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  22/01/2013

Michael Dell empieza de nuevo (es un decir) y 2

Ocurrió en diciembre, en Austin (Texas), durante la conferencia Dell World. El invitado estelar era Bill Clinton y el anfitrión, Michael Dell, aprovechó el momento para dar más empaque al «reposicionamiento» de su compañía en un mercado de las TI que poco tiene que ver con aquél en el que ha competido durante décadas. Para diferenciarse, Dell no venderá ingredientes sino soluciones plenamente integradas, que resuelvan los problemas de sus clientes. Lo que no dijo el presidente de la compañía es que, palabras más o menos, este es el discurso de todos sus competidores. Y, por supuesto, no dijo nada que permitiera adivinar sus planes de «privatización», que han aflorado la semana pasada.

La crónica de ayer se cerraba con dos preguntas: ¿qué venderá exactamente Dell (la compañía) a Dell (el hombre) y sus socios?, y ¿qué harán Dell (el hombre) y sus socios con Dell (la compañía)? El único segmento de actividad que en el tercer trimestre ha tenido un crecimiento digno de las expectativas (un 11%), es el de servers & networking. Dijo Michael Dell en Austin que la compañía ha alcanzado el número uno como suministrador de servidores en Norteamérica y en Asia. Globalmente, en unidades, Dell se ha colocado muy cerca del líder, HP, pero en ingresos sus 2.100 millones de dólares se quedan muy lejos de IBM y HP, que tienen catálogos más extensos y de más valor. «Si se observa nuestra trayectoria – afirmó – estamos en camino de convertirnos muy pronto en el número uno mundial del mercado de servidores».

Es una intención encomiable, pero hay que tener en cuenta que el mercado de servidores está cambiando radicalmente, y el cloud computing acabará afectando la primera fuente de beneficios de Dell, los servidores. Por esto, si aspira a ser reconocida como proveedora de soluciones «de extremo a extremo», deberá mejorar sus posiciones en otros campos adyacentes. El almacenamiento, sin ir más lejos, es un negocio en el que Dell no ha seguido el paso de la industria. En parte, como consecuencia de haber roto su contrato como revendedor de EMC para establecer su propia familia sobre la base de las adquisiciones de Compellent y EqualLogic, como parte de la estrategia de infraestructura convergente [una expresión para la que la industria no parece capaz de encontrar sinónimos]. Las cifras de Dell revelan que la convergencia – aquí entendida como suma – no ha funcionado: sus clientes que compran más servidores y equipos de networking que cabinas de almacenamiento.

Mientras tanto, HP ha conseguido, gracias a la disputada compra de 3PAR en 2010, convertirse en una potencia del sector del almacenamiento mientras Dell, que abandonó aquella puja endiablada, sigue estancada. A medio plazo, tal vez decida que la salida es integrar a fondo las subsidiarias adquiridas, a las que hasta ahora ha respetado una inusual autonomía.

En su empeño por llegar a ser un auténtico solution provider, Dell ha invertido más de 2.000 millones en dar forma a su catálogo de almacenamiento, y otros 1.000 millones en tecnologías de datacenter, movilidad y entorno cloud. Hasta ahora no se aprecian los resultados. Tal vez sean necesarias más compras.

La tenacidad de Dell en esta línea ha sido ejemplar: en los cinco últimos años ha dedicado más de 10.000 millones de dólares a comprar empresas como Perot Systems, Scalent, Boomi, Wyse, SonicWall, AppAssure y otras, para articular una cartera de software y servicios. La última adquisición importante ha sido Quest Software, que aún está en fase de integración.

Ahora que todo competidor que se precie debe tener una estrategia cloud, Dell se ha dotado de una red de centros de datos que ofrece a los clientes que se inclinan por una red hìbrida. La adhesión al consorcio OpenStack y su software open source va en esa dirección. Pero tal vez la iniciativa más ambiciosa sea el llamado Proyecto Ophelia, fruto de la compra de Wyse, un super-thin client con forma de USB, que puede dar acceso a través de la nube a casi cualquier sistema operativo (Windows, Mac OS o Chrome) y a soluciones cloud desarrolladas junto con Citrix. Ophelia funciona como cualquier USB: se conecta a un monitor o televisor y lo convierte en un ordenador; accede a Internet vía WiFi y vía Bluetooth a los periféricos necesarios. Es lo más cerca que Dell puede estar de una renuncia explícita a su antiguo oficio de fabricante de PC.


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