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  22/03/2017

22Mar

Comentar los resultados de toda empresa es normalmente un ejercicio de  separación entre paja y trigo. Con más frecuencia de la deseable, hay que despejar la propaganda, atenerse a los hechos. He pensado en ello la semana pasada, al estudiar las cuentas de Oracle al cierre del tercer trimestre de su año fiscal 2017. Han sido celebrados como un gran éxito y en consecuencia la acción de la compañía ha subido al nivel más alto en varios años. Dicho así, comentarlos debería ser un paseo o casi no valdría la pena. En realidad, el asunto es bastante más complejo, hasta entretenido si uno se aparta del estereotipo oficial.

Empezaré por las grandes cifras: 9.205 millones de dólares de ingresos [+2%],  2.959 millones de beneficio operativo  [-2%] y 2.239 millones de beneficio neto [+2%]. ¿Es realista la celebración? Pues… depende: hay consenso entre los analistas en que lo verdaderamente importante no son las grandes cifras sino comprobar la realidad de que el negocio cloud  de Oracle tome el relevo de la venta de licencias de software.

Olvidemos aquel tópico de si Larry Ellison tardó demasiado en descubrir el fenómeno de la nube; cuando la descubrió se abrazó a ella con la pasión de los conversos. Estratégicamente, no podía hacer otra cosa: el mayor riesgo para Oracle es que sus clientes, cuando decidan migrar cargas de trabajo a una nube pública sean invitados por esta a probar las virtudes de una base de datos alternativa . Pongamos que hablo de Amazon.

Con eso bastaría para justificar la obsesión de Ellison con AWS. El problema es que  el hombre no puede con su genio. Días atrás, en la conferencia con los analistas,  avisó que está un giro cerca un giro trascendental en el mercado de las TI: «cientos de miles de clientes van a mover la mayor parte de sus bases de datos a la nube y [puesto que la de Oracle es mayoritaria] esperamos que las muevan a la nube de Oracle; estén atentos a las noticias de las próximas semanas». Ya lanzado, añadió: «por primera vez hemos alcanzado el liderazgo tecnológico de la nube; nuestra segunda generación de IaaS ofrece el doble de potencia de computación, el doble de memoria, el cuádruple de almacenamiento y una velocidad diez veces superior a la de los servicios comparables de Amazon».

O sea que, antes de comentar los resultados de Oracle, corresponde mirar lo que Ellison quiere que miremos: en el tercer trimestre, un 62% de crecimiento de los ingresos cloud frente al 16% de descenso de las generados por nuevas licencias de software. Si esto no es transformación, ya me diréis. .

Con ingresos de 1.189 millones de dólares, el negocio cloud de Oracle representa el 13% del total de sus ingresos [hace un año eran el 8% y hace dos el 5,6%]. Esa cuantía se desagrega en dos bloques desiguales: PaaS + SaaS [1.011 millones, un 73% de aumento] y por otro lado IaaS [178 millones, un 19%].

Modestamente, se me ocurre una pega: no todo ese crecimiento es orgánico. Nada que objetar: todas las empresas compran crecimiento, aunque en el caso de Oracle el dúo PaaS + SaaS incluye el primer trimestre completo de consolidación de NetSuite, empresa por la que Oracle pagó 9.300 millones el año pasado. Esto explica que en doce meses esa categoría dual saltara de 583  a 1.011 millones de dólares.

Ahora bien, calculando grosso modo que la aportación de NetSuite fuera igual a su último trimestre autónomo como compañía autónoma [244 millones] resultaría que los ingresos orgánicos de PaaS + SaaS serían de, digamos, unos 750 millones de dólares, de manera que el crecimiento ya no sería del 73% sino del 29%. Para que Oracle iguale a Salesforce – otro fantasma de Ellison – la compra de NetSuite no habrá sido suficiente: la empresa fundada por su antiguo protegido Marc Benioff factura más de 2.000 millones por trimestre.

Disculpen la indigestión de cifras, pero queda por averiguar si los 178 millones de ingresos por IaaS avalan la  agresividad de Ellison hacia AWS. Su lugarteniente Mark Hurd afirmó en la misma conferencia que los ingresos cloud de Oracle «crecen más rápido que los de Amazon». Bueno, si no he leído mal, los ingresos de AWS (todos son IaaS) han crecido un 47% – sobre una base veinte veces mayor – mientras los de Oracle en IaaS  crecian un 19%.

Por último, rescataré las opiniones dispares de dos analistas. Brian White trabaja en Drexel Hamilton y, tras la conferencia, escribió un informe a sus clientes en que afirma que la peor parte de la transición en el modelo de negocio de Oracle está prácticamente concluída: «por vez primera en tres años, puedo ver la luz al otro lado de la nube». Por su lado, Brent Bracelin, de Pacific Crest, se alinea con los escépticos: «Oracle está en medio de un trance difícil y, para creer lo que dice, antes necesito ver pruebas de un crecimiento orgánico sostenible en cloud«.

Recapitulando, y aquí me detengo: la estrategia de Oracle es probablemente la única solución para preservar a su clientela de la tentación de pasarse a la nube de algún competidor. ¿Qué falta hace enredar con algo tan simple recurriendo a «hechos alternativos»?


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