís Alonso]


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